El despacho del intendente de Maipú tiene salida a la calle Pescara y ventana a la cochera, lo que permite a los vecinos conocedores de sus movimientos, golpear para acercarle algún reclamo. Cuando Alejandro Bermejo se sienta a charlar con Los Andes, abre esa misma ventana y empieza a chupar el cigarrillo electrónico. El ambiente se llena de humo. Sonríe y reconoce: "Es difícil dejar de fumar".
Puede que ese ambiente nublado que dificulta la visibilidad sea casi una metáfora del que se vive en el peronismo mendocino. El maipucino es el único cacique comunal del PJ que no ha separado las elecciones municipales de las provinciales, esa estrategia orquestada para enfrentar la limitación de las reelecciones de intendentes lanzada por Alfredo Cornejo que sólo Bermejo no ha imitado.
Él no rompe lanzas con sus pares, pero se nota una distancia en las actitudes; diferencia que también se nota en la relación con el Gobierno provincial: si bien se muestra crítico, también se lo nota más conciliador que otros dirigentes del peronismo.
-¿Por qué no desdobló usted o por qué desdoblaron los otros intendentes del PJ?
-Es una cuestión de oportunidades electorales. Imagino que en la provincia también estarán analizando la oportunidad y tomarán la decisión en función de la oportunidad electoral. Los compañeros de Tunuyán, San Martín, Lavalle y San Rafael están generando un esquema defensivo en su ámbito territorial. Es una oportunidad que ellos han visto, y está bien y es legal.
-Usted no ve la misma oportunidad...
-El peronismo está atomizado de tal manera que es difícil tomar una decisión en función de una estrategia pensando para el futuro. Estoy más preocupado por lo general, la situación que están viviendo muchos mendocinos. Las estadísticas oficiales están mostrando los efectos de la devaluación, de la inflación, de la baja de consumo y falta de inversión, un combo explosivo para el aparato productivo. No veo que el año que viene vaya a ser mucho mejor. Son datos que preocupan y tendremos que aportar para ir mejorando la situación, por encima de las especulaciones electorales.
-¿Cuánto le ha pegado al peronismo la limitación de las reelecciones que impulsó el Gobernador?
-Es una medida muy fuerte, el Gobernador juega muy fuerte en cada una de las decisiones que toma. Pero de esto se trata la política, de tener encontronazos, idas y vueltas; se trata de acciones y reacciones. Pasa que el peronismo ha perdido la capacidad de la acción y está más en la reacción de lo que viene del otro lado.
-El miércoles tuvo una reunión con Cornejo. ¿Es un mensaje ese encuentro?
-Puede que lo sea, o alguno lo puede entender así. Pero está fuera de cualquier especulación política. En este esquema de atomización se ha perdido la capacidad de diálogo, también por algunas reacciones del gobierno con los intendentes del peronismo. Pero si empezamos a cazar brujas o buscar culpables, dejamos de escucharnos y preocuparnos por los temas de los mendocinos.
-Dijo que el PJ está atomizado. Hasta ahora se veían dos vertientes: los intendentes por un lado -el peronismo tradicional- y del otro el kirchnerismo.
-Tenemos que confluir en un gran sector...
-¿Con los desdoblamientos han aparecido fricciones entre los intendentes?
-No. Hemos estado trabajando el decreto de la limitación de las reelecciones. Tenemos la capacidad de sentarnos, más allá de las diferencias.
-O sea que la única diferencia visible es el desdoblamiento...
-Porque yo ya tenía decidido no ser reelegido.
-Pero podría haber sido una estrategia para que el sucesor elegido por usted, Matías Stevanato, compita fuera de la elección provincial...
-Lo puedo hacer todavía, hasta el 28 de enero.
-Podría haberse plegado a la ola de desdoblamientos.
-Vamos a esperar a ver cómo se termina el año y cómo se inicia. Lo bueno de respetar las fechas es que uno no se apresura a tomar la decisión.
-Hablando de Stevanato. ¿Comentó con los otros intendentes su decisión de dejar un sucesor?
-Sí. Hubo un ciclo que se cumplió y vendrán otras oportunidades. Llamó la atención porque sale de lo obvio, parece descabellado. Generan sospecha las reelecciones eternas y también salirse de lo obvio.
-¿Lo está haciendo correr mucho a Stevanato?
-A full. Este es un municipio que tiene mucha dinámica, obras con financiamiento propio. Vamos a terminar el año con un superavit del 20% aproximadamente. Estamos ordenados hasta diciembre del año que viene con un presupuesto de $ 2.000 mil millones y un plan de obras de $ 500 millones.
-¿Cómo está la relación con Cornejo?
-Están un poco alteradas con el peronismo en general. No hemos tenido el mismo trato que los intendentes del Gran Mendoza. Por ejemplo, necesitamos una obra de saneamiento cloacal con beneficio directo para 25 mil personas, con financiamiento compartido con el BID, y no salió. Pero hay que superar estas cosas de la política. Siempre está la posibilidad de mejorar las relaciones y de pensar por arriba de lo coyuntural.
-Está más conciliador que el presidente de su partido, Guillermo Carmona.
-Yo entiendo que pese a las diferencias podemos construir en lo colectivo. Hoy la política es golpe a golpe y esto hace que los tiempos se demoren. Tenemos que ser mucho más generosos.
¿Será candidato?
Habla de un proyecto provincial que entusiasme pero evita señalarse como cabeza de ese proyecto. Menciona a Anabel Fernández Sagasti, a Rodolfo Gabrielli, a Emir Félix.
-¿Usted quiere ser gobernador?
-La verdad es que no lo tengo definido. Sería desde la soledad plantear la candidatura. Tenemos que charlar con todos los sectores. No tengo definido qué voy a hacer, sí quiero ser parte de la construcción de un proyecto que sea distinto y no solo pensando en el 2019, sino también en 2023, con un cambio generacional.
-Encuestas lo muestran bien posicionado...
-Qué bueno... Pero no me quita el sueño. Soy un convencido del compromiso cotidiano, del laburo hay que hacer y bien. Falta mucho todavía.
Perfil
Edad
55 años. Es casado, con tres hijos y un nieto.
Profesión
Técnico químico y en petróleo, egresado de la escuela Emilio Civit.
Carrera política
En el ‘86 ingresó a la función pública como secretario privado del ex intendente Hugo Bordín y siguió en ese mismo cargo con Francisco García, hasta el ‘97, cuando éste se fue la Cámara de Diputados de la Nación y dejó la intendencia al entonces presidente del Concejo Deliberante, Adolfo Bermejo, hermano mayor de Alejandro, que lo nombró secretario de Gobierno hasta 2010, cuando asumió la intendencia.