Picos y palas en mano, centenares de socorristas cavaban ayer en las toneladas de lodo dejadas por un alud que sepultó esta semana la mitad de una montañosa comunidad mexicana, en una -al momento- infructuosa búsqueda de los 68 habitantes que siguen desaparecidos.
Soldados, infantes de marina y socorristas de Protección Civil trabajaron durante toda la noche del jueves en La Pintada, una aislada comunidad dedicada al cultivo del café situada al oeste del puerto de Acapulco (sur), también duramente castigado por inclementes lluvias.
El pequeño pueblo de 400 habitantes se ha convertido en la zona cero de dos devastadoras tormentas que azotaron México desde el fin de semana pasado inundando ciudades, rompiendo puentes y matando al menos a 97 personas, de acuerdo con el último balance oficial.
En medio de la tragedia, las autoridades buscan un helicóptero con el que se dejó de tener contacto hacia el mediodía del jueves, mientras realizaba tareas de socorro en la misma región montañosa del estado de Guerrero. El gobierno reportó que 68 habitantes de La Pintada están desaparecidos tras el deslave del lunes, pero los equipos de rescate del gobierno sólo han sacado dos cuerpos del barro.
El lunes, cuando ocurrió la tragedia, los lugareños estaban celebrando las festividades nacionales de la Independencia.