Más de 100 personas continúan desaparecidas y ocho murieron tras el gigantesco alud que golpeó el sábado "como un tren de carga" una comunidad de montaña en el noroeste de Estados Unidos, según el último informe de las autoridades locales.
La cantidad de personas reportadas desaparecidas por el deslizamiento de tierra que impactó la comunidad rural de Oso, al noreste de Seattle (estado de Washington), registró un fuerte aumento de 18 a 108, según el último balance de este lunes.
"Todavía estamos en modo de rescate aquí, pero la situación es muy desalentadora", dijo Travis Hots, responsable del cuerpo de bomberos del condado de Snohomish.
"Tenemos esperanza de que encontraremos personas que todavía están vivas, pero no hemos encontrado a nadie vivo desde el sábado", agregó.
John Pennington, director del departamento de manejo de emergencias del condado, dijo que la cifra de desaparecidos debe ser tomada con cautela, ya que incluye a todas las personas que pueden haber estado en la zona y no han sido ubicadas hasta el momento, pero que no necesariamente desaparecieron en el alud.
Sin embargo, explicó que hubo 49 viviendas de diversos tipos afectadas, y que probablemente había más personas en sus casas de lo habitual por tratarse de un fin de semana.
"Hasta el momento hay 108 informes de nombres de individuos" que están desaparecidos, dijo Pennington. "Esto no significa que hay 108 heridos o 108 muertes, son 108 informes", remarcó.
Los escombros que dejó el alud abarcan un área de unos 2,4 kilómetros de ancho y unos 4 a 6 kilómetros de profundidad, informó The Seattle Times.
Los equipos de rescate reportaron haber oído voces pidiendo ayuda el sábado, pero Hots dijo a periodistas que "no vieron o escucharon señales de vida" el domingo.
Un bebé de cuatro meses y su abuela están entre los desaparecidos, informaron medios locales.
"Hemos desplegado el máximo de socorristas", explicó en rueda de prensa el domingo el gobernador del estado de Washington, Jay Islee, que declaró el estado de emergencia para el área.
Helicópteros, aerodeslizadores y personal de rescate trabajaban en la zona. Las operaciones de socorro eran sumamente delicadas debido a la inestabilidad del terreno, lo que hacía temer un nuevo deslizamiento.
El área fangosa era tan inestable que algunos socorristas "quedaron atrapados literalmente hasta las axilas" y tuvieron que ser rescatados, dijo Inslee.