Aliados de la desertificación: sequía, deforestación y el ser humano

El 17 de junio se conmemoró el Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía. Una cuestión que tiene mucho que ver con las necesidades medioambientales de Mendoza.

Aliados de la desertificación: sequía, deforestación y el ser humano
Aliados de la desertificación: sequía, deforestación y el ser humano

La desertificación es en la actualidad uno de los mayores desafíos medioambientales, considerándose un obstáculo de primer orden a la hora de satisfacer las necesidades básicas del ser humano.

El 17 de junio se conmemora el Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía: "Reafirmando las disposiciones pertinentes del capítulo 12 del Programa 211/, aprobado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (30-1-1995). Considerando que el fomento de medidas para aplicar la Convención de las Naciones Unidas de lucha contra la desertificación en los países afectados por sequía grave o desertificación (en particular África), exige que se aumente la conciencia pública en los planos local, nacional, subregional, regional e internacional".

¿A qué se denomina desertificación? "A la degradación persistente de los ecosistemas de las tierras secas producto de las variaciones climáticas y la actividad del hombre. Está presente en todos los continentes (menos la Antártida) afectando el medio de vida de millones de personas, entre ellas un gran porcentaje de pobres que habitan las llamadas tierras secas".

La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD) define este proceso como "la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y sub-húmedas secas resultante de diversos factores tales como: las intervenciones humanas y los cambios climáticos".

Lo mencionado anteriormente genera la degradación de las tierras, provocando la reducción o pérdida de productividad biológica y/o económica de las mismas.

"Las tierras secas abarcan aproximadamente el 41% de la superficie terrestre del planeta, donde habitan 2.000 millones de personas (referencia del año 2000) o sea un tercio de la población humana".

Como habitantes, ¿cuáles son los beneficios que obtenemos de los ecosistemas? Nada más ni menos que los productos que generan mediante las cosechas: tales como el forraje y la madera (entre otros por ejemplo).

En el caso de las llamadas tierras secas, los productos generados son afectados (en cantidad y calidad) y por ende limitados por la escasez de agua. Lo que determina superficies de suelo más vulnerables a la desertificación (es el caso de tierras secas subsaharianas y centroasiáticas). Actualmente la explotación desmedida (sobre los ecosistemas de las tierras secas) "en cuanto al suministro de productos tales como: la alimentación, el forraje, el combustible, los materiales para construcción, el agua (necesaria para la vida humana), el ganado, el riego y el saneamiento".

Las causales de esta sobreexplotación son atribuible a una conjunción de factores: humanos (comenzando por la presión demográfica y el modelo de abuso del uso del suelo) y climáticos (como las sequías). Se estima que aproximadamente entre el 10% y el 20% del total de las tierras secas, se encuentran ya degradadas.

Nos cabe preguntar: ¿qué papel juega la deforestación en esta preocupante realidad? Por deforestación se entiende la destrucción de la cobertura vegetal (ésta se la puede graficar como la alfombra que tapiza el suelo), entre ellos los bosques "que ayudan a mantener el equilibrio ecológico y la biodiversidad, controlan la erosión en las cuencas hidrográficas e influyen en las variaciones climáticas".

Sintetizando, la deforestación "provoca pérdida de diversidad biológica a nivel genético, poblacional y ecosistémico".

"La función de los bosques desempeña un papel clave en el almacenamiento del carbono; si se eliminan, el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera puede llevar a un calentamiento global de la Tierra, con multitud de efectos secundarios problemáticos".

Actualmente, una de las causales principales en la disminución de bosques nativos está generada por el llamado avance de la frontera agropecuaria.

En los últimos diez años en el caso de la Argentina el desmonte de miles de hectáreas, fue motivado por la plantación de diferentes especies agrícolas (principalmente la soja).

"Una de las causas actuales de pérdida de los bosques nativos, son sin duda las miles de hectáreas desmontadas para el cultivo", afirmó la Secretaría de Ambiente de la Nación.

Al mismo tiempo dicha Secretaría hace hincapié puntualmente sobre los efectos: "Aumento de la erosión y desertificación, pérdida de la regulación de aguas superficiales y del subsuelo, disminución de la calidad del agua, pérdida de la diversidad biológica, migración de la población hacia los centros urbanos, pérdida de valores culturales".

Es de interés y al mismo tiempo nos acerca a la (triste) realidad local, en referencia a nuestro país. En junio de 2012 otro documento oficial confirmó que la pérdida de monte continuaba: "Monitoreo de la superficie de bosque nativo", es el nombre del informe realizado por la Unidad de Manejo del Sistema de Evaluación Forestal (Umsef - de la Dirección de Bosques de la Nación).

Esta Unidad relevó (período 2006-2011) las regiones del Parque Chaqueño, Selva Misionera y Selva Tucumano Boliviana. Se detalló la pérdida de 1.779.360 hectáreas. Un promedio de 34 hectáreas por hora. Santiago del Estero 701.030 hectáreas. Salta, 440.943. Chaco 168.588. Formosa 174.340. De esas 1,7 millones hectáreas, 932.109 fueron arrasadas luego de aprobada la Ley de Bosques (26.331), que -justamente- prohíbe desmontar. "Entre 2004 y 2012 las topadoras arrasaron 2.501.912 hectáreas, el equivalente a 124 veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires.

Otra forma de decir lo mismo: en la Argentina se arrasan 36 canchas de fútbol por hora" (estos datos surgen del cruce de relevamientos Oficiales y de Onges).

Como corolario, la Ley Nacional 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos (más conocida como Ley de Bosques), se sancionó el 28 de noviembre de 2007. El Estado Nacional tardó 14 meses en reglamentarla. Lamentablemente su aplicación (según los datos precedentes), brilla por su ausencia.

(Bibliografía: Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA- 1998), Comisión Mundial de los Bosques y del Desarrollo Sostenible (1999), Situación de los bosques del mundo1999 (FAO-Roma), Universidad de las Naciones Unidas (1999), Instituto Mundial sobre Recursos.2000 (World Resources 2000-2001), (Umsef - de la Dirección de Bosques de la Nación (2006-2011).

Reflexión final. Mas allá de las variantes climáticas que de hecho por su comportamiento y efectos, en un cierto porcentaje escapan al control humano, las intervenciones del ser humano sobre la naturaleza que puebla este planeta han roto el equilibrio mediante el uso indiscriminado de los recursos naturales.

Considero fundamental para revertir esta situación, planificar a partir de tres objetivos: utilizar los recursos naturales necesarios); reponer el bien utilizado; aumentar los recursos naturales. A partir de esta propuesta podremos aspirar a concretar el camino a la sostenibilidad.

Las opiniones vertidas en este espacio, no necesariamente coinciden con la línea editorial de Diario Los Andes.

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