Un día como hoy, pero hace 27 años, la felicidad le brotaba a flor de piel y el corazón le explotaba de ansiedad. Aldo Muñoz cumplía un sueño personal y, además, se convertía en el primer árbitro mendocino en dirigir un encuentro en la Primera División de AFA. ¡Y qué partido! Nada menos que el clásico Independiente-River en Avellaneda, por la decimotercera fecha del Torneo Clausura '92.
"Aldo Muñoz, frente a la oportunidad que siempre anheló", tituló Los Andes en uno de los artículos ubicados en la página 11 de la sección deportiva. A raíz de un conflicto (la escasa severidad con al que el Tribunal de Penas de AFA había sancionado a los jugadores de River y Boca expulsado en la fecha anterior ) que derivó en una huelga de los jueces de la AAA, los árbitros de SADRA cubrieron las vacantes y la fecha se jugó con normalidad.
River venía de sufrir el "Tarjetazo" de Castrilli en el Monumental. Fue la tarde en la que el árbitro expulsó a cuatro jugadores de River y al DT Daniel Passarella en el duelo contra el puntero y a la postre campeón Newell's Old Boys.
"Desde el portón de entrada de la cancha de Independiente hasta el camarín nos demoramos 50 minutos", recuerda Aldo Muñoz, quien aquél domingo fue asistido por otros dos jueces mendocinos: Carlos Ortiz y Miguel Villalba. Sentado en el sillón del hall de entrada del centenario matutino, agrega: "Había una cantidad impresionante de periodistas, no me dejaban caminar. Con decirte que entré al vestuario, me cambié y salí a dirigir sin hacer la entrada en calor porque no tuve tiempo".
Los colegas le preguntaban quién era, cuántos años tenía y qué categorías y partidos importantes había dirigido antes del derby porque los árbitros del Interior no tenían nombre a nivel nacional.
-Las críticas fueron excelentes. ¿Tan bien jugó?
-Los jugadores se portaron bien. Al primero que le saqué la amarilla fue a Bianco. En un momento sentí que un jugador, que creo que era Astrada, le dijo a otro a espaldas mías: ‘Ojo que este sabe’. Entonces ahí me agrandé. Cuando terminó el partido aplaudieron desde los cuatro costados. Es cierto que los jugadores colaboraron en la parte disciplinaria, pero gracias a Dios me salió todo bien. El veedor de ese partido, que fue Carlos Coradina, me puso un diez. Y de ahí los diarios me pusieron nueve, ocho y siete, que fue la calificación más baja.
-¿Por qué no pudo llegar a ser árbitro internacional?
-Iba a ser árbitro internacional, pero por cuestiones políticas entre el gremio (SADRA) y Grondona arreglaron con Atilio Sanabria, que duró muy poco y se corrió la bola de que había pasado algo (NdR: en 1994 fue acusado de soborno en favor de Rosario Central). Lo que más lamento es que una semana antes Marconi me había llamado a mi casa para decirme que iba a ser internacional. Políticamente arreglaron con Sanabria. También estaba el tucumano Salado. Al otro año estuve también estuve postulado, pero entró Hugo Cordero.
Tuve la mala suerte de que los dirigentes de la Liga no me ayudaron. Jorge Saguán, que era el presidente de la Liga Mendocina en ese entonces, llamó a Buenos Aires para decir que trataran de no designarme allá porque les hacía falta acá. No teníamos contrato y estuve como un mes sin ser designado. Después firmé contrato y nos ofrecieron la seguidilla de partidos intercalados entre Nacional B y Primera. También me perjudicó la edad: en ese momento tenía 38.
-¿Vivió del arbitraje?
-No, nunca. Me ayudó muchísimo porque se pagaba bien, pero hoy a través de los contrato se puede vivir. Eso sí, tenés que dedicarte, sobretodo cuando sos árbitro internacional. Entrenaba martes y jueves, pero cuando pasé al fútbol profesional entrenaba de lunes a viernes.
-¿A qué se dedicaba?
-Tenía una subagencia de quiniela, también tuve un lubricentro y un taller de electricidad del automóvil. No pude atenderlo porque me llevaba mucho tiempo y tuve que volcarme al arbitraje, hasta que después me jubilé.
-¿Jugó al fútbol?
-Jugué un solo partido en la primera de Huracán. Recuerdo que fue un cuadrangular amistoso en Tunuyán y nos dirigía el Pancho Ontiveros. Jugaba de cinco y salimos campeones en Tercera.
-¿De esos llegó alguno?
-Sí, el Ratón Giardini ya estaba casi en primera y también estaba el Chiche Cáceres, que vivía en Las Heras, cerca de mi casa. También estaban Hugo y Bocha, que es el más chico. ¡Había que llegar en ese momento! Había jugadores de la talla de Héctor Alfredo Millicay, eran de otro nivel.
-¿Cómo llegó al referato?
-Estaba dirigiendo torneos callejeros con Aldo Puebla, que fue un señor árbitro de la Liga Mendocina, con quien incursioné para hacer el curso. Debuté en Primera como juez de línea de Gabino Rossi y después de dos años, en el Consejo de Árbitros surgió la posibilidad de dirigir la B local. Jugué dos partidos y subí a Primera A. Después pasé al Torneo del Interior, fui durante dos o tres años de los árbitros mejor calificados por los dos diarios y recibí el premio Huarpe, donde había sido ternado tres veces. En 1991 me recibí de árbitro nacional y debuté en el Nacional B en un partido entre Chaco For Ever y San Martín de San Juan.
-¿Intentaron sobornarlo en alguna oportunidad?
-Sí, tres veces me llamaron para arreglar, pero nunca me presté para eso. Un día íbamos con Justo Villalba y Carlos Alaniz a un partido de Gimnasia en La Plata contra Belgrano. Se nos arrimó un tipo al estadio y se largó con lo que llevaba. Villalba le metió una piña tremenda. A lo sumo sentías rumores de algún carnet que se devolvía, pero el arbitraje de Mendoza siempre se caracterizó por la honestidad, no como otras ligas. No pongo las manos en el fuego por nadie, pero puedo mirar al dirigente a los ojos, ninguno me puede señalar. Soy un laburante que no supo aprovechar su nombre, pero estoy contento.
-¿Cómo ve la actualidad del arbitraje mendocino?
-Hay buen nivel. La Liga siempre optó por tener muy buenos profesores, desde que hice el curso con Andrés Moreno, continuó con Orlando González, una eminencia como instructor. Antes había estado Rivero. Después apareció Pedro (Castellino) y estuvimos con Nelson (Benítes). Mientras la liga se porte bien con los instructores, van a tener buenos árbitros. Cuando mis árbitros se reciban irán a parar a la liga y estoy seguro de que van a ir bien preparados.
-¿Hoy quien es el mejor?
-Aparte de que es mendocino a mí me gusta ‘Nani’ Espinoza. Está en un grupo de árbitros jóvenes en el que todavía no sobresale ninguno. A Nani lo hemos enderezado porque tenía un carácter fuerte, algo soberbio y ponía una distancia grande con el jugador.
-¿Cómo era Muñoz?
-No hablaba mucho, yo actuaba. Tenía mi autoridad, no andaba con risas ni palmadas.
-¿Qué piensa del VAR?
-Dejan mal parado al árbitro porque han habido muchos errores. Se pierde el espíritu del juego. Si se aplicara acá, el partido se pararía cada dos por tres. Sirve para penales, goles y golpes. El offside, si es muy evidente. No mucho más.
Perfil
Fecha de nacimiento: 29/06/1951
Edad: 67 años.
Trayectoria: asistente de Gabino Rossi (1981-1984), 3 partidos en Primera B, debut en Primera A de la LMF (1985), debut en Primera A de AFA (17/5/1992). Dirigió en amistosos internacionales a la Selección Argentina, Real Madrid, Sevilla y Checoslovaquia.