Tras enterarse formalmente de que está acusado de homicidio agravado por el vínculo, Alejandro Amitrano (39) ya está en la cárcel. Hasta el momento no ha dado su versión ante la Justicia de cómo ocurrieron los hechos que en noviembre de 1999 desencadenaron la muerte de su hija de un año, Rosario Belén.
La causa finalmente está en manos de la fiscal especial Claudia Ríos, quien ayer en la siesta le notificó a Amitrano el delito por el que está detenido e imputado. El sospechoso, por consejo de su abogado oficial Rafael Manzur, se abstuvo de declarar, al menos hasta que el letrado esté al tanto del expediente.
Luego fue trasladado al penal de Almafuerte. Allí quedó alojado en una celda donde están los presos que tienen causas relacionadas con delitos sexuales. Esta ubicación en el penal se decidió para resguardar su integridad física y psíquica, tanto del resto de la población carcelaria como de sí mismo, ya que cuando fue capturado habría manifestado que no iba a soportar la situación judicial que ahora enfrenta.
En tanto, hoy la causa seguirá avanzando. Están citados a declarar tres testigos, entre ellos los policías de Inteligencia Criminal que lo detuvieron en Entre Ríos y luego lo trasladaron a Mendoza.
Además de la causa por el homicidio de Belén -prescribiría en noviembre de 2014-, Amitrano fue investigado por el delito de lesiones agravadas por los golpes que recibió su hija en octubre de 1999.
Pero esta causa es independiente de la que hoy lo tiene tras las rejas y prescribió en 2009, ya que, por la carátula, su vigencia legal es sólo de diez años. De llegarse a abrir, nuevamente este delito debería ser evaluado -al menos inicialmente- según el Código Penal que regía en ese momento.
Algo que no se descarta desde la Justicia es que Amitrano cambie de abogado defensor.
Primera noche en Mendoza
Tras llegar de Paraná -donde pasó buena parte de sus días de prófugo-, Amitrano llegó el martes por la tarde al Centro Transitorio de Detención (ex Contraventores), donde transcurrió su primera noche en Mendoza en los últimos 13 años.
Según los pesquisas, su reclusión en ese lugar fue tranquila y sólo se quejó -en reiteradas oportunidades- por las altas temperaturas del calabozo.
Los médicos de Sanidad Policial que le realizaron los chequeos de rigor dijeron que su estado de salud es normal. Además, la Justicia ordenó que sea sometido a pericias psicológicas.
Como no está incomunicado, habló con varios familiares, a quienes les habría pedido ser asistido por un abogado privado.
El hecho
Amitrano está por demás complicado. Según consta en el expediente, todos los médicos que asistieron a la bebé concluyeron que la muerte de la niña se debió a "un golpe traumático no accidental".
Durante su última semana de vida, Belén estuvo internada en gravísimo estado en el hospital Notti. Ingresó el 23 de noviembre a las 21 y casi de inmediato fue operada por un cuadro agudo de abdomen. A las 14 de ese día sus padres la habían llevado al Policlínico de Cuyo, donde les sugirieron que la trasladaran de inmediato al Hospital de Niños, al que ingresó siete horas después.
Cuando llegó al hospital Notti su cuerpo tenía una gran cantidad de talco. Presentaba heridas gravísimas, desde fracturas -de distinta data- en varios huesos hasta hemorragias. Lo más grave era la perforación de vísceras huecas, que desencadenó en un cuadro de sepsis que finalmente terminó con su vida el 30 de noviembre.
Tres días antes había cumplido su primer año de vida.
Su madre, Cecilia Cousau, fue juzgada en 2001 por abandono de persona seguido de muerte, agravado por el vínculo, y fue absuelta por la Quinta Cámara del Crimen por falta de mérito.