"Historia de un clan”, la tira de Telefé que debuta hoy a las 23 con un elenco estelar encabezado por Alejandro Awada y al que acompañan Cecilia Roth y Chino Darín, entre otros, vuelve sobre la historia de la familia Puccio, hoy ampliamente instalada en la gente gracias al éxito de la película “El clan” que, además de batir récord de público en nuestro país, compite por el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia.
Pero a diferencia del film de Pablo Trapero, la miniserie “Historia de un clan”, que dirige el también muy talentoso Luis Ortega, permite ahondar más en el tema y convertir la historia en un agobiante thriller de suspenso a lo largo de sus once capítulos.
“La historia es la misma pero con una mirada distinta”, dice Alejandro Awada que aquí encarna a Arquímedes Puccio, cabeza de la familia de clase media que, entre fines de los años 70 y principios de los 80, secuestró y asesinó a personas de su círculo íntimo luego de cobrar abultados rescates.
Y agrega que: “la serie no viene a competir con la película sino a complementarla. Son formatos que colaboran uno con el otro”.
-De todos modos, lo más probable es que la gente compare. Y a voz te toca encarnar el mismo personaje que hace Guillermo Francella en el cine y que tantos elogios ha recibido de la prensa nacional e internacional.
-Sí, pero no hay comparación posible. Es un papel muy complejo y yo le aporto un matiz muy distinto al de Francella. No hay puntos de contacto. La única comparación que existe, quizá, es conmigo mismo.
-¿Cómo encaraste al personaje?
-Luis (Ortega, el director) me ayudó a comprender su complejidad, porque si convertíamos a Arquímedes Puccio en alguien malo del todo, sin matices, perdía credibilidad. Así es que hubo que encontrar sus partes atractivas. Y una de sus mayores virtudes era la inteligencia. A su manera, Arquímedes Puccio era un gran seductor.
-Y tenía que seducir también al espectador.
-Claro. Tuve que meterme con un señor muy oscuro, perverso y siniestro desde todo punto de vista, pero al mismo tiempo tratar de encontrarle un matiz, porque la ficción necesita que el personaje genere empatía con el espectador.
-¿Y en cuanto al vínculo con su hijo Alejandro, que por entonces era estrella del rugby local?
-Arquímedes era un padre autoritario que decidió involucrar en sus siniestros planes y sin ningún prurito a sus dos hijos varones. Daniel accedió voluntariamente, mientras que Alejandro parece haberlo hecho un poco por intereses personales pero fundamentalmente para obedecer el mandato paterno, con inmensas contradicciones y una terrible culpa; tanta que luego tuvo cuatro intentos de suicidio.
-¿Creés que la esposa y las hijas de Arquímedes también sabían lo que pasaba?
-Por supuesto, aunque la Justicia nunca pudo probarlo. Dentro de la casa había un silencio cómplice que, de algún modo, refleja lo que nos pasaba como sociedad en esa época. Es difícil pensar que la esposa o las dos hijas desconocieran que donde vivían había gente secuestrada. Haciendo una comparación con la dictadura argentina, ese silencio cómplice era el mismo que vivimos como sociedad.
En la miniserie que debuta hoy, los hijos de la familia están interpretados por el Chino Darín como Alejandro y Nazareno Casero como Daniel alias Maguila. Epifanía, la esposa de Arquímedes, es nada menos que Cecilia Roth en su vuelta a la televisión después de sus personajes de “En terapia” y “Viudas e hijos del rock & roll” de 2014.
Las hijas de la familia Puccio, Adriana y Silvia, están interpretadas respectivamente por Rita Pauls (hija del escritor Alan Pauls y sobrina del actor Gastón Pauls) y María Soldi; mientras que Justina Bustos es Mónica, la novia de Alejandro.
-Tal vez lo más interesante de la historia, lo que conmovió y conmueve del caso Puccio es su familiaridad: un sólido matrimonio de clase media con aspiraciones, cuatro hijos y un fuerte compromiso religioso.
-Es que a simple vista, los Puccio tenían una vida familiar y social donde todo funcionaba con normalidad. Puertas adentro sucedía algo terrible y en eso el contexto jugó un rol para nada menor, porque eran los coletazos de la década del 70 y principios de los 80. Cuando el caso salió a la luz, tres o cuatro años después del inicio de la actividad delictiva, la sociedad quedó muy impactada porque nadie imaginaba que esos monstruos podían estar a la vuelta de la esquina conviviendo con nosotros.
-¿Y cuál era el móvil de esos secuestros? ¿Sólo el económico?
-Los secuestros extorsivos de los Puccio tenían, fundamentalmente, un móvil económico. Pero hilando fino, también había una satisfacción inmensa por parte de Arquímedes, al menos, de adueñarse de la vida de otras personas a las que odiaba seguramente por tener un poder adquisitivo alto. Eso le generaba un goce tremendo.
La pelea con "Signos"
Mucha gente en las redes sociales manifestó su disgusto por el hecho de que las dos series más promocionadas de esta temporada (la recién iniciada “Signos” con Julio Chávez, por El Trece, e “Historia de un clan” que debuta esta noche por Telefé) se emitan el mismo día y a la misma hora (los miércoles a las 23).
Pero el que más duras críticas lanzó al respecto fue el propio Chino Darín, quien entrevistado por un programa radial manifestó: “Que la gente tenga que optar entre ver una miniserie o la otra es una pelotudez. Esta es una pelea entre canales, por el rating y, como siempre, el público es el que pierde”, dijo el actor que en “Historia de un clan” personifica a Alejandro Puccio, quien fuera mano derecha de su padre en los secuestros y asesinatos y que murió en 2008 luego de varios intentos de suicidio.
“Lamento que estos dos proyectos artísticos, verdaderos estandartes de ficción nacional, no estén los dos a disposición del público, como debería ser”, agregó Darín. Y finalizó: “Es una desgracia para la ficción argentina. Se debería tratar de que la gente viera más nuestra ficción y dejarse de joder con los turcos y todos los productos doblados”.
