Alfredo Cornejo está inquieto pero optimista. Transita sus últimos días como intendente de Godoy Cruz, el municipio que le permitió solidificar una gestión diferenciada y construir poder para llegar a la Gobernación que asumirá en apenas tres días. Admite que el cambio de rol le produce nostalgia (“Aquí la pasé muy bien”, confiesa imaginando la partida).
La antesala de su despacho aparece repleta como pocas veces. No se trata de empleados ni colaboradores municipales, son los futuros ministros que carpetas y notebooks en mano, intercambian planillas, teléfonos, consultan nombres y reciben indicaciones del gobernador electo.
Tras concluir esa especie de ensayo general de una reunión de gabinete, Cornejo recibe a Los Andes para desgranar la coyuntura en la que le tocará recibir el gobierno provincial de mano de Francisco Pérez. Pone, como en toda la campaña electoral, énfasis en “la mala administración” que es, según su entender, la causa primordial de las deudas que se acumulan y las dificultades de las que tendrá que hacerse cargo inmediatamente jure en Casa de Gobierno. Pero también en la estructura “austera” de su gobierno y los hombres que eligió para llevar adelante ese desafío.
-¿Qué reflexión le merece la crisis financiera de la Provincia y este final de mandato de Pérez?
-Yo hace por lo menos tres años que sostengo que este gobierno iba a terminar mal por la forma en la que ha venido administrando. Se han tomado malas decisiones en materia de inversión (las pocas que ha habido), en materia de personal, con un incremento impresionante. Un ejemplo: el último pago que hizo Cobos antes de asumir Jaque (noviembre de 2007) fue para una nómina de 74 mil empleados públicos; hoy Pérez tiene una obligación de 103 mil agentes. Encima, es probable que cuando yo asuma quede personal que no haya cobrado y me tenga que hacer cargo.
-Y además con los sindicatos en la calle.
-Tuve la honestidad de decir, en medio de la campaña, que la última paritaria no iba más que a complicar el estado de las cosas. ¿De qué les sirvió un aumento de sueldos tan fuerte que ahora no se pueden pagar? Y es más, creo que esa situación está haciendo colapsar el resto de los servicios. El Estado no puede ser únicamente pagador de sueldos y no tener insumos en los hospitales, prestaciones adecuadas, o asistir a la producción privada... Tenemos que salir de esta situación.
-Esto usted se los planteó a los sindicalistas en ese encuentro de diálogo que tuvo con ellos. ¿Cree que lo entendieron o que por el contrario están marcándole de manera anticipada la cancha?
-Yo espero que entiendan; tengo una valoración muy alta de los empleados públicos, pero es imprescindible conseguir recursos. Es mi prioridad a partir del 10 de diciembre, cuando asuman Mauricio Macri y las autoridades del Banco Nación...
-¿Habló con el futuro presidente del Nación, Melconián?
-Sí. Él todavía no puede darnos una respuesta hasta que asuma. La transición nacional es muy mala. Tengo la esperanza de que vamos a conseguir recursos, nacionales, privados. Estamos preparando una batería para pedir en los lugares correctos para encarar el fin de año.
-¿Cómo imagina la primera paritaria de su gobierno?
-Yo creo que tenemos que ir hacia un esquema paritario muy transparente, que no haya letras chicas. No la vamos a eliminar, de ningún modo, pero los dirigentes sindicales tienen que ser realistas. Las paritarias tienen que estar pensadas en función del servicio público que se presta.
Si la maestra de grado o médico de guardia del Central es la prioridad, debemos recompensar esa tarea, no a quienes no están en el servicio sustantivo. Creo que los dirigentes sindicales tienen que apoyar y comprender el concepto de que nosotros somos servidores públicos, y que un aumento generalizado, a todos por igual pero con servicios cada vez peores, no sirve.
-¿Eso implicará futuros índices de aumentos tal vez segmentados, diferenciados o específicos según la función?
-Es una chance. Debemos ir buscando mecanismos que privilegien el servicio en la negociación paritaria y que los dirigentes sindicales asuman ese criterio para que la ciudadanía entienda que el empleado público es un amigo, un servidor, para que además podamos reencontrarnos el ciudadano común, el que vive de la actividad privada, con los que estamos en el sector público. Debemos lograr que quienes pagan impuestos estén conformes con los servicios, y eso no es sólo responsabilidad del gobernador y sus ministros.
-¿Tras el fallo de la Corte y el decreto de la Presidenta, la suspensión de la retención del 15% que hacía la Anses a la Provincia es un alivio para las cuentas públicas?
-Nosotros calculamos que son unos 2.500 o 2.600 millones de pesos anuales, no está del todo claro ya que hay que estudiar bien el fallo y ver si Macri corrige ese decreto. De todas formas, nosotros estamos estimando un déficit de 4.500 a 4.800 millones de pesos para 2016.
-¿Ése es el cálculo de su equipo que incluirá en el Presupuesto 2016?
-Sí. Estamos viendo si en los primeros diez días enviamos Avalúo, Impositiva y Presupuesto 2016. Mendoza arrastra una deuda con proveedores y otras obligaciones que es muy superior a los 5.800 millones que admitió el gobierno que se va. Creo que va a ser superior a los 7 mil millones y cercana a los 8 mil... Necesitamos refinanciar esa deuda más los 4.500 millones que prevemos para 2016.
-¿Usted pretende que la Legislatura le apruebe un endeudamiento por otros 4.500 millones para el 2016, adicional a los 5.800 millones que se aprobó hace un poco más de dos meses?
-Sí, hay que ver bien el número, pero es lo que necesitamos, porque si no no hay manera de cubrir el déficit. Salvo que haya decisiones económicas muy fuertes a nivel nacional que mejoren la situación fiscal de Mendoza por otra vía.
-El futuro ministro de Interior, Rogelio Frigerio, ha dicho que se va a asistir a provincias con dificultades financieras como Mendoza, ¿ha hablado con él?
-Sí. El punto es que todavía no tienen en claro con qué instrumentos van a ayudarnos. Puede ser adelanto de la coparticipación, un crédito del Nación... Cualquier ayuda será algo que tendremos que pagar. Esta fiesta de malgasto la tendremos que pagar las nuevas autoridades y la ciudadanía.
-¿Ratifica la decisión de iniciar acciones judiciales para reclamar a la Nación ese descuento del 15%?
-Sí, por supuesto. Lo pensaba cuando estaba en la oposición y ahora que voy a ser oficialismo.
-¿Aunque Macri sea el presidente?
-Sí, porque es injusto. Las provincias no pueden seguir financiando a la Anses cuando cambió el régimen privado al de reparto. Mendoza renunció (en cada acuerdo de desendeudamiento) a hacer juicio. Las que estaban bien administradas (San Luis, Córdoba y Santa Fe) y no tenía necesidad de esa limitación fueron a juicio.
-¿Va a ser su primera pelea con Macri?
-No tiene por qué serla. En el último desendeudamiento, Cristina liberó la cláusula que les impedía a las provincias hacer juicio por expresa renuncia.
-¿Cómo imagina, en este contexto de crisis, la situación extrema de municipios como Luján y Guaymallén, que durante estos días han expuesto la verdadera situación en la que han sido administrados con reclamos también a la Provincia?
-Luján, Guaymallén, Santa Rosa, San Martín, Lavalle y General Alvear han manifestado sus dificultades públicamente. Pero hay algo que me gustaría aclarar: parte del problema es el atraso de la coparticipación provincial, pero ese atraso ha sido para todos los municipios. De hecho, San Martín, Guaymallén y Luján están al día y a Santa Rosa hasta le han hecho adelantos.
-¿Godoy Cruz qué retraso tiene?
-Un mes y medio, como casi todos. El tema es que la Provincia ha recibido adelantos de coparticipación nacional y tiene atraso con los municipios...
-Es una bicicleta, pero fija...
-(Risas) Sí, va para un solo lado... Los municipios que tienen problemas para pagar es porque administraron mal y nunca tomaron las prevenciones necesarias. No es sólo el retraso, son las decisiones que se tomaron. No tienen problemas para pagar ni Capital, ni Godoy Cruz, ni Junín, ni San Rafael, ni Maipú, por poner municipios de distinto signo político. Hay comunas que tienen guardadas un par de nóminas salariales, fondos anticíclicos, porque así debe ser. No se puede ir irresponsablemente al límite de pagar si te pagan, como si fuera un almacén de barrio, ¡es el Estado!
-¿Cómo podrán salir?
-De la misma manera que el Estado provincial. Hay que ordenarse para dentro, y en ese ínterin la Provincia tendrá que ponerse al día con ellos, pero en función de su autonomía deben hacer su esfuerzo. No imagino que se podrán seguir manejando como se han manejado hasta aquí. Vamos a estar atentos a darles asistencia pero también a que cada uno haga su autogobierno. Esa cultura hay que trasladarla a nuestra clase empresaria: volver al emprendedor, a la innovación, a la utopía de los inmigrantes que hicieron esta provincia con un Estado casi mínimo.
-¿Está esperanzado en el desarrollo del sector privado?
-Voy a dar muchos símbolos y mucho aliento en ese sentido. Una buena administración del Estado y de los recursos que son de todos, pero también un sector privado que vuelva a crecer, apostar y arriesgar.
La premisa del gabinete y las justificaciones
-Más allá de la austeridad, ¿qué mensaje pretendió dar con la conformación de su gabinete?
-No quiero arrancar de cero, me gusta que la gente que va a administrar esté antedatada, que no tenga que aprender todo, por eso busqué principalmente en Hacienda (Martín Kerchner) y Economía (Enrique Vaquié) gente que tiene conocimiento y experiencia.
Lo mismo hice en Salud (Rubén Giacchi) y Seguridad con Gianni Venier, que arrancó trabajando conmigo si bien después se quedó con la gestión de Juan Carlos Aguinaga en el ministerio... Lo mismo hice con las secretarías, con Sergio Marinelli, Gabriela Testa y Diego Gareca, que además han sido de mi equipo.
-Parece que no quiere decir que Venier fue funcionario de Celso Jaque.
-Sí, se quedó... Fue designado por nosotros: llegó con Bondino y se quedó conmigo en Inteligencia Criminal. Efectivamente, se quedó después con Jaque.
-No lo pudo convencer entonces...
-Y sí, la gente es libre. Le gusta esa actividad, se lo ofrecieron y yo no se lo cuestiono.
-El caso de Jaime Correas en la DGE no parece haberse basado en esa primera premisa...
-Quise darle a la educación una mirada desde afuera, con un equipo que estamos completando y que va a incluir a gente del sistema, incluso de la propia DGE.
-¿Dice entonces que el director general de Escuelas no va a empezar desde cero? Especialistas y educadores no están de acuerdo con esto...
-Todo el equipo, que incluirá directores de escuelas primarias, secundarias, especiales, técnicas, es gente de la educación; entre ellos estará la ex directora Emma Cunietti. Pero con Correas he querido darle otra impronta a la educación. Yo creo que en el día a día se ha demostrado que la educación no importa mucho, pese a los discursos. Yo quiero cambiar eso.
-Puede ser interesante la mirada de poner, casi desde el punto de vista filosófico o cultural, a la educación como eje central de las políticas de gobierno. El problema es que tal vez esa construcción puede derribarse si no se acuerda una paritaria que satisfaga a los docentes o si no funcionan las estufas de una escuela...
-Desde luego. Para eso habrá un equipo de gestión, para seguir el día a día. Pero también quiero plantear el desafío de incluir a actores que hoy están afuera de la problemática educativa: los padres, por ejemplo.
Pero también que el resto de la economía tenga otra mirada y se comprometa, así como sensibilizar a la opinión pública para que comprenda cómo ha caído la educación pero cuánto se la puede levantar. Nos cansamos de escuchar que la educación es central, cada vez se le asignan más recursos pero cada vez va peor... Entonces algo estamos haciendo mal: toda la gente del sistema, pero también la dirigencia.
-La idea entonces es romper el paradigma.
-Exactamente. Yo creo que vamos a lograrlo. Necesitamos una buena comunicación que sensibilice a padres, líderes sindicales, empresarios y a los propios docentes. Lo vamos a hacer con la gente del sistema, no contra la gente del sistema.
-Se ha criticado también que hay pocas mujeres en el gabinete. De hecho, sólo una: Testa.
-Yo no lo veo como un tema sustantivo, pero en las subsecretarías y direcciones va a haber muchas... No me gusta elegir a la gente por el género. Hay gobernadores que han hecho de eso todo un leit motiv. Yo necesito buenos gestores que se hagan cargo del sistema, más allá del género. Sí creo que hay que trabajar una política de género en el gobierno, que sea transversal a todos los ministerios. Y no nos olvidemos que hay una vicegobernadora por primera vez, Laura Montero.
-¿Ha recibido reproches por el equilibrio político del gabinete, tanto internos de su partido como externos de sus socios en Cambia Mendoza?
-No. Internos, ninguno. En el gabinete hay gente que tiene una fuerte impronta política, como Enrique (Vaquié), que no es de mi sector interno... lo cual es todo un gesto. Muchos otros son eminentemente técnicos, que no están en la trinchera política.
-La lógica política hubiera indicado que lo recomendable para satisfacer tantas expectativas era "lotear" el gabinete y darle a cada grupo un espacio. Usted fue en contra de esa lógica.
-Así se hizo en otros tiempos, pero no quise que fuera así. Es una decisión y creo que mi partido y el frente me está acompañando. De hecho estoy incorporando otras personas siempre y cuando tengan el requisito de la idoneidad técnica. En Hacienda habrá gente del Pro, en Salud, del PD (Oscar Sagás) y en Economía sumaremos a Chicho Russo (ex intendente justicialista de San Rafael y ahora en el Partido Fe).
-¿La inclusión del comisario Munives en la presentación del gabinete fue sólo un gesto simbólico?
-Es un gesto simbólico pero con una fuerte impronta para el día a día. Quiero empoderar a Munives, porque necesitamos una policía profesional.