Altos costos y posibles salidas

Altos costos y posibles salidas

El viñatero necesita cada vez más vino para pagar insumos y lo necesario para vivir. Posiblemente le den menos vino por kilo de uva, culpa de la alta inflación.

Entre febrero de 2013 y de 2014, los salarios según Soeva se han incrementado un 25%. Los costos de los insumos también aumentaron: los fertilizantes 153% interanual y los herbicidas 109%.

Además hemos observado una mayor participación de la cosecha en los costos: actualmente el levantamiento de la cosecha más el flete superan el 45%.

En cuanto a la liquidación al viñatero, existe preocupación en lo referente a cuántos litros le corresponde por kilo a aquellos que se deciden a elaborar.

Los insumos enológicos también han tenido subas que van a golpear en la relación kilos-litros.

En tanto el precio del vino, está teniendo un incremento pero todavía no es suficiente para igualar la marcha de la inflación, que también está haciendo sentir sus efectos maléficos en otros aspectos.

Por ejemplo, en lo referente al comercio exterior, dado que la inseguridad de costos no permiten una normal comercialización de nuestros vinos en el exterior. España y otros competidores han salido con muy buenos precios y si bien nuestra calidad es muy apreciada, lentamente estamos perdiendo competitividad porque los costos internos nos abruman.

Es necesario que urgentemente se revean las medidas de la retenciones y reintegros. Si no, este año vamos a quedar nuevamente afuera y eso sería muy grave por la pérdida de mercados.

También ha tenido mucha incidencia el aumento de las tasas de interés y la menor disponibilidad financiera de los bancos luego de la devaluación y las medidas del Banco Central.

Los bancos han acortado el sobregiro en cuenta corriente y han aumentado los intereses en forma muy marcada. Eso ha provocado que las empresas proveedoras del mercado vitivinícola hayan cortado posplazos, las bodegas tienen que pagar de contado y entonces hay necesidad de tener efectivo.

Eso también ha golpeado los bolsillos de los productores, porque a la hora de comprar es el eslabón más débil de la cadena. Es decir que la falta de liquidez también incide hoy en el precio de la uva y del vino, para que no aumente como debería ser.

Indudablemente que ante la escasez de cosecha y las situaciones antes nombradas, al productor le conviene hacer vino, puesto que se tiene que tonificar y esperemos que sea lo suficiente que justifique la espera.

Mientras tanto, hay que auxiliar al viñatero con créditos subsidiados para que realice las labores normales y luego cancele cuando pueda vender bien su vino. Hay que defender al pequeño productor.

Si no, el año va a ser muy largo, puesto que las condiciones dentro de la industria están dadas para que aumente el precio. Lamentablemente la situación macro del país juega en contra.

Para ayudar a revitalizar el precio del vino, el fondo de estabilización es una buena herramienta y va a cooperar para equilibrar la oferta y demanda del vino.

Es una esperanza, al igual que la ley para edulcorar bebidas analcohólicas, que tonificaría el mercado del mosto internamente. Es otra medida de fondo que el sector espera y que las entidades estamos animando para que salga la ley nacional necesaria.

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