Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay alrededor de mil millones de fumadores que, con un promedio estimativo de 14 cigarrillos diarios, consumen en un año un total de 5.827 billones de unidades.
Estos números (que van in crescendo año tras año) hacen del tabaco un mercado rentable y tentador para las grandes empresas.
Paralelo a este crecimiento, se está experimentando un aumento del contrabando de cigarrillos (conocido como "Illicit White"), cuyos operadores manejan un mercado negro que incluye empresas registradas, cruce de fronteras y millones en mercadería apócrifa.
En lo que va del año, se han hecho en la frontera -tanto del lado mendocino como chileno- alrededor de diez procedimientos en los cuales la vedette ha sido el decomiso de miles de cigarrillos (legales o apócrifos) que tenían como destino final el país vecino.
Es que ese mercado es muy tentador para los contrabandistas de tabaco: allí un paquete de cigarrillos cuesta dos veces más que en Mendoza.
Es decir, si aquí un atado de 20 unidades de una marca líder cuesta 10 pesos, en Chile sale unos 25 (siempre hablando de moneda argentina).
Estos elevados costos generan un mercado de venta paralelo (e ilegal) que cada vez está más activo. Si logran pasar la frontera, los paquetes son vendidos como originales o bien como truchos, pero a un precio menor.
Esto ha generado que se aumenten los controles en el paso fronterizo, indicaron las autoridades.
Desde AFIP informaron a Los Andes que "los cigarrillos comúnmente secuestrados son aquellos de marcas nacionales o importados que viajan ocultos dentro de la carga de un camión o colectivo, para no ser declarados ante las autoridades de Aduana".
Tal es el caso del secuestro hecho en Libertadores el pasado 12 de junio.
En esa oportunidad se hallaron 100 cartones de cigarrillos marca Lucky Strike. Al ser revendidos en el mercado negro del país vecino, el valor del cargamento estaba estimado en un millón y medio de pesos chilenos.
Decomiso sorpresivo
El mayor hallazgo de un cargamento sin declarar se produjo en abril pasado.
En esa oportunidad,
Este caso sorprendió a los pesquisas de la Aduana tras descubrir que el cargamento completo estaba formado por cigarrillos apócrifos, aunque tenían la inscripción Marlboro.
"Fue llamativo encontrar cigarrillos de una primera marca y además falsificados", dijeron las fuentes consultadas.
En este caso, el modus operandi fue también bastante peculiar; el camión que iba a ser usado para realizar el contrabando se sometió a los controles de AFIP en la sede de calle Peltier de Ciudad. Allí llegó cargado con pallets de alfalfa -carga común y legal- que supuestamente tenía como destino un país del Caribe vía Chile.
Después de los controles, la carga fue revisada y autorizada a salir de Argentina, tras lo cual se precintaron las puertas del rodado.
Pero en su viaje a Uspallata, el camionero desvió su recorrido, cambió la alfalfa por palets con cartones Marlboro truchos sin romper los precintos puestos previamente en AFIP y luego siguió su camino al país vecino.
Lo que iba encaminado a terminar en un operación exitosa, se vio frustrado cuando el camión no pasó las últimas de las revisiones antes de cruzar la frontera.
El caso de Mendoza
"En un 99 por ciento podemos afirmar que Mendoza es un lugar de paso de esta mercancía y no de producción", dijeron fuentes de la AFIP.
"Por lo general, las fábricas clandestinas se ubican cerca de los sembradíos de tabaco. Son más comunes de hallar en Paraguay, de donde sale buena parte de la mercadería ilegal, que desde ahí es distribuida a distintos países de América Latina", explicaron.
En cuanto a la producción, las fuentes aclararon que la mayor parte de los cigarrillos ilegales son producidos en tabacaleras registradas legalmente, incluso en algunas provincias de Argentina.
"Uno de los motivos por los que creemos que los cigarrillos apócrifos son producidos en fábricas registradas es por el tipo de maquinaria que se usa para su armado. Estas son muy difícil de conseguir de manera ilegal; hay muy pocas en el mercado negro. Además, el proceso de producción es arduo. También hay que tener en cuenta que el filtro usado para el ensamblado es caro y sólo se consigue en el exterior. Las empresas tienen que estar registradas para adquirirlos", comentaron.
Otra proporción, la menor, es producida por tabacaleras que no están registradas en ningún organismo sanitario ni impositivo del país, es decir, que funcionan de manera ilegal.
"En ambos casos se produce según los encargos de los contrabandistas", concluyeron los pesquisas.
