Alerta docente por la ola de violencia en el ámbito escolar

Maestros y profesores reconocen que sienten “miedo”. Quejas por la mayor indisciplina de los alumnos y el maltrato de padres. “Se perdió el respeto”, dicen expertos.

Alerta docente por la ola de violencia en el ámbito escolar
Alerta docente por la ola de violencia en el ámbito escolar

"Hartazgo", así define Gabriela, profesora de Inglés lo que siente respecto de las condiciones de violencia en que debe trabajar. "Me cansé de tener miedo, de ir al trabajo y contar los minutos, de salir y quedarme llorando en el auto" comenta mientras mastica la idea de renunciar a uno de los 7 colegios secundarios donde dicta clases.

"Es lo que hacen muchos pero es una injusticia por todo el esfuerzo que me costó obtener las 34 horas de titular (...) lloro todos los días por haber elegido esta profesión, me da bronca porque enseñar es lo que más me gustaba en el mundo y no lo puedo hacer".

A Érica (41) le fue peor, esta profesora de Matemática no pudo reponerse de la experiencia en una escuela privada donde asegura que  no tuvo apoyo de los directivos que prefirieron tapar desajustes y cuidar la imagen institucional. Una alumna tenía una permanente actitud de confrontación y mala conducta, "hacía lo que quería",asegura y por lo cual pidió poner amonestaciones y labrar un acta.

La reacción de la chica fue tan violenta que terminó lastimándole la mano además de ser golpeada por la hermana en la espalda. Llamó a la policía aunque el director no quería pero además fue increpada por el padre de la alumna en la calle.

Luego de denuncias policiales de ambas partes tuvo licencia médica por estrés post-traumático y depresión  hasta que al reincorporarse a su trabajo fue despedida. "Yo ya no puedo trabajar en ningún colegio, me dediqué a otra cosa pero la peor parte fue aceptar que no podría hacer lo que quise toda mi vida: ejercer una profesión que elegí porque la amo".

Las últimas semanas los docentes han sido noticia: la realidad mendocina ha abundado en cuestionamientos por abuso o violencia juzgados y condenados por la sociedad antes que por la Justicia.

Además sufren agresiones de alumnos y padres, lo que los ha llevado a las calles para hacer visible su sensación de desprotección frente a las desafíos que actualmente les depara el aula. Es  que la formación que recibieron  no les dio herramientas para lidiar con la violencia, las problemáticas sociales, la falta de apoyo de los padres a sus decisiones y la confrontación permanente.

El caso más reciente ocurrió el jueves por la tarde cuando la mamá de una niña de cuarto grado de la escuela N° 1-094 Jacinto Botana de San Rafael golpeó a una maestra mientras que la directora del establecimiento, Beatriz Díaz terminó internada por varias horas.

Pero además sigue en el tapete el caso de la escuela Cristo de la Frontera de Las Heras donde una docente ha recibido tres denuncias por abuso de niños de 4 años mientras que las directora y vice fueron suspendidas para avanzar en la investigación, algo que ha sido tomado como un cuestionamiento social previo a las conclusiones judiciales sin tener en cuenta el contexto en el que ocurren los hechos.

En cuanto a los hechos de violencia de los que son víctimas los profesores la DGE presentó el pasado 26 de julio un proyecto de ley para que sea considerado una falta y reciba sanciones.

Según explican los profesores consultados, deben lidiar con problemáticas sociales que se trasladan a la escuela y que interfieren en el aprendizaje o directamente reclaman su intervención aunque no sea su competencia. Desde su punto de vista el aprendizaje dejó de ser la prioridad y sostienen que en muchos contextos directamente es imposible enseñar.

"En la escuela donde trabajo hay problemas de adicción, violencia dentro y fuera del aula, chicos judicializados. La mayoría de los alumnos llegan después de que yo empecé la clase y tenés que esperar 30 minutos a que terminen de pegarse cuando vos intentás organizarlos, muchas veces termino arrinconada porque tengo miedo de que me peguen a mi", cuenta Gabriela que menciona que tampoco traen materiales para trabajar.

Es habitual que los mismos docentes lleven marcadores, borrador o elementos pagados de sus bolsillos que no es extraño que desaparezcan en el transcurso de la clase. "A nadie le importa si aprenden, vamos a contener", concluye.

Para Elisa Moyano, coordinadora del grupo Docentes de Mendoza "las escuelas son zonas liberadas, allí no existe la ley y los últimos hechos han desmerecido y humillado la figura del docente". Explicó que los incidentes quedan registrados en el Libro 75 pero que nadie lo ve. "En Las Heras una  maestra fue mordida por un alumno y la desgarró pero sólo la enviaron a la ART".

Marcela se desempeña en el jardín de una escuela primaria rural de Carrizal del Medio con otra realidad: "Acá no puedo pedir dinero ni materiales porque no los traen, los papás trabajan en el campo y muchos no saben leer, así que cuando necesito algo lo compro yo".

Además recordó que un niño acudió a clases con el oído supurándole varios días y fue ella quien llamó para pedir un turno médico para el pequeño y le envió una nota a la mamá para avisarle.

Aunque esta es una realidad bastante extendida,  también rescatan que hay colegios en los que se trabaja muy bien, donde hay apoyo y buena comunicación con los directivos.

Sospechas

Respecto de las acusaciones de abuso que muchas veces pesan sobre ellos, la mayoría sostiene que no pretenden justificar nada sino sólo que se tenga en cuenta el contexto y haya resguardo de su identidad hasta que se comprueben los hechos,  como se hace con cualquier ciudadano ya que luego "nadie limpia tu nombre y se hace mucho daño".

Los profesores de nivel inicial explican que el uso del baño y la higiene es una de las mayores problemáticas. En algunos sectores los pequeños no tienen instalaciones en sus casas o son muy precarias.

"El primer día tengo que hacer una visita guiada al baño para enseñarles que el inodoro no debe dar miedo y cómo se usa -cuenta Marcela. Pero después si les limpiás la cola te dicen que los tocás y si no los limpiás te dicen que es abandono de persona o las madres vienen a quejarse. Además los chicos por ahí hacen interpretaciones diferentes".

Es bastante común que los profesores presenten consecuencias físicas como descomposturas, diarreas, contracturas, problemas psicológicos . "La noche previa a ir a esa escuela no puedo dormir", menciona Gabriela.

"Siempre estás cuestionado, castigado", resume Marcela otra maestra. "El docente tiene miedo a hablar", subraya Elisa. Y este miedo a las sanciones  es un denominador común en la mayoría que prefiere no dar a conocer su identidad y por lo cual no  se mencionan sus apellidos ni los colegios donde trabajan.

Quienes están a cargo de los más chiquitos son los que tienen mayores temores por las acusaciones que puedan caberles cuando los higienizan o cambian y algunos hasta tienen reparos de sacar fotos de las actividades que realizan. Estas condiciones determinan patologías que aumentan las  licencias por enfermedad, según explican.

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