Espiritualidad y porteñidad, autodidacta y mago, pero siempre “bisagra” en la historia del tango: así definen a Aníbal Troilo, “Pichuco”, sus colegas y quienes lo acompañaron, en el centenario de su nacimiento que se celebra hoy, por el que se vienen realizando homenajes en 140 ciudades del mundo.
“Nunca un tanguero, que yo recuerde, recibió una distinción como el diploma de Profesor Honorario de la Universidad de Buenos Aires”, dijo Francisco Torné, nieto de Troilo e integrante de la Comisión Homenaje que propuso organizar “100 homenajes en 100 ciudades del mundo” durante 2014.
Cada 11 de julio, desde 2005, se celebra en Argentina el Día Nacional del Bandoneón, reconocimiento que fue propulsado por Torné y también por el poeta Horacio Ferrer, amigo del músico y presidente de la Academia Nacional del Tango.
“Troilo transmitía espiritualidad y porteñidad”, afirmó el poeta, escritor e historiador Ferrer, y sostuvo que a pesar de que había estudiado “muy poca música, era un mago”.
Ferrer manifestó que “había un afecto muy grande, era hincha de él”, y agregó que “por supuesto que él se sentía muy feliz de ver a un chico de 12 o 14 años seguirlo siempre al lugar donde actuaba, después la amistad fue deviniendo como consecuencia de eso”.
Entre los cantantes que acompañaron a Pichuco se destacan Elba y Raúl Berón, Angel Cárdenas, Roberto Goyeneche, Francisco Fiorentino, Alberto Marino, Carlos Olmedo, Tito Reyes, Edmundo Rivero, Roberto Rufino, Floreal Ruiz, Nelly Vázquez y Roberto Achával.
Entre los pianistas, que luego se convirtieron en directores de sus formaciones, figuran Orlando Goñi, José Basso, Osvaldo Berlingieri y José Colángelo, y entre los bandoneonistas se destacaron Astor Piazzolla, Ernesto Baffa y Raúl Garello.
Garello, precisamente, será uno de los que actuará hoy en Buenos Aires en su homenaje. “Troilo es el maestro”, afirmó, y recordó que fue durante “muchos años” bandoneonista y arreglador en su orquesta, y destacó que “lo de Pichuco es un arte fuera de serie por todo lo que hizo. Si no fuera así, hubiera pasado sin pena ni gloria porque el tiempo es terrible, pero nunca decayó”.
Entre los actos a realizarse el hoy en la capital porteña, los familiares de Pichuco programaron para las 10 un responso en el Recinto de Personalidades del cementerio de Chacarita y luego, a las 12, se inaugurará un monumento a Pichuco y otro al bandoneón, y se descubrirá una la placa, todo en el Pasaje Carlos Gardel de la Capital Federal.
Asimismo, Troilo será recordado también hoy con la proyección de “Pichuco”, película dirigida por Martín Turnes y que fue seleccionada para el Bafici 2014, basada en entrevistas a músicos de diversas generaciones y estilos.
Pichuco era el nombre por el cual llamaban a uno de los amigos de la familia, que se considera es una deformación del napolitano “picciuso”, que significa “llorón”.
Troilo tuvo dos hermanos, Marcos y Concepción, que murió de corta edad.
Pichuco escuchaba el bandoneón en los bares de su barrio y a los 10 años su madre le compró su primer instrumento, con el que tocó toda su vida.
A los 11 años Pichuco realizó su primera actuación en un bar del Mercado de Abasto, a los 14 formó un quinteto y luego integró el sexteto del violinista Elvino Vardaro junto al pianista Osvaldo Pugliese y Alfredo Gobbi (hijo).
Troilo pasó por orquestas dirigidas por Julio de Caro, Juan D'Arienzo, Angel D'Agostino y Juan Carlos Cobián, y trabajó con su orquesta en forma ininterrumpida hasta su muerte, ocurrida el 18 de mayo de 1975.
La muerte del poeta Homero Manzi (1907-1951) le produjo una profunda depresión que duró más de un año. En su memoria compuso el tango “Responso”, uno de los más recordados.
Sus restos mortales se encuentran sepultados en el mencionado Recinto de Personalidades del cementerio de la Chacarita junto a otros tangueros célebres como Agustín Magaldi y el “Polaco” Goyeneche.
