El juez Daniel Rafecas realizó un allanamiento en el convento de General Rodríguez donde fue detenido José López y secuestró dos celulares que se sumarán a otros nueve que ya investiga la Justicia.
Además, en las últimas horas recibió un informe sobre la salud de la hermana Alba, la religiosa de 95 años que tenía una estrecha relación con el ex funcionario y su esposa.
A pedido del fiscal Federico Delgado, el juez de la causa allanó ayer el convento y secuestró un celular que usaba la hermana Alba, marca Samsung, y otro que sería del fallecido monseñor Rubén Di Monte, de la marca Siemens. “Son dos celulares viejos, pero se van a mandar a peritar”, dijo una fuente judicial.
El celular de Alba tiene interés para la causa a partir de la declaración de dos monjas, que dijeron que la mujer de López, María Amalia Díaz, se comunicó el lunes 13 de junio con la religiosa para avisarle que su marido iba a ir al monasterio.
En realidad, según pudo saber, la comunicación se hizo desde el celular de la mujer pero el que habló fue López.
Las monjas lo esperaron hasta la medianoche, pero luego se fueron a dormir. López tardó demasiado en llegar. Todavía no está determinado su itinenario.
Los dos celulares seguramente se sumarán al paquete de nueve teléfonos que el fiscal Delgado ya le entregó al cuerpo de Investigadores Judiciales de la Policía Judicial del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad.
Los aparatos clave son los dos que tenía López en el auto cuando fue detenido: un Iphone 6, casi impenetrable, y un Huawei que se logró abrir pero no tenía pruebas esenciales para la causa.
En las últimas horas, Rafecas también recibió un informe del Cuerpo Médico Forense que determina que la hermana Alba no está en condiciones de declarar. Según ese estudio, la religiosa padece “un descenso cognitivo que la compromete psíquicamente para afrontar un proceso penal”. No obstante, el juez decidió pedir estudios complementarios para descartar cualquier duda.CC
