Alfredo Casero: “El caos es un lugar buenísimo”

Regresa con un show en el que el humor y sus reflexiones dialogan con el público. En esta entrevista habla sin vueltas de política, de Capusotto y hasta del nieto de Estela de Carlotto: “No me importa nada”.

Alfredo Casero: “El caos es un lugar buenísimo”
Alfredo Casero: “El caos es un lugar buenísimo”

En su cuenta de Twitter, Alfredo Casero se define como un “clásico bombón de Latinoamérica, Playboy  argentino y bon vivant”. En su Facebook, en cambio, se presenta como un “ramboleador petrecaseo de la familia de las fanerógamas”.

Para anunciar su llegada a la provincia, un video rústico en su perfil: “Hola amigos, yo soy Alfredo Casero, quién voy a ser, ¿Maru Botana? (…) Vengan a ver mi nuevo show, un show rutilante, o sea que tiene muchos rútilos, más o menos estamos hablando de unos 6.000, 7.000 rútilos per vatio que es una medida, junto con el culombio, que te dan una idea de cuánto es el power al final (...)”


A la redacción de Los Andes, Casero llega puntual y acompañado por dos personas-testigos de la entrevista, que se ubicarán a una prudente distancia.

“No sé muy bien cómo surge este espectáculo, porque todas mis creaciones van mutando de acuerdo al lugar donde me presento. Mi hemisferio derecho es un lugar como si fuera una cosa cuadrada donde la comunicación tiene que ver con lo caótico.

La gente ante el caos se pone confusa y quiere enseguida ponerse on the way para salir de ahí, cuando el caos es un lugar buenísimo donde uno lo único que tiene que hacer es ser creativo”.

“Mi hemisferio derecho” es el nombre del espectáculo que Alfredo Casero presenta hoy en San Rafael y el fin de semana en Godoy Cruz, en el que suponemos -porque “si quiere saber de qué se trata, vaya a verla”-, traduce lo que en su costado mental derecho hay: amor, risa, creatividad, mundo interior y exterior.

Reflexión y el humor que lo caracteriza convergen en esta puesta en escena en la que trabaja junto a Diego Rivas y Humberto Spallina bajo la producción de Damián Sequeira. Con libro y dirección suya, el actor de “Cha Cha Cha”, “Vulnerables”, “22, El Loco” o “Farsantes”, entre otras telenovelas gira por el país al tiempo que trabaja en su próxima película “Cha3DMubi”, un proyecto autogestionado que apela a la compra anticipada de entradas para su financiamiento.

- ¿Cuál es tu relación con el público local?

- En Mendoza sucede que la gente sabe lo que es bueno porque está relacionada con el sabor, el vino, la comida, y eso la diferencia de otros públicos. Acá el que te viene a ver sabe lo quiere, no me preguntes cómo.

Hay un porcentaje de los que vienen que lo hacen porque me vieron en la tele como actor, hay otros que buscan algo de “Cha Cha Cha” y unos cuantos vienen a abandonarse y disfrutar.

- ¿Qué hacés cuando venís a Mendoza?

- Vengo a ver a mi nueva familia: mi hermano, mi hermana, mis tíos nuevos, pero no voy a hablar de eso porque forma parte de mi vida privada. También trato de estar al tanto de lo que pasa con mi empresa Trescha, que funciona en la provincia y brinda servicios mecanizados para el agro.

Hay una calidad en la gente de Mendoza que tiene que ver con la observación, la comida y los sentires (silencio). No conozco tanto... Hace siete años que tengo campo en San Luis y casi no lo conozco porque estoy muy ocupado cuando vengo a hacer algo.

No tengo amigos profundos en ningún lado porque estoy en una edad donde el amor y la amistad se vuelven difíciles.

- ¿Siempre estuviste enemistado con la política o te sucede en la actualidad? ¿Polemizar forma parte de un juego?

- Yo nunca estoy de acuerdo o soy amigo de la política porque me siento en el último asiento y sea quien sea el que esté enfrente, tiene que rendirme cuentas, porque los políticos son funcionarios públicos que tienen que funcionar bien.

Después, si roban y nosotros nos quedamos tranquilos, eso tiene que ver con nosotros. Cuando esa persona me quiere tapar la boca o quiere que yo diga o no diga, el problema es del otro, porque a mí nadie me va a hacer callar.

Eso fue lo que pasó, no es que yo esté enemistado. Las cosas que se ven son las cosas que son y son innegables. Hay gente que se ha hecho millonario deteniendo cualquier acción en contra de la Presidenta.

- ¿Eso es lo que te molesta?

- No, lo que me molesta es que a mí me ataquen desde esos lugares porque yo pago eso. A mí no me gustan los políticos. No coincido con la absoluta desunión. Lo que pasa es que hay un usufructo de la época de los militares y de una juventud maravillosa que a mí me dolió muchísimo.

Hay cosas que con bastante más amor que conveniencia hay que dejarle asentada a los jóvenes, ¿me entiende? Y yo tengo el don de que me escuchan y eso es una gran responsabilidad.

- ¿Vos te sentís censurado?

- No, yo me sentí absolutamente atacado por parte de los programas de televisión a raíz de que yo dije algo y no les gustó una palabra, que fue “rescatado”: dije que el padre de (Juan) Cabandié lo había rescatado de la muerte.

Cuando usted ve que un politólogo sale en la televisión pública diciendo que ser un cómico no me habilita a tener una opinión política y encima nunca me dejaron sentarme ahí para referirme a eso, me ofende.

Porque yo pude haber utilizado desafortunadamente un vocablo, pero ellos cometieron una infracción absoluta a los derechos humanos, que es decir que yo no tengo derecho a tener una opinión política.

En la Argentina los derechos humanos fabrican viviendas o saltan, como saltó la señora (Estela) de Carlotto a pegarme a mí. Los primeros que cometen atrocidades con los derechos humanos son los gobiernos.

- ¿Qué te produjo la aparición del nieto de Estela?

- Qué me importa, no me importa nada porque lo que más me importa y lo que más dolor me dio fue la vehemente defensa de Estela a Milani, por ejemplo, porque hubo un libro como el “Nunca Más”. Yo lo tengo grabado y me acuerdo de todo.

El problema es que yo no quiero enfrentarme a nadie porque no me sirve de nada. Yo no quiero que los jóvenes le crean a Víctor Hugo Morales hablando de bellezas que no existen porque en todos los gobiernos hay gente que trabaja para el gobierno, pero yo nunca vi a tanta gente chupar de la misma teta.

Yo tengo 51 años y no tengo demasiadas posibilidades de esperar a que aparezca alguien, porque acallando a todo el mundo con plata nunca habrá una oposición interesante, porque los que se dan cuenta no pelean con esas cosas.

- Más allá de tu posición política, ¿te gusta estar en el centro de la polémica?

- No, no, usted no me conoce. No es mi target, no me gusta, pero todas las veces que me lo pregunten lo voy a decir porque hubo una aberración absoluta que es decir que una persona no tiene derecho a tener una opinión política y nadie salió a demostrar lo contrario.

No me sirve estar en el medio del quilombo, yo soy un puto ciudadano y nada más. Yo sería feliz no habiendo hablado jamás de esto, pero no voy a permitir ni un minuto que me quiten la libertad que me he ganado.

- ¿Tenés planes de estar en alguna tira de televisión?

- Es muy probable que me llamen para una.

- ¿Y disfrutás de eso?

- No, yo disfruto de ir al campo, disfruto de los duraznos, de las vacas. No disfruto de la fama y hay un montón de cosas de las que ya no disfruto.

Lo que pasa es que han cambiado mucho las cosas, muchas veces la gente es invasiva y no es lo que pasa acá, por ejemplo, en Mendoza. Eso me parece bien, es gente elegante la mayoría.

- ¿Viste el programa de Capusotto?

- Sí. Me hace cagar de risa, cuando lo encuentro a él me divierto, pero cuando opina y todo lo demás parece que fuera Dolina. Yo peleo por hacer mi película y pedirle plata a la gente, él hace su programa y eso lo paga el Estado sin importar el rating.

- ¿Y con Mariana Briski tuviste contacto en el último tiempo?

- Se me ha muerto una amiga y no quiero hablar de eso...

Funciones en Mendoza

Hoy, a las 21.30, Alfredo Casero presenta su último espectáculo “Mi hemisferio derecho” en el Teatro Roma de San Rafael. En tanto, mañana, a las 21.30, y el domingo 31 de agosto, a las 20.30, la cita es en el Teatro Plaza de Godoy Cruz.

El precio de las localidades numeradas es de $170, $200 y $230 y se encuentran a la venta en la boletería de los teatros.

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