Con la casi certeza de que Ángela Merkel logrará su cuarto mandato, los alemanes elegirán hoy su futuro gobierno tras una campaña marcada por la monotonía y por la posibilidad, alarmante para muchos, de que un partido de extrema derecha llegue al Parlamento por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
La canciller Merkel, jefa de gobierno desde hace 12 años, llevó adelante una campaña de bajo perfil durante la cual hizo énfasis en la abrupta caída de la desocupación, el fuerte crecimiento económico, el equilibrio presupuestario y la estabilidad general de Alemania en un mundo altamente volátil.
Como desde el inicio mismo de la campaña, los últimos sondeos predicen que el bloque conservador de Merkel logrará una victoria por entre 13 y 17 puntos de ventaja sobre los centroizquierdistas socialdemócratas del principal rival de la canciller, Martin Schulz. Ambos dirigentes son adversarios naturales, pero durante los últimos cuatro años gobernaron juntos en una “gran coalición” conformada por los dos mayores partidos de Alemania.
Schulz regresó a la política interna alemana en enero último, luego de ser, durante años, el presidente del Parlamento Europeo. El dirigente ha tratado de ganar terreno con una campaña centrada en enmendar la desigualdad económica que perciben muchos alemanes de los sectores más necesitados, en medio de datos oficiales que reflejan un incremento significativo de la brecha entre ricos y pobres desde la llegada de Merkel al poder, en 2005.
Durante el único debate televisado entre ambos, Merkel, de 63 años, ofreció a los alemanes “una combinación de la experiencia de los últimos años, en los que hemos logrado muchas cosas, y una curiosidad por lo nuevo”. Schulz, de 61 años, aprovechó el debate para machacar sobre las “injusticias” que pretende corregir. “Alemania es un país rico, pero no a todo el mundo le va bien”, dijo.
La canciller conservadora promete llevar la actual tasa de desempleo del 5,7% -que era del 11% cuando llegó al poder- al pleno empleo para el año 2025.
Las encuestas más recientes indican que la Unión Demócrata Cristiana (CDU), de Merkel, y sus socios de Baviera, la Unión Social Cristiana (CSU), obtendrán algunos puntos menos que el 41,5% de apoyo que consiguieron en 2013, que fue su mejor resultado. El partido Social Demócrata (SPD), de Schulz, se encuentra cerca o ligeramente por debajo del 23% de votos que obtuvo en su peor elección en la Alemania de posguerra, en 2009.
Las encuestas muestran a cuatro partidos compitiendo por el tercer puesto, con un apoyo de entre el 7 y el 12%: el FDP, que busca retornar al Parlamento luego de cuatro años de ausencia; Los Verdes, La Izquierda y la ultraderechista, islamofóbica, anti-inmigrante y racista AfD. AfD no ha parado de crecer desde que casi entra en el Parlamento, en 2013, ayudada por la oposición que generó la decisión de Merkel de dejar ingresar a Alemania a cientos de miles de refugiados y migrantes en 2015. La canciller fue abucheada por manifestantes nacionalistas en varios actos, y ha condenado esa “intolerancia”.
Qué y cómo eligen
- Unos 61,5 millones de votantes mayores de 18 años están convocados a las urnas hoy en Alemania para elegir, de forma indirecta, al próximo canciller o jefe de gobierno de la mayor potencia europea.
- Se trata de elecciones parlamentarias para votar a los diputados de la Cámara baja (Bundestag) mediante un sistema proporcional. Serán los diputados los que después, una vez constituida la nueva Cámara, elegirán al canciller.
- Cada ciudadano emitirá dos votos y podrá escoger entre candidatos de 42 partidos. Junto con los cuatro partidos que en la actualidad cuentan con representación parlamentaria en el Bundestag, otros 38, que van desde humanistas a euroescépticos, pasando por satíricos o veganos, lucharán por obtener todos los apoyos posibles.
- El primero de los votos determina el candidato directo en cada circunscripción electoral. Resultará elegido diputado el que alcance una victoria con mayoría relativa, un sistema que beneficia sobre todo a los grandes partidos.
- Hay 299 distritos electorales y por lo tanto 299 diputados directos, que conforman la mitad del Bundestag. La otra mitad es elegida a través del segundo voto, que se otorga a una lista de partido a nivel nacional.
- El segundo voto tiene importancia porque determina finalmente el número total de escaños que le corresponde a cada partido en el Parlamento federal, distribuidos según el sistema d'Hondt. Esta variante fortalece el voto de los partidos minoritarios. Sin embargo, el sistema se complica con las llamadas "bancas adicionales": si un partido obtuvo más mandatos directos que los que le corresponde por la lista conforme el sistema d'Hondt, se le otorgan las correspondientes diputaciones adicionales, incrementándose el número de diputados en el Bundestag de Berlín.
- En las elecciones de 2009, las Uniones Demócrata y Social Cristianas de la canciller Angela Merkel obtuvieron 24 bancas adicionales y el Bundestag creció de 598 a 622 mandatos. El Tribunal Constitucional obligó a enmendar el sistema en 2012. Ahora, los mandatos adicionales de un partido serán igualados por mandatos compensatorios para los demás para mantener la correlación de fuerzas.