Alegoría del medio siglo

Alegoría del medio siglo
Alegoría del medio siglo

Pertenezco a una generación que a la fecha atisba la cercanía de un rango etario con dudosa reputación: hay noticias que dicen “anciano de 50” y hay quienes consideran que es el umbral a un abanico infinito de posibilidades desde una experimentada madurez.

Lo cierto es que existen pautas concretas que nos indican que los 50 no son los 40 y mucho menos los 30. Podemos comprobarlo en las mañanas, cuando suena la alarma del celular, la apagamos y seguimos durmiendo…  después suena el reloj a pilas y literalmente lo catapultamos al vacío…  y media hora después nos despertamos sobresaltados con la bocina de la traffic que busca los nenes del vecino para llevarlos al cole.

También es inevitable no arrojar improperios varios al tener que arrodillarnos para arreglar algo al ras del piso y necesitar una grúa para poder volver a la posición vertical.

Las salidas nocturnas marcan una considerable diferencia, sobre todo en invierno cuando después de bañarnos, vestirnos y perfumarnos…  miramos con nostalgia la blanda cama con el suave plumón que nos hechiza desde lejos.

Las conversaciones van derivando los temas y de repente nos hallamos intercambiando por whatsapp el contacto del masajista que nos saca las contracturas y mandando fotos de las pastillas que venden en la dietética y que sirven para antioxidar todo (menos la paciencia).

En fin…  con todos sus ingredientes creo que lo rescatable es lo vivido, con sus momentos de carcajadas y de lágrimas, las cicatrices, las victorias y las batallas libradas.

Mientras el proyecto de cada día sea escribir la propia historia con garra y corazón, aguante el medio siglo…  ¡si se vive con pasión!

Marcela Savatterri

DNI 21.809.308

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