Los alimentos transgénicos son aquellos que han sido producidos a partir de un organismo modificado medianteingeniería genética y al que se le han incorporado genes de otro organismo para producir las características deseadas.
Las mutaciones de ADN se iniciaron a finales de los años 90, momento en que sale al mercado el primer transgénico. A la intención inicial, erradicar las hambrunas y crear alimentos con más resistencia en el proceso de crecimiento y cultivo, pronto se sumaron otras consecuencia de las investigaciones científicas que, yendo más allá, vieron infinitas posibilidades alimentarias en la aplicación de esta, entonces, novedosa técnica. Entonces comenzó a utilizarse para beneficio de las industrias alimentarias.
VENTAJAS E INCONVENIENTES
El debate sobre si sus efectos sobre el medio ambiente y la salud son dañinos o no, es incesante desde que se empezó a experimentar en los laboratorios. La polémica persigue a los transgénicos y hay detractores y defensores a ultranza de su uso y consumo. En el mundo de la ciencia y la nutrición conviven ambas opiniones a favor y en contra.
Alterar la genéticamente un alimento puede suponer la aparición de agentes nuevos que generen intolerancia o alguna clase de alergia alimentaria.
Algunos organismos se preocupan por analizar esta clase de alimentos. Greenpeace, ONG dedicada al cuidado del medio ambiente, se preocupa, no sólo por preservar la naturaleza, sino por la salud y advierte de los problemas que pueden surgir si se usan transgénicos..
No obstante, están demostrados los beneficios que aportan al ser productos mucho más resistentes a las plagas que afectan a las cosechas, a los herbicidas y a las inclemencias climáticas. Además, con los transgénicos se facilitan las labores de cultivo y recolección. En cuanto a sus características, con la manipulación se les pueden incorporar nuevos nutrientes o cambios en su morfología –sabor, color, olor…- que los hacen más atractivos nutricionalmente.
CÓMO RECONOCERLOS
Los fabricantes de la industria alimentaria están obligados, hoy en día, a informar a los consumidores sobre la procedencia de los alimentos, su composición y si son o no transgénicos. Las etiquetas deben especificar si tienen la condición de transgénico, así como si proceden de otro alimento que haya sufrido una mutación genética. En Europa no todos los transgénicos están autorizados y sólo algunos se pueden cultivar para luego comercializarse.
Para muchos los alimentos transgénicos son un gran descubrimiento lleno de ventajas. Para otros no sólo no deberían de comercializarse, sino deberían desparecer.