Como si fuera un extracto del tema de Joan Manuel Serrat, la avenida Eulalia Calderón de Las Catitas (Santa Rosa) se vistió durante el mediodía y la tarde de ayer de fiesta. Con banderas colgadas de cordeles (aunque no eran verdes, rojas y amarillas, sino que eran celeste y blanca), casi 500 personas disfrutaron de un miércoles especial que incluyó la posibilidad de ver el partido de Argentina en pantalla gigante, conocer y adquirir productos artesanales de emprendedores de la zona, disfrutar de bandas en vivo y figurar, al menos por algunos minutos, en la transmisión en vivo de la TV Pública como parte de uno de los puntos de aliento que se eligieron en todo el país para alentar a la selección.
“Está genial que se organicen juntadas así para ver el partido. Lo vemos todos juntos en el pueblo y festejamos. No tuvimos clases y vale la pena que sea para ver a la Selección”, destacó emocionado Marcelo (14). “Ojalá haya partidos todos los días", remató entre risas en la previa.
Desde las 11, la gente de Las Catitas empezó a ganar la avenida principal del distrito. Otros de la ciudad de Santa Rosa, de La Dormida, de San Martín, de Junín y de Rivadavia se sumaron a la fiesta. Nadie quería quedarse afuera. La escenografía invitaba a quedarse en puestos de ropa, artesanías, comidas y una kermés con juegos educativos.
Al final de la calle estaba la pantalla gigante que mostraba, en vivo, la transmisión de la previa, con conexión en los cuatro puntos de aliento (Esquel, Dolores, Salta y Santa Rosa). Cada vez que los ojos y las cámaras se posaban en Las Catitas, la explosión era plena: banderas, camisetas, caras pintadas y el infaltable “Vamos, vamos, Argentina” se apropiaban de la avenida. Es que eso se estaba viendo en vivo y en directo para todo el país.
“Me gusta mucho que se hagan estas cosas, más en mi pueblo. Ahora, si hoy ganamos van a tener que traer la pantalla gigante todos los partidos acá”, agregó a su turno Gastón Marsonet (21), mientras hacía flamear la bandera argentina de un lado al otro aguardando que empezara el partido.
Una fija de la postal fueron las familias enteras que mudaron su pasión al lugar. “Es la primera vez que viene algo tan grande al pueblo. Esto está buenísimo para que el país nos conozca. Las Catitas es un lugar muy tranquilo”, contó Cristina Pozo. “Vamos a ganar 3 a 0” interrumpió su nieto de 5 años, Fabio Galeazzi. “¡Eh, dejale uno a Higuaín!” acotó otro vecino que escuchaba. “Bueno, él hace el cuarto” sentenció el pequeño
Minutos antes de las 13, la televisión ya mostraba a las selecciones de Argentina y de Nigeria. En Las Catitas la gente aplaudía. Ni el frío ni el cielo gris eran suficientes para amedrentar a los vecinos, que iban aumentando en cantidad en la medida en que se acercaba el partido.
Las banderas moviéndose de un lado al otro y el infaltable “oh, oh, oh” para acompañar la introducción del Himno, presagiaban que en cuestión de segundos empezaría, en Porto Alegre, el tercer partido argentino. Mientras tanto, a miles de kilómetros, en Las Catitas todo un pueblo cantaba por la albiceleste.
Habían pasado apenas tres minutos de partido y el genio de Messi ya adelantaba a la selección en el marcador. 1 a 0 y a festejar desde tempranito. “¡Qué bueno que Messi sea argentino!” gritó Pablo abrazándose a otro vecino. Todo era alegría y el partido recién empezaba
Sin embargo, cuando algunos todavía hacían sonar sus bocinas y vuvuzelas, y mientras otros ni siquiera habían alcanzado a acomodarse, llegó el empate nigeriano. Había pasado menos de un minuto y otra vez estábamos iguales.
Más allá del empate, la fiesta no se apagó en la calle. Cada vez que atacaba Argentina, en Las Catitas se vivía una emoción intensa; aún quedaba mucho. Se acababa el primer tiempo, parecía un empate clavado y La Pulga volvió a tener un tiro libre de esos que a él le gustan.
Lo pateó como si fuera de otro planeta -quizás de Júpiter, como dijo después del partido el DT nigeriano-. La clavó en el ángulo: 2 a 1, fin del primer tiempo y a festejar. Encima, el sol empezaba a asomarse y el frío se empezaba a esfumar de a poco.
“Estoy encantada con todo lo que han hecho, es realmente buenísimo”, acotó María Ester Ocampo, una de las artesanas que participó con su puesto de artesanías múltiples, muchas de ellas hechas con material reciclado.
También estaba en el lugar Johana Fernández, profesora de Educación Física y quien acababa de llegar junto a un grupo de chicos de dos escuelas albergue de la Colonia San Jorge. “Son 25 chicos. Recién llegamos y vamos a disfrutar de los juegos después del partido", explicó con entusiasmo.
Decenas de personas estaban haciendo la cola para comprar un choripán, una hamburguesa o algo para saciar el hambre cuando empezó el segundo tiempo y llegó el empate nigeriano.
¿Otra vez a sufrir?. ¡Para nada!. Porque de la rodilla de Marcos Rojo llegó el tercer gol argentino. “¡Así se grita un gol!” decretó una mujer tras festejar el 3 a 2 mientras aguardaba en la cola de los choripanes. El resto fue aguardar a que se terminara la primera ronda. Con el partido terminado fue el momento de la celebración, de regresar a los juegos, a las artesanías y de escuchar a las bandas que tocaron en el mismo escenario.
El cierre, ya con el sol a pleno, fue con un show de Altertango y con los vecinos de toda la zona Este volviendo a su rutina. “Todo es más lindo cuando gana Argentina”, se escuchó a lo lejos.
Retomando el tema de Serrat, como canta el catalán, la gente fue bajando la cuesta, porque en la calle ya se había acabado la fiesta. Al menos, hasta el próximo martes.