Algunas escuelas llegarán este año a los 31 días sin clases

Es por la suma de feriados, paros, días de viento Zonda, jornadas de capacitación docente y elecciones. La DGE reconoce que no se alcanzará el objetivo de 190 días en el aula.

Algunas escuelas llegarán este año a los 31 días sin clases
Algunas escuelas llegarán este año a los 31 días sin clases

Paros, viento Zonda, jornadas institucionales y elecciones atentarán este año contra los tan promocionados 190 días de clases propuestos por el Ministerio de Educación de la Nación a los que la Dirección de Escuelas (DGE) adhirió para el ciclo lectivo en curso.

De hecho, contabilizando los días en los que no hubo actividad en las escuelas (incluida la suspensión de mañana, al terminar el año se habrán perdido aproximadamente 19 días de actividad escolar, que suman en total 31 si contamos los 12 feriados que ya estaban contemplados en la planificación educativa.

Revisando el calendario, la cuenta comienza con el paro docente que se concretó el 25 y 26 de febrero, fecha en que se suponía comenzarían las clases en toda la provincia. A esta medida de fuerza se le sumó otra por 72 horas los días 13, 14 y 15 de marzo.

Las suspensiones de actividades por elecciones o post elecciones también ascenderán a un número notable este año si se tienen en cuenta las PASO, los próximos comicios de octubre, las internas de PJ, UCR y PD (3, 12 y 17 de junio) -por las cuales se interrumpió el dictado en algunas escuelas por departamento-, las elecciones en el SUTE (3 de julio) -que afectaron a 23 establecimientos educativos- y las de los cuerpos colegiados del sistema educativo mañana.

Las inclemencias climáticas también restaron días al ciclo lectivo: el 27 de mayo en las escuelas del Valle de Uco y Alta Montaña, el 31 del mismo mes en todos los establecimientos salvo en los del sur, lo mismo que el 7 de agosto. En todos los casos fueron las fuertes ráfagas de viento Zonda las que llevaron a la DGE a cancelar las actividades por prevención.

Por otro lado, con el objetivo de discutir distintos temas, este año se concretaron dos días de jornadas institucionales en la secundaria (14 de junio y 28 de agosto) y tres en la primaria (9 de abril, 25 de junio y 28 de agosto). Esta última fecha corresponde al tratamiento del tan promocionado Protocolo ante situaciones de Violencia Escolar.

A todo esto también hay que agregar las fechas de aniversario de cada departamento y/o los días de sus patronos religiosos, que también están establecidas como asueto escolar. Esto le suma aproximadamente un día sin clases más a cada escuela, ya que se encuentran distribuidas en todo el territorio y sólo tres caen en período de vacaciones.

La sensación de que los alumnos han tenido apenas una decena de semanas enteras de actividad se incrementa al añadirse los numerosos feriados, de los que restan el Día del Maestro (por resolución hay asueto escolar para todos los niveles y modalidades el próximo 11 de setiembre), el Día del Respeto a la Diversidad Cultural (14 de octubre) y el Día de la Soberanía Nacional (25 de noviembre).

Meta no cumplida

Si bien en el calendario oficial que presentó la DGE a principios de año estaba estipulado el cumplimiento de 188 días de clases, desde esa cartera reconocen que no se alcanzarán. "Calculamos 10 días de suspensión por distintos motivos, por lo que en la secundaria van a terminar con 178 días de clases y en la primaria con 177", expuso Mónica Soto, subsecretaria de Educación, quien contabiliza solo los días en los que la interrupción de clases fue generalizada.

La funcionaria destacó la importancia de las jornadas institucionales y aclaró que hubo menos el año pasado, cuando se registraron cinco por nivel: "En las jornadas se hace un trabajo colectivo y de planificación que es muy importante para los docentes".

Por otro, lado explicó que las suspensiones por Zonda se realizan de acuerdo al protocolo: "Cuando las probabilidad de descenso al llano llega al 70% tenemos que suspender, por lo que estamos en permanente contacto con el servicio meteorológico".

En cuanto a la gran cantidad de elecciones, señaló que se trata de un año en el que han confluido varias y que en el caso del SUTE y las internas, la actividad fue normal en la mayoría de las escuelas.

Con respecto a los paros que afectaron el inicio de clases, adelantó que para evitar esto en 2014 ya se ha comenzado a charlar con la nueva dirigencia del SUTE: "Tuvimos una reunión protocolar con la nueva comisión en la que plantearon iniciar antes las paritarias para evitar llegar a un paro al comienzo del ciclo, en lo que estuvimos de acuerdo".

Para Soto la interrupción de las clases no afecta en lo pedagógico: "El docente siempre tiene el recurso de dar actividades para que los chicos recuperen los contenidos y también se pueden hacer trabajos en red con las netbooks para compensar. Y remarcó que la mayor complicación es para los padres: "Sabemos que afecta sobre todo a los papás de nivel inicial y primario, porque influye en su planificación".

Cantidad para lograr calidad

Con una visión crítica, Amalia Vergara, educadora jubilada y autora del libro "El derrumbe de la escuela pública", postuló que a la menor cantidad de clases hay que agregarle los días que los chicos no van y los que faltan los maestros.

"Con todo esto se pierde la continuidad del proceso de enseñanza-aprendizaje. No se llega a abordar la totalidad de los contenidos y queda una parte de la currícula que no se desarrolla", recalcó la especialista, para quien esto afecta a la "tan promocionada calidad educativa".

Con una postura similar, Emma Cunietti -ex titular de la DGE entre 2003 y 2007- aseveró que "la cantidad no asegura la calidad, pero si es condición. Todo aprendizaje supone un ejercicio, son destrezas y habilidades que se desarrollan con la práctica y a medida que hay más días de clase hay más oportunidades de aprendizaje".

Para la ex funcionaria es un error interrumpir los procesos: "Cada semana hay algún feriado y se pierde la capacidad de autodisciplina que tiene que generarse".

Otra fue la opinión de Elisa Moyano, coordinadora del grupo Docentes de Mendoza en Facebook. Para ella, la cantidad de días no es tan importante: "Más días no sirven de nada porque la educación está en crisis y no podemos llevar adelante nuestra tarea pedagógica si tenemos que hacer de psicólogos, psicopedagogos y de padres", sentenció con cierto enojo.

Experiencia docente

Para corroborar cómo afecta la pérdida de actividades en el aula, Los Andes consultó a educadores de todos los niveles que contaron sus experiencias.

Silvana es profesora de Inglés en la secundaria y dijo que a veces pasa semanas sin ver a sus alumnos.

"Los lunes tengo un curso de chicos a los que prácticamente no he visto este semestre. Si bien uno busca estrategias para no desaprovechar los días, se hace difícil no atrasarse con el contenido y al final terminás restringiéndolo", comentó la docente, que también nota un elevado ausentismo y desinterés tanto de los alumnos como de los padres: "Si les mandás tareas para la casa tampoco las hacen porque no les interesa y nadie les exige".

Aldo Alarcón es maestro de primaria y también tiene horas en la secundaria. "Yo creo que la falta de clases afecta más en lo sociopolítico que en lo pedagógico, ya que muchos chicos van a la escuela para que se los contenga y comen allí", remarcó. "El aprendizaje de alguna manera se soluciona, el docente tiene herramientas para eso, lo que no se soluciona es el niño que no está en la escuela y está en la calle", agregó.

Por su parte, Rita Pérez -maestra de nivel inicial y experta en derechos del niño- explicó que la suspensión de actividades en las salitas de 4 y 5 genera que a algunos chicos, sobre todo aquellos que se desprenden por primera vez de la mamá, les cueste más el proceso de adaptación.

"Por ejemplo, si no hay clases lunes, martes y miércoles, jueves y viernes no vienen y eso también atrasa a todo el grupo porque si tenés pocos alumnos tampoco podés ir avanzando", señaló.

También contó que la extensión del ciclo hasta diciembre cansa mucho a los pequeños. "Muchos ya dejan de venir", relató. Por otro lado, no se mostró tan preocupada por la pérdida de contenidos, ya que "la mayoría de los docentes de jardín llegan bien con la planificación".

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