Aludes, 94 rescatados y pronóstico de más lluvias en la cordillera

Por los aluviones, hubo 20 desprendimientos de tierra entre Uspallata y Polvaredas. Dramático salvataje de viajeros. Quedan 400 aislados.

Aludes, 94 rescatados y pronóstico de más lluvias en la cordillera
Aludes, 94 rescatados y pronóstico de más lluvias en la cordillera

La ruta nacional 7, camino internacional a Chile, volvió a quedar cortada, pero esta vez como consecuencia de sucesivos aluviones que cayeron sobre la cinta asfáltica al cabo de varios kilómetros, entre Uspallata y Polvaredas. Los desprendimientos grandes fueron alrededor de 10, pero llegaron a 20 considerando otros de menor envergadura.

El fenómeno, inusual por la violencia con que se desató, tuvo origen en corrientes húmedas que, procedentes del Pacífico, volcaron su carga de agua sobre la cordillera mendocina. 
Los acontecimientos vividos en la zona de montaña, los dramáticos rescates en la madrugada y la interrupción de la carretera, no tienen precedentes; lo mismo el fenómeno meteorológico ocurrido, que fue descripto (por especialistas y veteranos hombres viales) como sin precedentes en más de medio siglo.

Sólo por un milagro no se registraron víctimas, ni siquiera heridos, cuando las circunstancias vividas por cientos de viajeros, lindaron con lo dramático y al filo de perder la vida. Un sobreviviente calculó que la "marejada" que pasaba delante de su auto tenía 4 metros de alto.
Superada la circunstancia de no haber tenido que lamentar desgracias personales, lo que seguirá ahora es un corte prolongado de la carretera, ya que se necesitarán muchas horas hombre y de máquinas en trabajo a full para dejar abierta la vía de comunicación con el vecino país.
 
Esto tiene directas consecuencias para el transporte de cargas, ya que sólo en la playa de estacionamiento de la Aduana, en Uspallata, había cerca de 1.000 camiones. También era numeroso el parque automotor pesado detenido en otros puntos (ruta 40, en Perdriel y en las cercanías de la Destilería de YPF). En lo que concierne al intercambio turístico, hay indicios de que el flujo de uno a otro lado de la cordillera sufrirá una merma elevadísima.

Además, y lo que es un agravante, el frente de tormentas seguirá hasta el domingo.

Cuando anochecía

Los sucesos se desencadenaron a partir de las 19 del jueves, cuando empezó a llover con intensidad en la montaña, y desde los cerros cercanos a la cinta asfáltica comenzaron a bajar correntadas de agua, con arrastre de piedras y barro.

En esas circunstancias fueron sorprendidos viajeros que hacían paseos turísticos a los puntos de la alta cordillera, especialmente a Los Penitentes, Puente de Inca, Las Cuevas y Cristo Redentor; algunos en sus unidades particulares y otros en vehículos contratados a tal efecto. Otros contingentes estaban integrados por veraneantes que regresaban de sus vacaciones de las playas del Pacífico y fueron sorprendidos por el desastre natural de camino a sus hogares.
Como resultado de los deslizamientos de materiales, en un rápido operativo terrestre y aéreo fueron rescatadas en medio de la tormenta 94 personas, 21 de ellas niños, algunos de corta edad.

Gran parte de los salvamentos se hicieron a pie y otros por medios de los 2 helicópteros de la Policía de Mendoza y del aparato particular que opera en el Parque Aconcagua. Por vía aérea se puso a salvo a 54 damnificados, especialmente mujeres y niños o afectados por alguna dolencia. Se estima que la operación para sacar a los aislados del terreno duró 2 horas y 15 minutos, y se debió cubrir más de 6 kilómetros de extensión para dar con los perjudicados.
Todos fueron trasladados a Uspallata, revisados en el hospital Luis  Chrabalovsky, de esa localidad, y derivados al Grupo de Artillería Montaña 8.

La magnitud del desastre fue tal que el Gobernador de la Provincia, Francisco Pérez, y varios de sus ministros, se trasladaron en la madrugada a la zona de los cortes y permanecieron allí por espacio de hasta 9 horas, inclusive tomando parte activa en las misiones de auxilio de las personas en peligro. 

Otra es la situación de los habitantes permanentes de las villas de alta montaña y los eventuales visitantes, que por ahora revisten la categoría de aislados, hasta que puedan salir de sus alojamientos. En el centro de esquí Los Penitentes hay unas 400 personas alojadas y algunas necesitan medicamentos, como insulina para diabéticos, tal como lo comunicó el ministro de Seguridad, Carlos Aranda.
  
Sin precedentes

El ingeniero Miguel Rivas,  jefe de IV Distrito de Vialidad nacional, con más de 40 años en el oficio, dijo que nunca había visto algo igual. Algo similar opinó el ministro de Infraestructura, Rolando Baldasso. Los dos técnicos mostraron piedras de 3 a 4 m3 movidas con facilidad por la corriente.

El primero de los tajos abierto por la correntada se produjo a unos 10 km de la villa de Uspallata, en la denominada Quebrada Seca, un nombre con una implícita ironía porque alrededor de las 11 de la víspera, todavía los cañadones bajaban cargados de agua turbia y violenta.

Allí se trabajaba con máquinas de Vialidad nacional, que iban abriendo una brecha en la montaña de materiales que bajaron de las alturas. Cuando llegaron los equipos, el corte tenía una extensión de 200 metros de acumulación de material, pero el de mayor volumen, más arriba, embancó el camino en unos 500 metros aproximadamente; se llevó la carpeta asfáltica y otras obras de seguridad vial imprescindibles, como alcantarillas, sifones y otras instalaciones. Un ingeniero de Vialidad provincial calculó en 15.000 m3 la acumulación de material de arrastre, en la interrupción de Quebrada Seca.

En ese punto había sorprendida una dotación de personal de la empresa Green SA, la contratista que hace el mantenimiento de la ruta 7, cuando los deslaves comenzaron a producirse. El resultado fue que una retropala, una minicargadora, una motoniveladora y un carro para transportar elementos, fueron destruidos y arrojados cerca del lecho del río Mendoza, donde quedaron convertidos en hierros deformes. Afortunadamente, los operarios pudieron ponerse a salvo.

A partir de allí, hacia el oeste se sucedieron las interrupciones hasta muy cerca de Polvaredas. El quiebre del camino, en el kilómetro 1.168, no resultó el más importante. Rivas comentó que el tercero en dirección a Las Cuevas podría ser el más voluminoso, con un frente de aproximadamente medio kilómetro.

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