Alemania integra a refugiados calificados

Investigadores de ese país prometen ayuda para paliar la crisis inmigratoria. La historia de Mohammad Khamis.

Alemania integra a refugiados calificados

Luego de la guerra civil que brotó en Siria, Mohammad Khamis perdió a sus padres y su casa, pero no su sueño de volverse científico. En julio de 2013 abordó un vuelo con destino a Egipto procedente de Damasco, donde había estudiado ingeniería eléctrica. En Alejandría, pagó aproximadamente 5.000 euros a traficantes por un pasaje en bote hacia Europa. El viaje de nueve días hacia la isla italiana de Lampedusa, sobre una innavegable balandra con otros 100 refugiados desesperados, fue una pesadilla de miedo, vómito y sed.

Dos años después, Khamis, quien actualmente tiene 22 años, asiste a clases de matemáticas, física y química en la Universidad Tecnológica de Munich (TUM, por su sigla en inglés), en Alemania, país donde buscó asilo en agosto de 2013 y donde fue aceptado el año pasado como refugiado de guerra. “En Siria no hay futuro para mí”, dijo un frío día de diciembre. “Me gustaría quedarme aquí a estudiar y encontrar un buen trabajo de investigación. Mi sueño es descubrir algo nuevo”, señaló.

Los científicos sociales que estudian el flujo de refugiados que llega a Alemania quieren descubrir algo ellos mismos: cuántos de los inmigrantes son gente bien calificada, motivada, dispuesta a aprender, como Khamis, lo que sería bueno para la economía.

Estos investigadores de la migración dicen que Alemania se ha convertido en un caso de estudio sobre las dificultades de repentinamente integrar en una sociedad a un gran grupo de extranjeros culturalmente diversos; la nación ha registrado este año casi un millón de solicitudes de asilo, y más de la mitad proviene de Siria. Se trata del influjo más alto de este tipo en Europa Occidental.

Luego de la breve ola de hospitalidad de setiembre, cuando la canciller Angela Merkel prometió que Alemania sería un país que recibiría bien a los perseguidos, muchos ciudadanos y algunos políticos de inclinación de derecha han empezado a vociferar inquietudes, pintando el panorama de una sociedad paralela dominada por musulmanes escasamente capacitados y beneficiarios de la asistencia social.

La investigación podría contrarrestar la creciente ola de xenofobia y ayudar en el urgente proceso de reasentamiento de refugiados al revelar más sobre las habilidades y valores culturales de los migrantes, dice David Schiefer, un psicólogo basado en Berlín que forma parte de un cuerpo asesor alemán sobre migración e integración que planea entrevistar a los refugiados. “Debemos dar voz a esta gente”, señala.

Con aproximadamente la mitad de la gente recién llegada teniendo menos de 25 años, la educación superior y los sistemas científicos de Alemania tienen la obligación particular (y la bien financiada capacidad) de ayudar, dicen los investigadores.

“La ciencia tiene la responsabilidad de ayudar a enfrentar el enorme reto de integración que está por delante”, dice Alexander Kurz, director de recursos humanos de la Sociedad Fraunhofer, en Munich, que maneja centros de investigación aplicada. “Hay mucha disposición entre nuestro personal de 25.000 científicos de 100 naciones para dar tutelajes y ayuda práctica”, subraya.

Escuchando a los refugiados
Falta información confiable sobre el nivel de calificación e historial de los refugiados. "Estamos navegando en la noche", dice Ludger Wößmann, director del Centro Ifo para la Educación Económica, en Munich. Evaluaciones internacionales de migrantes de 15 años sugieren que hasta dos tercios de los estudiantes refugiados sirios podrían carecer de habilidades básicas de lectura, escritura y matemáticas, señala.

Grupos industriales alemanes dicen que la mayoría de los migrantes tiene habilidades mínimas y deficiente conocimiento del idioma, lo que hace que sean difíciles de contratar.

Pero estos supuestos están mal informados, considera Steven Vertovec, director del Instituto Max Planck para el Estudio de Diversidad Religiosa y Étnica, situado en Gotinga. De hecho, los recién llegados probablemente son tan diversos como la sociedad alemana en general, afirma. “Hay mucha gente secularizada altamente educada entre los sirios, iraquíes y afganos que buscan asilo aquí”, destaca.

Vertovec está encabezando un estudio en Baja Sajonia, al norte de Alemania, que apunta a entrevistar a solicitantes de asilo para examinar sus necesidades y aspiraciones, y también a descubrir mejores prácticas para responder a los refugiados.

La meta es producir directrices prácticas para los trabajadores de la ciudad y voluntarios sociales que se desempeñan en campos de solicitantes de asilo sobre cómo trabajar con grupos de migrantes que podrían diferir enormemente en edad, religión, idioma y estatus educativo. “La integración exitosa requiere un entendimiento matizado del historial y valores de los migrantes”, explica.

Estudiantes como Khamis (quien oficialmente tiene estatus de “invitado” en la TUM; aún no está oficialmente inscrito en el sistema universitario de Alemania) no son una presencia rara en las salas de conferencias de las universidades del país. La TUM tiene aproximadamente 100 estudiantes invitados; en todo el país hay varios miles. Para ayudar a las universidades a manejar el influjo, en noviembre el gobierno aprobó 100 millones de euros adicionales para asesoría estudiantil, enseñanza del idioma y estipendios.

Apoyo gubernamental
El 11 de diciembre, la principal dependencia de financiamiento de investigación de Alemania (la DFG) alentó a los beneficiarios de becas a que consideraran contratar científicos refugiados para su investigación. Científicos financiados por la DFG cuyo trabajo se beneficiaría de la participación de académicos calificados o de estudiantes de doctorado entre los refugiados pueden presentar propuestas suplementarias de "financiamiento para invitados", dice Peter Strohschneider, presidente de la DFG.

En un documento estratégico al que tuvo acceso Nature, un grupo de siete institutos Max Planck (en respuesta a un llamado de ideas de investigación realizado por Martin Stratmann, presidente de la sociedad) ha delineado una variedad de necesidades de investigación sobre migración humanitaria, desde derecho internacional y temas de derechos humanos hasta estudios de salud y género.

Marie Claire Foblets, directora del Instituto Max Planck de Antropología Social, en Halle, tiene planeado entrevistar a un grupo de refugiados culturalmente diverso (incluyendo estudiantes invitados de la Universidad de Halle-Wittenberg) para averiguar sobre su vida y experiencias.

Otras preguntas, como las concernientes a la ciudadanía y derechos civiles de los refugiados, el atractivo potencial del extremismo y el destino de niños que podrían estarse quedando con padres radicalizados, requerirá la participación de expertos legales, criminólogos, educadores y demás, dice Foblets.

Khamis, por ejemplo, no tiene ningún problema en escribir la historia de su vida para la investigación. Habiendo aprobado exámenes de idioma alemán, espera unirse a la universidad el próximo año como estudiante regular. “Alemania ha sido buena conmigo”, dijo. “Ahora que mi vida puede empezar otra vez, espero poder retribuir con algo”, agregó.

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