Mandatarios de distintos países apoyaron el ataque misilístico de Estados Unidos a una base aérea siria, en tanto Rusia condenó el ataque como una “agresión”.
El ataque de misiles, la primera ofensiva directa de Estados Unidos contra fuerzas del presidente sirio Bashar Assad, fue condenado por sus aliados Rusia e Irán, pero bien recibido por la oposición siria y sus defensores, que expresaron su esperanza de que indicara un punto de inflexión tras seis años de devastadora guerra civil.
El ataque supone la orden militar más relevante de Donald Trump desde que asumió la presidencia de Estados Unidos y aumenta la implicación de Washington en el complejo conflicto sirio. El gobierno de Obama amenazó con atacar a las fuerzas de Assad tras ataques previos con armas químicas, pero nunca llegó a hacerlo. Trump pidió a “todas las naciones civilizadas” que se sumaran a Estados Unidos para poner fin a la violencia en Siria.
Unos 60 misiles Tomahawk golpearon la base aérea de Shayrat, al suroeste de Homs, una pequeña instalación con dos pistas de aterrizaje desde la que suelen despegar aeronaves para bombardear objetivos en el norte y el centro de Siria. Los misiles estadounidenses impactaron a las 3.45 de la madrugada, hora local (0045 GMT) del viernes y afectaron a las pistas, hangares, torre de control y reservas de munición, según funcionarios estadounidenses.
Los misiles se lanzaron desde dos buques de guerra en el Mediterráneo en represalia por el mortal ataque del martes con armas químicas, que según funcionarios estadounidenses combinó cloro con un agente nervioso, posiblemente gas sarín.
La oficina de Assad calificó los ataques de “temerarios” e “irresponsables”. Las fuerzas armadas sirias dijeron que los ataques dejaron al menos siete muertos y nueve heridos. El Observatorio Sirio por los Derechos Humanos con sede en Gran Bretaña dijo que entre los siete muertos había un general y tres soldados.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, vio el ataque como una “agresión contra un estado soberano en violación del derecho internacional”, según su portavoz, Dmitry Peskov.
“La iniciativa de Washington asesta un golpe significativo a las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, que ya están en un estado deplorable”, dijo Peskov. El vocero añadió que el ataque crea un “importante obstáculo” para crear una coalición internacional contra el terrorismo.
El Kremlin cuestionó más tarde la eficacia del ataque, señalando que sólo 23 de los 59 misiles habían alcanzado la base aérea. Los proyectiles destruyeron seis aviones sirios pero dejaron la pista de aterrizaje intacta, afirmó Moscú, que confirmó haber sido informada del ataque con antelación.
Un funcionario estadounidense dijo que todos menos uno de los 59 misiles alcanzaron sus blancos -aviones, refugios antiaéreos y la zona de combustibles-. El funcionario habló bajo la condición de anonimato por no estar autorizado a informar sobre reportes iniciales.
En Ginebra, el enviado de la ONU para Siria, Steffan de Mistura, dijo a la AP que su oficina convocaría a una reunión urgente de una fuerza de tareas para el cese de fuego presidida conjuntamente por Estados Unidos y Rusia. Añadió que Rusia pidió la reunión y Washington estuvo “de acuerdo”.
Una coalición liderada por Estados Unidos bombardea objetivos del grupo extremista Estado Islámico en Siria desde 2014, mientras que la fuerza aérea rusa ha atacado tanto a los grupos extremistas como a los rebeldes sirios para asistir a las fuerzas de Assad.
Arabia Saudí y Turquía, que respaldan a la oposición siria, celebraron el ataque, que Riad describió como una “decisión valiente” de Trump.
Irán condenó la “peligrosa” operación, que calificó de “acción unilateral” y aseguró que complicará más la situación en Siria.
El ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, dijo que el gobierno de Assad “debe ser apartado del control de Siria tan pronto como sea posible, y la mejor manera de hacerlo es iniciando el proceso de transición”.
Por su parte, el gobierno británico dijo que se le había informado con antelación del ataque y respaldó con firmeza la operación estadounidense.
Francia, Italia e Israel también valoraron el bombardeo de forma positiva.
Un grupo opositor sirio, la Coalición Siria, dijo que el ataque pone fin a una era de “impunidad” y debería abrir camino a una campaña más amplia contra Damasco.
El mayor Jamil al-Saleh, un comandante rebelde respaldado por Estados Unidos en la zona donde se produjo el ataque, dijo a The Associated Press que confiaba en que el suceso fuera un “punto de inflexión” en la guerra de seis años, en la que han muerto unas 400.000 personas.
Al bombardeo químico, una respuesta "visceral"
El aluvión de misiles que el presidente estadounidense Donald Trump descargó sobre Siria -el primer gran movimiento militar de su gobierno- lo reveló como un líder alimentado por el instinto y la emoción, y dispuesto a sacudir cualquier estrategia en un instante.
El martes, aterradores detalles llegaron a la sala de situación de la Casa Blanca, un espacio seguro en el ala oeste del edificio, que sirve como los ojos y oídos de la presidencia estadounidense sobre el mundo.
La imagen inicial era incompleta, pero el ejército y la inteligencia estadounidense llegaron a creer que a 9.250 kilómetros de distancia en Jan Sheijun, Siria, un avión de ala fija de la fuerza aérea de Bashar al Asad lanzó una cosecha mortal de gas sarín en la localidad ocupada por los opositores a su régimen.
La mañana del martes, los funcionarios de inteligencia dieron sus noticias a Trump como parte de su informe confidencial.
Al mismo tiempo, las agencias de noticias con periodistas en el terreno, como AFP, comenzaron a mostrar la horrorosa realidad de los efectos del bombardeo: imágenes desgarradoras de niños convulsionando, hombres y mujeres con los ojos en blanco, y el pánico en los esfuerzos por liberar del agente mortal a los que seguían vivos.
De acuerdo con los funcionarios de la Casa Blanca, el presidente Trump -un hombre cuya vida ha sido definida por el poder de la imagen y la televisión- tuvo una respuesta inmediata y visceral a las imágenes, pidiendo más información y opciones.
“Cruzó muchas líneas para mí”, dijo Trump sobre ese episodio en una conferencia de prensa al día siguiente. “Cuando matas a niños inocentes, bebés inocentes con un gas químico tan letal, eso cruza muchas, muchas líneas, más allá de una línea roja”.
AFP