Esta red de detección la mantiene un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA para monitorear la actividad de los mosquitos Aedes aegypti. “Está arrancando la temporada de calor y comprobamos que los huevos que durante el invierno quedan ‘latentes’ comenzaron a eclosionar. Ya detectamos los primeros mosquitos adultos volando por la ciudad de Buenos Aires”, advirtió el Dr. Nicolás Schweigmann, investigador del Conicet y director del Grupo de Estudios de Mosquitos (GEM) de la UBA.
El dato no es menor si se recuerda que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) acaba de publicar un informe que advierte que América Latina atraviesa una situación compleja con el dengue: está inmersa en un nuevo ciclo epidémico de la enfermedad tras dos años de baja incidencia. En ese estudio, la OPS destacó que el dengue alcanzó el mayor número de casos registrados en la historia, con 2,7 millones de pacientes. Eso incluye, hasta octubre, 22.127 casos graves y 1.206 fallecimientos.
También el biólogo Marcelo Abril, director ejecutivo de la Fundación Mundo Sano –una ONG especializada en el seguimiento de enfermedades desatendidas– comentó que están aumentando las temperaturas medias y las lluvias, por eso las poblaciones de mosquitos comienzan a crecer.
Ambos expertos coincidieron en hacer un llamado de alerta, destacando que la temporada 2019-2020 puede ser especialmente grave respecto de patologías como dengue, zika o chikungunya, tomando en cuenta que en los últimos meses en todo el continente americano ya se ha contabilizado un número récord de pacientes. Por eso es clave profundizar la prevención durante los próximos meses.
Para los especialistas, tal como en otros años, la clave de la prevención pasa por eliminar los sitios que favorecen la reproducción básicamente por medio del descacharrado, algo que lamentablemente no se está haciendo en forma sistemática ni en un programa de largo plazo. Lo que suelen hacer las autoridades es recurrir a la fumigación usando productos químicos. También se probó la liberación de machos irradiados y estériles para que las hembras no sean fecundadas. Sin embargo, cada vez más estudios científicos demuestran que esas opciones de control no son efectivas. Lo único que realmente funciona es mantener un completo programa de descacharrización a lo largo de los años.
Fuente: Consenso Salud