Este jueves se estrena "La Leyenda de Tarzán (The Legend of Tarzan, 2016)", una nueva película del personaje creado por Edgar Rice Burroughs hace más de 100 años. El actor Alexander Skarsgård, que protagoniza la película, vino a nuestro país y habló en exclusiva con Los Andes.
-¿Dudaste cuando te ofrecieron el rol? Porque es un personaje que podía hacer un quiebre en tu carrera
-En realidad no. Estaba muy emocionado de participar de este film porque soy fan de Tarzán desde pequeño. Mi padre, que también es actor (NdR. el papá es Stellan Skarsgård), creció en un pequeño pueblo en Suecia e iba todos los sábados a la matinée a ver las películas de Johnny Weissmüller.
Y fue de esa manera en que me enamoré del personaje cuando era pequeño. Cuando tuvo un hijo quiso mostrarle quién era su ídolo. Así que mirábamos juntos esas películas cuando era chico. Podría haber sido intimidante porque es una gran película y trabajé en su mayoría en films independientes, pero también estaba entusiasmado después de leer el guión porque era muy interesante.
Era sorprendente, a pesar de ser un personaje tan icónico, porque lo presentaba de una manera diferente. No era el “hombre mono” sino un hombre que tomaba té con el Primer Ministro, y eso era bastante inteligente.
Diferente a las novelas o a los cientos de películas que se han hecho durante todo el siglo sobre Tarzán. Esto es casi el camino opuesto, no va del hombre mono al civilizado Lord Greystoke, sino que comienza en Londres y vuelve a la jungla.
- ¿Qué hiciste para diferenciarte de los otros actores que lo personificaron?
-A pesar de que crecí viendo esas viejas películas junto con mi papá, una vez que empecé a trabajar para encontrar mi personaje, decidí alejarme de esos films. Traté de no compararme, o el Tarzán que estaba haciendo, con el de Christopher Lambert, Johnny Weissmüller o el de ninguno de los otros actores.
Sentí que iba a ser mejor para mí empezar creativamente desde una tela en blanco, a trabajar desde el guión y encontrar qué me entusiasmaba sobre este personaje y qué me parecía interesante. Y automáticamente me subí en ese viaje que presenta, en esa dualidad entre el hombre y la bestia que representa Tarzán.
Y, de nuevo, me pareció interesante empezar con alguien tan sofisticado y aristócrata en la Londres de la época victoriana, pero que en el fondo es un animal porque fue criado por simios. Entonces el animal sigue allí, pero él no quiere que salga y lo mantiene a raya.
Lentamente, cuando vuelve a la jungla, las capas van cayendo y se convierte nuevamente en Tarzán. Creo que eso es algo con lo que me podía relacionar, y que todo ser humano del planeta también, porque todos tenemos esa dicotomía, esa dualidad en la que tratamos de ser seres humanos civilizados pero al mismo tiempo también somos animales con instintos primarios.
Y cuando estos salen a la luz y de la manera en que lo hacen siempre me pareció muy interesante.
-Declaraste que también tenías dudas de interpretarlo por esto de que tu papá y tu hermanito menor eran fans del personaje. ¿Ellos vieron la película? ¿Qué les pareció?
-Acabo de venir de Estocolmo esta mañana. Hubo una premier allí hace un par de días, y esa experiencia no la voy a olvidar nunca porque fue una de las más memorables de mi vida.
Fue increíblemente emotivo. Mi papá no había visto la película antes. Y volver a casa, a Estocolmo en donde me nací y me crié, para sentarme al lado de él, mis hermanos, mi hermana y mi madre; y que después mi hermana Eija fuera la anfitriona de una gran fiesta esa noche, fue todo como una cuestión familiar.
Sentarme allí, obviamente con mi papá que es fan de Tarzán desde que tiene 6 años, para mirarla en la pantalla grande fue increíble. Afortunadamente le gustó mucho la película y estaba muy emocionado después y celebramos durante toda esa noche que fue bastante larga por cierto. Fue hermoso.
-Este largometraje está dirigido por David Yates, que es su primera súper producción alejada del mundo de Harry Potter. Sabe balancear muy bien la historia y los personajes con los efectos especiales. ¿Cómo fue trabajar con él?
-Me entusiasmé cuando me enteré que quería dirigir el film, porque ya había demostrado con Harry Potter que podía hacer grandes películas de aventura y acción divertidas.
También era fan de sus trabajos anteriores, ya que hizo muchas cosas para la televisión británica más íntimas y centradas en los personajes. Y eso era un reaseguro como actor, saber que contábamos con un realizador que, además de saber hacer grandes producciones, le interesa en profundidad las relaciones entre los personajes. Eso era muy importante para mí.
David tenía mucho interés en Tarzán como personaje, su relación con Jane, y le importaba tanto eso -sino mucho más- como la parte de acción. Amo los films artísticos pero también los pochocleros, pero para mí estos últimos tienen que tener algo de profundidad en sus personajes y me tengo que conectar con ellos.
De otra manera, ¿cuál es el punto de hacerlas? Tenés que preocuparte si viven o mueren, sino no importa qué tan grande sean las explosiones o las escenas de acción. Sentí que David era lo bastante inteligente y sensible como para captar eso.
-Tu personaje y el de Samuel Jackson son como observadores internacionales que ven lo que ocurre en la tiranía de ese país. En ese conflicto, que podría tener alguna relación con la política internacional actual, ¿creés que el film trata de transpolar lo que ocurre a la actualidad?
-Me gusta el hecho de que la trama se desarrolle en este lugar y tiempo específicos porque le da relevancia. Y no quisiera extenderme con el concepto, pero creo que sigue siendo una película de acción y me pareció interesante, ya que mucha gente no sabe lo que hizo el rey Leopoldo II de Bélgica en el Congo y el genocidio que perpetró. Así que esta era una oportunidad para echar un poco de luz sobre eso. Usar ese trasfondo y ver lo que le hizo al país a través de los ojos de John fue interesante.
Y creo que es algo que es relevante a nuestra situación, a pesar de haber ocurrido hace más de 130 años. Me parece que seguimos cometiendo los mismos errores una y otra vez unos con otros. Aunque la esclavitud está oficialmente abolida hay una sensación de existir un orden superior sobre el aborigen, de imperialismo en nuestra sociedad de hoy que todavía prevalece.
También la manera en la que tratamos a los animales, que se ve en la película en una toma en la que pasa el tren cargado de colmillos por su marfil; y también lo que le hacemos a la madre naturaleza.
Con suerte, espero que la gente que vea la película admire la belleza de Gabón, a estas maravillosas criaturas y que comprendan la importancia de preservarlas, cuidar nuestra naturaleza y a este hermoso planeta. Estos paisajes son tan extraordinarios y casi se ven como si fueran de otro mundo para alguien que creció en la ciudad.
Me parece hermoso que los chicos vayan a ver este film y comprendan la importancia de preservarlo. Creo que sería sensacional que la ONU tuviera un Tarzán que pudiera enviar a zonas de conflictos (risas).
-En la película se ven escenarios espectaculares y aquí en Sudamérica tenemos muchísimos escenarios naturales para mostrar. ¿Te atreverías a filmar una precuela o secuela en algunos de nuestros países?
-De hecho, la semana que viene voy al Amazonas cuando termine con el tour de prensa. Voy a pasar una semana, a una hora de distancia de Manaos, en la jungla.
Estoy increíblemente emocionado. Durante el último mes me la pasé en hoteles lujosos, aeropuertos, así que va a ser un lindo contraste tras todo este tiempo pasar una semana bajo las estrellas y vivir con los indígenas en la selva. Vamos a ver si después de esos días quiero filmar una secuela ahí o volver a los estudios de Londres con el hotel al lado.
-El uso reiterado de la cámara lenta por parte del director, ¿te favorece, te perjudica o te es indiferente?
-No me afecta a mí como actor. Es un ajuste en la cámara, así que cuando filmamos una escena no ni sé si lo hacemos así o normalmente. Por lo general, las filmamos a velocidad normal y, como sabés, en las películas las escenas las hacés una y otra vez.
David le decía a Henry (Braham), nuestro director de fotografía, si hacer alguna en cámara lenta. Lo único que hacen es ajustar la cámara y nosotros hacemos lo mismo. Así que para los que estamos delante del lente realmente no hace ninguna diferencia.
-¿Cómo fue trabajar con Samuel L. Jackson y Christoph Waltz?
-Primero que nada, cuando escuché que Christoph quería interpretar a Leon Rom y Sam estaba interesado en hacer de George Washington Williams estaba muy entusiasmado. Son dos actores increíbles. Nunca había trabajado con ninguno de los. Estaba honrado de hacerlo.
Después tendés a olvidarte de que estás sentado al lado de estos actores icónicos. Cuando estábamos juntos en el set, o un mes antes cuando nos preparábamos ensayando con nuestros personajes, éramos iguales. Son muy generosos como actores.
-Fuiste un vampiro, ahora el rey de los monos, ¿cuál es el próximo desafío que te gustaría asumir en tu carrera?
-Probablemente haga de mudo, así que ese va a ser mi próximo desafío (risas).