Alejandro Lavorante, inmortalizado en el Regimiento de Granaderos

El gimnasio de los Granaderos a Caballo de Buenos Aires lleva el nombre del boxeador mendocino que brilló y se apagó en Estados Unidos en los ’60. El martes se cumple medio siglo de su muerte. El recuerdo de quienes lo conocieron.

Alejandro Lavorante, inmortalizado en el Regimiento de Granaderos

A principios de 1957, un soldado mendocino de 1,94 m y 96 kilos de peso ingresaba al Regimiento de Granaderos a Caballo ubicado en el barrio de Palermo, Capital Federal. El joven, de por entonces 18 años, se llamaba Alejandro Tomás Lavorante y, de acuerdo a los tres últimos números de su documento, el Servicio Militar Obligatorio le tocaba en ese sitio.

Lavorante había nacido en Godoy Cruz, Mendoza, el 25 de octubre de 1936 y aquí en la provincia había comenzado, de la mano de su padre -también llamado Alejandro- con la práctica de boxeo.

De inmediato, su estirpe causó impresión entre los militares de Granaderos. "Esto es un granadero y medio", dijo una vez Alejandro Agustín Lanusse, por esa época al frente del regimiento y quien poco más de una década más tarde sería presidente de facto de la Argentina.

Durante los 14 meses en los que Alejandro Tomás estuvo en los Granaderos (fue afectado a la agrupación Riobamba), logró el titulo de campeón de box del Ejército con un récord que no fue igualado: nunca perdió con nadie. Una vez afuera de los Granaderos, hizo carrera en el campo amateur en el que de 35 combates, perdió cuatro y ganó 19 por KO.

Con el paso de los años, la vida de Lavorante tomó un camino en el box profesional de Estados Unidos, que -parecía- lo conduciría a la consagración sin escalas. Pero no fue así: murió en 1964 después de haber estado un año y siete meses en estado de coma, luego de que lo dejaran knock out en Los Ángeles durante su pelea oficial número 24 contra el norteamericano Johnny Riggins.

Tiempo después, a más de 40 años de su desgracia, el Regimiento de Granaderos hizo el homenaje que tal vez Alejandro merecía: desde 2006 el gimnasio de box de esa repartición militar lleva el nombre del boxeador mendocino, aunque en Mendoza muy pocos lo sepan. "La idea fue, primero, hacer un gimnasio de box y luego vino, de parte del soldado Sergio Santillán, oriundo de Curuzú Cuatiá, que por entonces era el granadero que entrenaba, la de ponerle el nombre de Lavorante", suelta Pedro Alberto Ureña, un historiador de la Asociación de Granaderos Reservistas de la Argentina.

El gimnasio Lavorante queda al fondo del inmenso predio de los Granaderos a Caballo, considerado monumento nacional. El gimnasio es de medianas dimensiones y cuenta con los elementos propios para la práctica del box: la bolsa, el punching ball, los espejos para 'hacer sombra', las cuerdas y la foto de Alejandro sobre una placa de madera en la que se puede leer su nombre y apellido.

"Yo peleé contra él una vez", cuenta Salvador Grimaudo (71), ex reservista, ex compañero de Lavorante y actual taxista de Buenos Aires. "Duré uno", sigue el hombre que, pese a ser taxista, padece de una sordera casi total; "encima se me han roto los audífonos", continúa a los gritos.
"¿Así que duró uno? ¿Un round?, ¿una pelea?", hay que preguntarle con alaridos. "No, un golpe. Con la primera piña me durmió", cuenta al tiempo que pone cara de dormido.

Según los registros de Granaderos de la época, una vez que Lavorante culminó con la Conscripción, su performance como boxeador había llamado la atención del general Lanusse. Entonces el mismo Lanusse, ya con afilados contactos que luego le servirían para ser presidente de la Nación, lo conectó con Pascual Mastellone, gerente de la firma láctea La Serenísima, con planta en la ciudad de General Rodríguez, en la provincia de Buenos Aires.

"En La Serenísima, Lavorante trabajaba de manera tal que su turno le permitiera entrenarse como un profesional por más que estaba en las ligas de amateurs", explica el teniente primero Leonardo Aguirre, "y cada vez que venía a Buenos Aires, pasaba por el regimiento a visitar gente que había hecho amiga. Era un chico que siempre estaba de buen humor por lo que todo el mundo lo quería", cierra el militar.

De la Rosada a EEUU

En el gimnasio Lavorante de los Granaderos se pueden apreciar varias fotos de Alejandro. Una de ellas, donada por su familia, es la que hizo las veces de portada de la revista Leoplan en 1958, una publicación de los reservistas granaderos. En la fotografía se lo ve al mendocino en la puerta de la Casa Rosada, con su mirada tiesa -de ese modo deben mirar los Granaderos- en la custodia de la Casa de Gobierno.

"También me acuerdo una vez que a él se le había roto un botón del uniforme, y estábamos en plena marcha por un día festivo, por las calles. Bueno, como yo era el sastre del regimiento, le tuve que coser el botón en plena marcha, mientras caminábamos. Se mataba de risa; yo lo recuerdo como un tipo macanudo", acota con su sordera a cuestas el ex reservista Grimaudo. Pero se pone serio cuando recuerda que el 20 de junio de 1957 fue con Lavorante en tren a Rosario para la inauguración del Monumento a la Bandera. "Fuimos en tren, me acuerdo, fue muy emocionante", rememora el casi sordo, casi al borde de la emoción.

La vida de Alejandro Lavorante, después de los Granaderos, tomó el rumbo excitante del éxito: luego de una excelente performance en las ligas amateurs de Argentina, su coterráneo Pascual Pérez (campeón mundial peso pluma devenido en manager) lo llevó a Venezuela. Allí lo abandonó. Pero en Venezuela, dos estrellas del box norteamericano (Joe Louis y Jack Dempsey) lo vieron en un entrenamiento en un gimnasio municipal y lo llevaron a Texas, EEUU, donde Lavorante tardó en hacerse de un sitio entre los pesos pesados.

En 1961, Alex (como lo llamaban en Estados Unidos) se instaló en Los Angeles. Peleó (y perdió), entre otros, contra Cassius Clay y Archie Moore, pero el 21 de setiembre de 1962, en el combate contra Johnny Riggins, cayó a la lona en un estado de coma del que nunca despertó. Murió en Mendoza, 17 meses más tarde.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA