La Oficina Federal de Migración y Refugiados alemana calcula que unas 800.000 personas solicitarán asilo en el país durante este año, una cifra que cuadruplica la de 2014.
La bonanza económica, sobre todo, y la atracción de las comunidades de compatriotas ya asentados en décadas pasadas convierten a la primera potencia económica de Europa en un imán para los sin papeles.
La canciller Angela Merkel ha advertido de que la crisis migratoria es el mayor desafío al que se enfrenta Europa, por delante de la crisis de Grecia.
Alemania tiene tradición como país de recepción y goza de una reputación que la ha convertido en una especie de tierra prometida para cientos de miles de personas que huyen de sus países.
La última estimación presentada por el ministro del Interior, Thomas de Mazière, indica que alrededor de 800.000 personas solicitarán asilo en Alemania en 2015. Es el doble de las peticiones recibidas en 1992, en el auge de la crisis de los Balcanes.
“Estamos ante un nuevo desafío que tenemos que abordar afrontando nuevos caminos”, dijo el titular de Interior. “Este año podemos y debemos afrontar este reto, pero a la larga será demasiado”, añadió De Mazière, que sugirió la posibilidad de volver a cerrar las fronteras alemanas, si el resto de Europa rechaza compartir la responsabilidad de acogerlos.
La llegada masiva de refugiados a Alemania ha disparado las alarmas tanto de las autoridades como de las ONG, que creen que el alto número de peticionarios de asilo puede convertirse en una bomba en el tiempo y despertar el odio xenófobo, en un país donde la violencia racista es latente.
La canciller Angela Merkel declaró: “El tema del asilo preocupa mucho más a Europa que el tema de Grecia y la estabilidad del euro. La perspectiva europea del tema del asilo podría constituir el próximo gran proyecto europeo en el que demostremos si realmente somos capaces de actuar en común”.
Fuente: El País