Linda barra aquella que sentaba sus reales en la avenida Las Heras, con prolongación en Juan B. Justo. Cuna de los ''Ecos del Ande'', aquel conjunto de Talquenca, Lledó, Santos y Gallego con variantes en otros momentos, los hermanos Zalakik, además de los Chesi y predilecciones deportivas que pasaban por el básquetbol de 9 de Julio, el fútbol de Independiente o Gimnasia y el rugby de Universitario. Los chicos de la armería tuvieron su primer contacto deportivo con los esquíes que don Quintilio les preparó para sus excursiones a Vallecitos.
Luego, el fútbol ''Azul'' para Mario y el rugby que llamó la atención de Aldo, el menor, que junto a los mellizos Ernesto y Luis Vallejo, fueron una tarde cualquiera a incorporarse a Universitario, aquel del ''Patón'' Aldao, Fermín Rodríguez y Omar Atencio.
La cosa prendió en ese chiquilín de mechón rubio, retacón y con sangre ''tana'' que, con su fuerza y ganas, llegó a la primera cuando sólo tenía 18 años.
-¿No eras chico para primera?
-Sentí el cambio de cuarta a primera, más cuando yo era de entreverarme en cuanto revoltijo se armara. Al principio fue duro pero, por suerte, a los pocos partidos me acostumbré y pude mantenerme en la máxima división.
No duró mucho lo de Universitario, de un día para otro los muchachos dejaron de entrenarse y a partir de eso muchos buscamos otro destino y así fue como me incorporé, allá por 1967, al Mendoza RC. Eran las épocas de Nasazzi, el desaparecido Brandi, el “Gato”' Quiroga, Irañeta y otros grandes.
-Ahí nomás te entreveraste...
-Era un fanático de los entrenamientos y el grupo del rugby era muy unido. En esos años hicimos la actual cancha, en Bermejo, y tuve el gusto de jugar en la selección de la Unión con monstruos como Fariello, Chacón, Gandía, Navesi, el sanjuanino Quiroga y grandes jugadores del momento, pese a que no era de los mejores, pero valía mi decisión para tacklear y el estado físico, que siempre traté de mantener.
-¿Cuándo dejaste?
-Estuve en actividad hasta 1972 y en el '73 y parte del '74, jugué en la tercera de veteranos y en la primera ocupó mi lugar el recordado Julio Ragazzone. Para mí el Mendoza fue el rugby y prueba de ello es que mis hijos Pablo y Juan juegan en la institución.
-Tiempo para los tiros...
-Obviamente que siempre estuve ligado a la actividad, ya que aparte de las razones laborales, mi padre tiró al platillo y mi hermano compitió mucho tiempo oficialmente.
Un buen día, Mario me regaló un par de armas y me tomé la actividad deportiva en serio, con el excelente resultado que logré, al poco tiempo me consagré doble campeón cuyano en pistola standard y fuego central que, en definitiva, fueron mis dos especialidades preferidas.
-¿Y?
-En ese momentos armamos una ''patota'' de mendocinos y fuimos a participar en un Argentino que se disputó en Rosario. Viajamos con Antonio Marín, ''Yute'' Richard, de Tunuyán, Homero Banco y Alberto Aguinaga. Me clasifiqué en cuarto y quinto lugar de mis dos especialidades y al quedar entre los diez mejores, automáticamente me incorporaron al plantel básico argentino.
Corría noviembre de 1974 y acto seguido me comunicaron que en marzo del '75 debía participar en Buenos Aires de un concurso con vistas a “'Benito Juárez”, un torneo de carácter internacional que se disputaba en México. Oscar Servo era el líder natural del grupo y además nos entrenaba en intensas jornadas de cuatro turnos, que resultaban verdaderamente agotadoras.
En un momento dado me coloqué un punto arriba de Oscar Yuston -el mejor tirador en pistola de la historia- y me sorprendió de la manera que todos, incluido Yuston, se alegraron. No entendía nada, pero el motivo del festejo era que a nivel internacional había aparecido el cuarto tirador que ellos tanto esperaban, para constituir un equipo ''medallero''.
Así fue como desde México trajimos un segundo puesto en fuego central con Yuston, Uado y Cervo y también medalla de plata en standard, donde iba Gallo por Cervo.
-Llegaron los éxitos
-La potencia, en esos tiempos, era Estados Unidos, pero en la Copa del Mundo de 1981 nos dimos el gusto de ganarles con un terceto que compusimos con Yuston y el cordobés Stutz. Marcamos 580 de promedio y dejamos atrás a Australia y Estados Unidos. Fue una gran satisfacción y motivo de orgullo para todos nosotros. Lo gracioso fue que cuando nos enteramos del halago estábamos los tres únicos argentinos y los brasileños se asociaron al festejo con su tradicional “'batucada”'.
Después seguí viajando y participando en torneos en todo el mundo. Pasamos por Estados Unidos, Puerto Rico, Venezuela, Chile, Brasil, a los mundiales de Corea y Alemania. Pero no tuve el gusto de llegar a una Olimpíada, ya que mi especialidad no estuvo nunca entre las disciplinas determinadas en los Juegos.
-¿Hasta cuándo?
-Lo último fue en Cuba ‘91. Había perdido a mis padres y no tenía la capacidad de concentración que hace falta para la alta competencia, así que luego de clasificarnos en tercer lugar, decidí abandonar la actividad.
-¿El nivel actual?
-No es muy destacado internacionalmente, ya que no se cuenta con la infraestructura adecuada y los tiradores no se pueden dedicar de lleno a la actividad al no contar con la esponsorización que, innegablemente, va a la par de la misma evolución.
Apasionado y con convicción en todas sus apreciaciones. Quizás, por momentos, demasiado apasionado. Pero así fue aquel jugador de rugby que pasó por el Mendoza con su fibra combativa, predisposición para tacklear y toda su sangre “'tana” aflorando en cada jugada. Como aflora en cada acto trascendente de su vida, como seguramente lo seguirá haciendo. Pero también como siempre, demostrando que no es un tiro al aire.
Anécdotas del hombre de la pólvora
Pólvora: "Soy el hombre de la pólvora, porque aunque no fumo yo respiro pólvora todos los días, a toda hora", comenta Aldo con una expresiva sonrisa en el túnel de la tradicional armería El Tirolés, donde en el subsuelo se halla el taller en que se reparan las armas, se prueban las que son adquiridas por los clientes y se practica tiro. Cuenta además que justamente resultó Mario, quien años atrás fuera también un destacado tirador del Tiro Federal Mendoza, la persona que más influyó y que logró convencerlo para que se dedicara al tiro cuando dejó de jugar al rugby. "Un día abrió un cajón y sacó dos armas: un revólver y una pistola.
"Son tuyas, te las regalo. Para que puedas empezar a tirar", me dijo convencido de mi respuesta. Lo increíble es que en 1974, en mi primer tirada, me clasifiqué campeón cuyano. Y en febrero del año siguiente era convocado por primera vez a la Selección Argentina”.
ídolo: Textual de Chesi al ponderar la trayectoria de uno de los deportistas mendocinos más valiosos de la historia: "Siento un profundo respeto y una especial admiración por Ernesto Antonio Contreras, al que considero uno de los ídolos más grandes del deporte argentino. No solo lo digo por los grandes éxitos que logró como ciclista, sino también por la sencillez y corrección que mostró a lo largo de toda su exitosa campaña".
Pistolas: en la charla con Más Deportes recordó el comentario que hizo en una oportunidad en que comparó a las pistolas con los autos. "Hay Mercedes Benz y Fiat 600: cualquiera puede servir, según las necesidades de cada uno". Comentó, además, que "las más vendidas son las armas de fuego para defensa personal y las de menor venta las armas para cazar y olímpicas o para practicar tiro en el polígono".
Seguridad: al conversar con Aldo Chesi resultó inevitable tocar el tema de la seguridad, sobre el que mantiene su opinión de años atrás: "No hay ninguna política ni provincial ni nacional para quitarles las armas a los ilegales. No hay en todo el país una política de desarme de los delincuentes. Sí hay costosísimas campañas provinciales y nacionales para erradicar, mediante el Plan Canje, las armas que poseen en defensa propia las personas decentes, legales y de bien. Así como los jueces, gobernantes, políticos, empresarios y sindicalistas gozan del privilegio de una portación automática, también deberían tener ese beneficio los servidores públicos. Como el caso de los taxistas, que son los que diariamente exponen su vida en las calles.
Equipo: destacó finalmente que "en nuestra armería trabajamos en equipo, porque tenemos dos médicos: un psiquiatra y un clínico. También tenemos un experto en instrucción de tiro, otro en dactiloscopia y un fotógrafo. Para nosotros es fundamental que la persona sepa manejar el arma y también nos preocupa que sepa tirar. Porque han venido clientes a los que les faltan dedos en una mano y entonces hay que enseñarles a tirar con la otra. Para nosotros es fundamental el tema de la seguridad personal en el manejo del arma".