Gimnasia comenzó a escribir de la mejor manera el último capítulo de esta novela. Y eso que dio ventajas. Con Oga y Taborda sentados en el banco, el Lobo salía a bancar una parada que se insinuaba complicada (Unión Aconquija había perdido sólo un partido como local en más de un año de competencia).
Te doy la pelota y aquí, sentado, te espero. Bajo ese libreto, el equipo mendocino transitaba los primeros minutos de partido.
Transcurrieron los minutos y el Lobo se cansó de esperar a un local que vaya a saber si por respetar mucho al elenco de Toti Arias o por propias limitaciones no encendía alarmas en las inmediaciones del área mendocina. Un tiro libre envenenado de Sacayán que Alasia puñeteó había sido lo más importante.
Y siendo generoso a la hora de escarbar entre las situaciones de cierto riesgo. Gimnasia respondía por medio de Marclay, quien robó una pelota en la salida local y sacó un derechazo que se fue ancho.
El partido ya estaba pasando de malo a muy malo. Garín se iba lesionado e iba ingresar Benítez para que Corvalán pase a ocupar el lugar de volante por derecha.
Cambiaban los nombres en el fondo pero no el rendimiento. Pomba y Villarino se devoraron a Paz y Olea y nada serio se generaba en un mediocampo de pobres ideas.
Socallán inquietaba por izquierda pero no encontraba un socio para establecer una comunidad al ras del piso y El Estanciero consumía su tiempo y también gran parte de sus chances de ascenso.
Para el complemento parecía que Gimnasia se animaba a trepar un poco más de metros en la cancha, pero no. Fue sólo un espejismo.
El Lobo no quería sorpresas. Se aferraba al cero y ni el ingreso de Oga lo hizo crecer en sus ambiciones ofensivas.
El Mago guapeó una pelota dentro del área, ganó y sacó un disparo débil al primer palo que no fue problema para Pombo. El local, a falta de ingenio, insistía con la pelota quieta pero con el mismo magro resultado que por abajo.
Todo era a pedir del Mensana, que no pretendía que el encuentro tomara vuelo en emotividad. No le interesaba.
Chato, aburrido y mediocre eran calificativos del encuentro, lo que significaba que Gimnasia había impuesto condiciones en la altura de Aconquija.
Y esto no es poco teniendo en cuenta que la revancha será en el Víctor Legrotaglie, donde el Lobo se enciende en “Modo Feroz” y extermina a sus rivales.
Por eso ahora, más que nunca, la sensación toma cuerpo y ya no se puede contener. Como cantó ese puñado de simpatizantes de Gimnasia desde las gradas de Aconquija, todo indica que “el Lobo va a volver...”.
Anoche se jugaban las otras finales
Al cierre de esta edición, Estudiantes de Río Cuarto (Córdoba) vs. Deportivo Madryn de Puerto Madryn (Chubut), arbitrado por Ramón Mariano González; y Unión de Villa Krause (San Juan) vs. Atlético Paraná (Entre Ríos), controlado por Nahuel Maximiliano Viñas; estaban en juego.
Los cotejos revancha de estas dos finales también se jugarán el sábado venidero, cuando se invertirá la condición de local.
De finalizar igualadas las finales en puntos y goles, estas dos series también se definirán con tiros desde el punto penal.