Algunas ficciones sobre Manson

En esta nota, algunos de los relatos en cine y TV basados en los asesinatos de agosto de 1969.

Algunas ficciones sobre Manson
Algunas ficciones sobre Manson

Hace unas horas, Bryan Cranston, el protagonista de Breaking Bad, apuntó en su cuenta de Twitter que estaría a punto de firmar un contrato para interpretar a Charles Manson.

Según su breve posteo, Cranston interpretaría al músico y famoso criminal en el momento de un año antes de que ordenara a su familia perpetrar aquellos asesinatos masivos.

La muerte de Manson, ocurrida el domingo pasado, sin duda propiciará  una serie de proyectos sobre su vida, épicas que pueden ser divididas en tantas aristas que hasta el mismo y oportuno guion de Tarantino sobre Manson que comenzará a rodar el año próximo, podría ser sólo el puntapié de una tendencia para la televisión y el cine de lo más prominente.

Sin embargo, en retrospectiva, la historia de la familia Manson ha sido contada en la pantalla muchas veces antes, en innumerables documentales, así como en dos miniseries escalofriantes.

Entre ellas, una versión de la  adaptación del libro best seller del fiscal Vincent Bugliosi, titulado Helter Skelter (tomando el nombre del tema de Los Beatles). En una secuencia, cuando Bugliosi se cruza con Manson, le dice: “En este momento todos se están olvidando de vos”. Pero, como todo el planeta ya lo sabe, sucedió todo lo contrario.

Durante las noches del 9  y el 10 de agosto, Charlie envió  a sus discípulos, con los que vivía en el desierto, hacia los “barrios espeluznantes” de lujo de Los Angeles. La misión era comprobar una teoría de Manson sobre una inevitable guerra racial en la que los negros triunfarían sobre los blancos.

Amparado por este concepto, los miembros del clan  mataron a la estrella de cine Sharon Tate (la esposa del cineasta Roman Polanski, que cursaba un embarazo de ocho meses), junto con todos los invitados que se habían reunido en su casa para una cena.

La noche siguiente, la familia asesinó brutalmente al ejecutivo de supermercado Leno LaBianca y a su esposa, Rosemary.

En esta nota, varias recomendaciones de ficciones inspiradas en los archivos reales de estos infames asesinatos.

Aquarius (2015). Dos temporadas. Por Netflix.

Todo arranca en Los Angeles en 1967. El oscuro mundo de Charles Manson (interpretado de forma brillante por Gethin Anthony, el Renly Baratheon de Juego de Tronos),  comienza a invadir la investigación del detective de Los Angeles Sam Hodiak (David Duchovny), cuando comienza la búsqueda de una adolescente desaparecida, hija hippie fugada de la casa de una importante familia de abogados republicanos.

En este drama policial, el protagonista necesita  achicar la brecha generacional para conectarse con ese contexto contracultural y recluta para su investigación a dos compañeros “sub 30”,  un narcotraficante encubierto (Grey Damon) y una patrullera  audaz (Claire Holt).

Hodiak descubre que Emma (Emma Dumont) se ha unido a una comuna dirigida por un gurú hippie recién llegado de San Francisco (¿adivinen  quién?) y la investigación transcurre durante los dos años previos a los asesinatos de Tate-LaBianca.

Las dos temporadas van afinando el encuentro entre Hodiak y Manson y si bien quizás el resultado final parezca marchitado en la recta del cierre, la ficción permite un acertado acercamiento al momento histórico, entre lo que fueron aquellas batallas épicas, físicas y discursivas,  sobre la raza, las drogas, la guerra de Vietnam y el abuso policial. Una década que pasó de la margarita de la paz al apuñalamiento de nueve personas.

Los crímenes del clan Manson (Helter Skelter, 1976), de Tom Gries.

Estrenada en abril de 1976,  este telefilm está basado rigurosamente en la investigación y el juicio de los horribles asesinatos Tate-LaBianca orquestados  por el líder psicótico hippie, escrito por el abogado fiscal protagonista del caso Vincent Bugliosi.

En su momento de estreno, fue un largometraje cautivante, hipnótico, que batió récords en audiencia, recibiendo incluso tres nominaciones a los Emmy.

Lo más destacado de esta ficción sigue siendo la asombrosa interpretación de Steve Railsback como Charles Manson, así como la personificación del fiscal autor de la novela, en manos de George DiCenzo.

El largometraje es difícil de ver incluso en estos tiempos. La llegada de la mucama a la mansión Tate, con el portero eléctrico salpicado de sangre,  nos introduce de una forma cruda y violenta a un encuentro truculento contado sin esquivar los cuerpos brutalmente acuchillados.

Eran otros tiempos para abordar estos temas adultos. en la pantalla chica. Una película así hoy, basado en un caso reciente, por ejemplo, desviaría las cámaras al rostro de asombro de los detectives.

Además, la ficción tiene una atmósfera de documental que la hace mucho más realista.

El otro lado de la locura, (1971), de Frank Howard.

Un docu drama de principio a fin, bajo esa consigna de “cine de explotación”, es decir, un remix entre documentos de archivos reales y reimaginación de escenas clave del caso.

Aunque el resultado es dispar, vale como una curiosidad la forma en que fue relatado, como un collage entre color y blanco y negro, montado con viñetas de estilo hippie, escenas de acuchillamientos junto con testimonios del juicio, para crear un estremecedor caleidoscopio espeluznante, incluso sin mostrar escenas explícitas.

Ayudó por otro lado que el productor del largometraje, Wade Williams, no se perdiera ningún ensayo de los discursos de Manson y esa impresión de locura y delirio  ayudó a enriquecer el punto de vista del profeta maldito.

Leslie, my name is Evil (2009), de Reginald Harkema.

Rareza total. Comedia surrealista canadiense basada libremente en el juicio de los homicidios de Manson.

Perry (Gregory Smith), un tímido ingeniero químico, se enamora de Leslie Van Houten (Kristen Hager) y quiere recuperarla, justo cuando  a él lo eligen como miembro del jurado de uno de los casos criminales más relevantes del siglo.

Recordemos que Leslie Van Houten fue una de las seguidoras fanáticas de Manson que finalmente fue sentenciada a cadena perpetua por los asesinatos de Leno y Rosemary LaBianca en agosto de 1969.

Aunque cueste digerir una parodia de aquellos juicios macabros, hay que admitir que esta comedia es astuta y funciona como una especie de catarsis, para enfrentar, con ironía casi enfermiza, la lucha entre la ingenuidad y la oscuridad de una misma generación de jóvenes.

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