Desde que es oposición, el justicialismo mendocino sufre un desorden interno de difícil resolución. Como consecuencia, el oficialismo varias veces no encontró interlocutores confiables para discutir y buscar elementales pautas de consenso en el ámbito legislativo. Ocurrió, por citar algunos ejemplos, con la discusión del Presupuesto provincial de 2017, o el año pasado a raíz de la división del PJ en tres listas para competir en las PASO.
En estos momentos posiblemente se esté acentuando la grieta interna y de ese modo la resolución de la disputa partidaria por consenso o en elecciones tranquilas aparece bastante lejana. Posiblemente la derrota en las legislativas del año pasado haya servido para que las diferencias entre sectores, o concretamente entre determinados dirigentes, trascendieran mucho más, dando paso a un intento de reacomodamiento ideológico y metodológico como el que se registra en estos tiempos. Así, nada garantiza que en lo sucesivo el peronismo continúe unido y hay quienes vaticinan un escenario similar al nacional, con sectores muy distanciados.
En la semana tuvo gran repercusión la reunión que el nuevo sector K “Podemos vivir mejor” mantuvo en Buenos Aires con Cristina Fernández de Kirchner. La ex presidenta avaló sin dudar la ruptura que produjeron camporistas y allegados en nuestra provincia con el resto del peronismo, lo que derivó en la división de los bloques legislativos y en el consecuente montaje de un escenario partidario complejo.
Quienes pertenecen al espacio liderado por el kirchnerismo consideran que Cristina Kirchner, al recibirlos, mandó un fuerte mensaje hacia adentro del PJ mendocino, dando a entender que también aquí los que le responden y la siguen están en condiciones de librar batalla por afuera de la tradicional estructura y buscar ser la voz de la oposición, como alguna vez planteó la ex presidenta con referencia a Unidad Ciudadana, su nuevo espacio, con el que compitió para ser senadora nacional detrás de Cambiemos.
En “Podemos” comentan que la que se realizó en el Instituto Patria fue sólo una reunión inicial, porque lo que buscarán realizar de ahora en más es la consolidación provincial del sector bendecido por Cristina Kirchner.
Los más expertos del nuevo sector son, en especial, dirigentes que se arrimaron desde el espacio que encabezó Jorge Tanús en las PASO del año pasado y que produjo el histórico quiebre del tradicional sector Azul del PJ. Referentes de ambos grupos caminan juntos la provincia y buscan formar una corriente fuerte en directa sintonía con el kirchnerismo a nivel nacional. Si bien dicen representar un porcentaje mayoritario de votos del peronismo, los de la otra vereda de la interna niegan ese cálculo en base a la sumatoria que en las urnas tuvieron “tanusistas” y cristinistas en las primarias abiertas del año pasado.
Tanús, por ejemplo, aporta su experiencia legislativa, con varios años ejerciendo la presidencia de la Cámara de Diputados y haber acompañado desde la banca a los tres últimos gobiernos que tuvo el PJ en esta provincia.
Conformados los bloques en la Legislatura y con la aparente consolidación del espacio desde el punto de vista partidario, pretenden encarar su expansión en los departamentos, en especial en los 13 que no están en manos de peronistas, de modo de no tener una estéril confrontación con los “caciques” para sumar adhesiones.
En cambio, quienes están más alejados de la actual disputa entre la conducción partidaria y el cristinismo opinan que, a pesar del gran desorden partidario, no hay que subestimar la capacidad de expansión de los intendentes, no sólo en los departamentos que conducen los cinco (Maipú, San Martín, San Rafael, Lavalle y Tunuyán) sino en el resto de la provincia, en base a las estructuras ya consolidadas y a la experiencia de sus dirigentes.
Nadie en el PJ arriesga nada con respecto a las posibilidades electorales del año próximo. En las actuales circunstancias, y pese a la crisis económica que afecta al país y golpea al gobierno de Macri actualmente, están los que opinan que al peronismo le va a faltar tiempo para organizarse en Mendoza y asomar con chances de colocar al sucesor de Cornejo. Definir un firme rol opositor en las actuales condiciones partidarias se ve como algo dificultoso, no sólo por el quiebre registrado recientemente, sino porque toda posibilidad de que uno de los sectores sea más dialoguista con el gobierno que el otro genera incertidumbre en el electorado y termina favoreciendo a quien tiene el poder.
Mientras tanto, en el oficialismo provincial siguen con atención los pasos que dan en el peronismo para tratar de saber con qué oposición contarán en la segunda parte de la gestión.
Advierten que en el kirchnerismo se muestran con un objetivo político más claro que en el sector identificado con la conducción partidaria, que dispuso ordenar a sus diputados que el proyecto de ampliación de la Corte no tenga ningún tratamiento en la Legislatura. Esta postura surgió luego de que el kirchnerismo insinuara avalar el debate tras la reunión que la senadora nacional Fernández Sagasti mantuvo con el gobernador Cornejo.
Y aquí resalta otro hecho muy curioso. Mientras a nivel nacional el peronismo liderado por los K es la más fuerte oposición a Cambiemos y el resto del peronismo se muestra amigable y, como desde que asumió Macri, dispuesto a garantizar la gobernabilidad, aquí se produce todo lo contrario: el PJ más tradicional, con Omar Félix a la cabeza, es el más reacio a dar algunos debates, mientras que el kirchnerismo se abre justo a esa posibilidad con uno de los temas más calientes y polémicos.
Cornejo y sus tiempos. Mientras todo esto sucede en el principal sector de la oposición provincial, Cornejo pacientemente va asegurando su estructura política para la contienda electoral del año próximo, en la que pretende que lo suceda un dirigente de su confianza, que llegue con un respaldo en las urnas que signifique el aval ciudadano a su paso por el poder.
Si bien en el radicalismo destacan que la designación de Alejandro Verón como subsecretario de Desarrollo Social es más que nada un reconocimiento a su capacidad como funcionario, no pasa inadvertido que se trata de un nuevo guiño a Libres del Sur, agrupación política fundacional de Cambia Mendoza (su vínculo con el Gobernador viene desde mucho antes) que se mantiene en el frente oficialista provincial y que tiene la particularidad de ser oposición al macrismo a nivel nacional.
El cornejismo parece ponerle punto final a algún desencuentro reciente y a enojos de la dirigencia de Libres del Sur por no haber sido requerida como esperaba en las candidaturas para las legislativas del año pasado.
El Gobernador comienza a poner a su frente gubernamental y electoral a resguardo de disidencias y eventuales deserciones (¿demócratas?) y de una situación nacional en estos momentos inestable, que hace dudar de que se traduzca el año próximo en un apoyo en las urnas como el que a Cambiemos hizo soñar el triunfo en las legislativas de octubre pasado.
El costo político de las medidas tomadas a destiempo o de imprevisiones en la gestión muchas veces echan al olvido abruptamente a las más ambiciosas expectativas.