Alcohol al volante, riesgo que persiste

Insistimos en que debe ser muy riguroso el control y la sanción de personas que conducen vehículos con alcohol en la sangre.

Alcohol al volante, riesgo que persiste
Alcohol al volante, riesgo que persiste

Con una frecuencia más grande que lo normal nos enteramos de siniestros viales protagonizados por personas intoxicadas que conducen vehículos con niveles de alcohol en sangre superiores a los permitidos por la ley.

El martes 23 Los Andes difundió un informe oficial sobre esta situación. El Ministerio de Seguridad revelaba que durante 2018 había realizado 24.509 actas viales por alcoholemia a conductores en las rutas, accesos y calles de la provincia. De esa cifra, resultó que desde enero a diciembre del pasado año, 2.637 de esas actuaciones dieron resultado positivo, es decir se encontró gente al volante con ingesta previa de alcohol no permitida. El valor total se traduce en casi 220 faltas gravísimas por mes.

Según las autoridades de la Policía Vial de Mendoza, los sábados y domingos resultan las jornadas donde más se aplican este tipo de multas, ya que es cuando los jóvenes frecuentan las zonas de boliches bailables, bares o realizan consumos antes de ir a bailar.

El registro de multas por alcoholemia positiva volvió a engrosarse durante el fin de semana extendido, en esta oportunidad, por el feriado de Semana Santa, que para muchos incluyó  –además de sábado y domingo– jueves y viernes.

En San Rafael para las fiestas de pascuas,  entre jueves y domingo se confeccionaron 25 multas a conductores que manejaban con más de 0,5 gramos de alcohol en sangre, el máximo permitido por la Ley de Tránsito de Mendoza.

Los controles en general se centran en la madrugada de días que –para la mayoría– no son laborables. Como estrategia, para evitar “la picardía” de algunos conductores, los agentes dependientes de la Vial ya no disponen de un puesto fijo para realizar los controles, de manera que van variando los lugares donde se realizan los tests de alcoholemia. Además hay móviles recientemente entregados que cuentan con el kit para realizar el examen. Pero, por ahora no se puede frenar este flagelo del conductor alcoholizado.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció que el límite máximo permitido de alcohol no debería exceder los 0,5 gr/L de sangre y recomienda adoptar límites más bajos aún. Sin embargo, hay sociedades como las del Reino Unido que tienen límites superiores (0,8 gr/L de sangre) y otras como la japonesa que estableció un límite 0,15 gr/L o la sueca, con 0,2 gr/L.

La multa por conducir alcoholizado es considerada una infracción gravísima en la escala de valores de la Ley de Tránsito y equivale a $9.500. Pero si además en el mismo control el agente policial detecta otra infracción, el conductor incurre en un “concurso de faltas”, lo que eleva la sanción a $14.250.

A pesar de este rigor en lo económico, esta inconducta al momento de conducir se sigue registrando y no hace falta ahondar en las consecuencias desgraciadas cuando se producen colisiones o vuelcos. Las páginas de los diarios, en sus secciones Policiales, reflejan los saldos en víctimas fatales y heridas graves que dejan estos incidentes.

Pese a cierta eficacia de los controles viales, los casos se siguen repitiendo.

Lamentablemente no se ha impuesto como se querría, la regla de disponer de una persona aislada de la bebida para que conduzca y efectuar un regreso seguro a casa.

La problemática del alcohol al volante sigue generando consecuencias en nuestra provincia y la sociedad mira confundida tanta irresponsabilidad y la repetición de sucesos lamentables por esta causa.

Y no siempre son jóvenes los responsables de estos sucesos. Sin ir más lejos, una mujer de casi 40 años, que circulaba con menores en el auto que guiaba fue encontrada alcoholizada (más del triple de alcohol en sangre) tras volcar en la ruta nacional 143, sur provincial.

El Instituto de Seguridad Vial (ISEV), basado en Buenos Aires, brega hace años por tolerancia 0 en material de alcohol. Sus integrantes opinan que sería necesario  legislar en esta materia como “delito vial” –tal cual ocurre en muchos países europeos– el conducir con tasas altas de alcoholemia, para no llegar siempre “cuando está el muerto o el lesionado”.

A los que se oponen (por falla de los equipos u otras razones), las organizaciones civiles que luchan contra este flagelo señalan que es un argumento hipócrita. Desde 1995 (y antes también, parcialmente) en Argentina existe tolerancia 0 para los conductores profesionales (¿existe alguna diferencia orgánica en ellos respecto a un conductor particular?). Un tema para pensar y debatir.

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