El fundador de Conin, Abel Albino, se refirió con términos muy duros a la noticia del momento, que tiene el ex secretario de Obras Públicas de la Nación, José López, y a su fallida misión de enterrar cerca de 9 millones de dólares en efectivo en un monasterio, como protagonistas (ver página 4).
“Podríamos haber hecho tanto bien con semejante cantidad; lo mismo que venimos haciendo desde hace tantos años”, destacó el médico pediatra durante el II Encuentro Nacional de Coordinadores de Centros Conin.
“Cuando hay corrupción, todo se encarece, se enrarece. Hay gente que no come, eso es dramático. La corrupción colabora con la desnutrición, hace más pobre al país”, sostuvo el referente social.
Albino se mostró optimista, destacando que no debe darnos vergüenza como país reconocer que hay pobreza ya que es el primer paso para encontrar una solución. “Veo mayor interés en este gobierno en la problemática de la desnutrición y pobreza que en el anterior. El Gobierno de Macri ha reconocido el problema, algo que no hizo el anterior y fue un error grave. Hay que reconocer que cometimos errores y, en virtud de ello, vendrá la solución”, dijo.
En lo que se refiere a desnutrición, destacó que con el trabajo de Conin ya han salido de la desnutrición entre 16.000 y 18.000 niños. “Normalmente, la mortalidad infantil es marcador indirecto de desnutrición. Esta tasa es de 15 por mil (1,5%)”, agregó.
Entre el miércoles y ayer, coordinadores y referentes de los 74 centros Conin de todo el país participaron y compartieron experiencias y vivencias de sus trabajos.
Dolor en el alma
Manteniendo su diplomacia característica, Albino no ocultó su malestar ante el episodio del ex funcionario que fue descubierto in fraganti mientras intentaba ocultar millones de dólares. "Cada vez que se conoce un caso así me duele el alma, me hace llorar. Hay tantos niños que están formando su sangre, sus huesitos, su cerebro y necesitan que se los acompañe. Pero que se los estafe y les quite la ilusión y futuro, es muy serio", resaltó el fundador de la fundación Cooperadora para la Nutrición Infantil.
“Hay muchos chicos que mueren o que quedan con sus capacidades disminuidas. Desarrollarán su cerebro en 10, 20 ó 40%. Ellos se quedan y, con ellos, nos quedamos todos. Es muy grave lo que está ocurriendo”, siguió Albino, quien destacó que es fundamental que el niño reciba estimulación, cariño y una adecuada alimentación durante su primer año de vida ya que en esa etapa desarrolla 80% del cerebro que tendrá de adulto.
No ocultar, la clave
Para Albino, es fundamental asumir que existen la desnutrición y la pobreza. "Si decimos que no existe pobreza o que estamos mejor que Alemania, no podemos seguir en la conversación porque no hay sustento. Si reconocemos que tenemos problemas y que hay quebrarlos, estamos reflexionando bien", sostuvo el pediatra, quien resaltó que no es que se haya agudizado la problemática durante los últimos meses, sino que se la está visualizando por primera vez.
Asimismo, resaltó que lograr cambios y mejoras sustanciales tomará entre 25 y 30 años, teniendo en cuenta que contempla a toda una generación.
"Combatir el hambre es fácil, porque es un síntoma. Combatir la desnutrición es lo difícil, porque es una enfermedad individual y social profunda. Hay que analizar el hecho de que tengamos un 30% de la población debajo de la línea de la pobreza, sufrirlo y obrar en consecuencia a ello", agregó.
Asimismo, se refirió a la situación en nuestra provincia y destacó que hay mucho en qué trabajar.
“Se cree que un pobre es una persona igual a nosotros pero sin plata pero es distinto. El pobre es pobre en familia, en alimentos, en historia, en educación, en sueño, en fuerzas, en ideales, en introspección, en retrospección, en experiencia adquirida. Y encima no tiene plata. Hay que meterse en la pobreza y ver. En una oportunidad, investigamos parasitosis y detectamos que 70% de chicos tenían anemia, y que 50% de ellas eran anemias compatibles con transfusión de sangre. Vimos que había chicos que tenían hasta 4 familias diferentes de parásitos. Cuando no hay cloacas y saneamiento ambiental, es muy precaria la vida”, advirtió.
Optimista
Más allá de la desazón por el caso López, el especialista evitó caer en el pesimismo y resaltó que es clave trabajar mancomunadamente, ya que no siempre es absoluta responsabilidad de los gobiernos o políticos.
“En tanto y en cuanto busquemos las cifras y no temamos a los diagnósticos, vamos por buen camino. Reconocer el problema es el principio de solución. Macri tiene la premisa de ‘Pobreza cero’ como un objetivo, pero eso va a llevar muchos años y no lo va a poder ver en su gestión. En Chile tomó entre 20 y 30 años. Hace 44 años, Monckeberg dijo que iba a quebrar la desnutrición y lo logró. Actualmente, Chile sigue teniendo problemas de pobreza, pero lo que ha hecho con la desnutrición es asombroso. Si nos dejan trabajar en el tiempo, tenemos esperanza”, auguró Albino.
A nivel provincial, el médico también se ilusiona de cara al futuro y prefirió dejar de lado las promesas de recursos oficiales que nunca llegaron en años anteriores. “Es muy grande e importante lo que hemos hecho solos. Con ayuda estatal, va a ser una maravilla. Ojalá nos pongamos de acuerdo los argentinos en este tema. ¿Con qué vamos a combatir la inseguridad? ¿Con más policías, helicópteros y armas con mira telescópica? No. Lo vamos a hacer con familia, con amor, con contención”, cerró.
Voluntarios anónimos que combaten la desnutrición
Pobreza y desnutrición son dos temas que, reflejados en noticias o en charlas cotidianas, suelen vincularse a estadísticas. Muchas veces el tema comienza y se agota en números.
Pero para los coordinadores y voluntarios de los centros Conin, estas cifras son realidades con las que se codean día a día, y en las que trabajan incesantemente. Sandra Reyes -de Alcoba, una zona rural de Salta- y Sofía Bertinet -de La Paz, Entre Ríos- son dos de las referentes que participaron del II Encuentro de coordinadores de Centros Conin, celebrado en Mendoza. Y ambas compartieron algunas de sus vivencias e historias de trabajo.
Un centro itinerante
Alcoba es un distrito rural ubicado dentro de Tartagal (Salta) y su población está conformada por integrantes de los pueblos originarios.
Entre tantas situaciones difíciles de comprender que viven, hay un abuso muy común hacia sus habitantes y que es perpetrado por otras personas -según relató Sandra Reyes, coordinadora del centro Conin El Fortín-. Al no tener los vecinos acceso a los tradicionales supermercados (porque viven muy lejos o porque los comerciantes les impiden entrar por su vestimenta), no tienen otra alternativa que comprar mercadería a los mismos comerciantes o particulares que la llevan al lugar en sus vehículos. Y es aquí donde aparecen los abusivos.
Precisamente, ésta es una de las realidades en las que trabajan desde El Fortín, y con los vecinos han instrumentado un “juego” -una simulación de compras- para entregarles mercadería de forma gratuita, y al mismo tiempo instruirlos. “Le llamamos ‘El Mercadito’. Llevamos los productos, los ubicamos en mesones como si fuera un almacén y les damos billetes de ‘juguete’ para puedan comprar. Van anotando todo en una pizarra; así aprenden a administrar los recursos y a leer tickets o facturas”, explicó.
Según indicó, en Alcoba no hay muchos casos de desnutrición leve o grave, pero sí de desnutrición crónica. “El trabajo con los pueblos originarios requiere de una adaptación y flexibilidad al contexto cultural, al intercambio”, explicó la voluntaria.
La oficina de El Fortín está ubicada en una zona urbana, y a 27 kilómetros está el centro. En este último atienden a las madres y chicos de 3 comunidades del lugar. “Esa gente vive en una zona de migración constante. Por esto, ideamos la estrategia de salir a aquellas comunidades que no pueden llegar al centro”, siguió la mujer, quien destacó que Conin itinerante comenzó a operar en julio del año pasado y trabaja con hasta 12 familias (cada una con entre 8 y 12 niños).
“En el equipo hay una nutricionista, que lleva su equipo y los ingredientes para cocinar. También hay un pediatra que lleva medicamentos (es la única forma en que reciben atención médica) y un referente del área social, que se encarga de distintos documentos y trámites. Hay también un responsable de desarrollo infantil y se planifica la jornada dependiendo de las necesidades y de las condiciones”, indicó Reyes.
El centro se creó en mayo del año pasado y ya han trabajado con casi 200 familias de 8 comunidades (al menos 1.600 personas).
Con el agua al cuello
La localidad de La Paz está ubicada en Entre Ríos. En abril llovió durante 22 días seguidos y, aunque el pueblo no se encuentra en una zona de las consideradas inundables, la situación llevó a que se desbordara el arroyo. "Fue un caos en logística. Como centro debimos modificar nuestra forma de trabajo, teniendo que asistir a las familias casa por casa. Así estuvimos por semanas, casa por casa, además de seguir trabajando con quienes iban al centro", contó Sofía Bertinet, coordinadora del centro Conin del lugar.
A esta situación se sumó la solidaridad de todo el territorio argentino, que hizo llegar donaciones a La Paz. Los voluntarios se encargaron de recibir la ayuda, de almacenarla -en el centro y en otros lugares- y luego de distribuirla.
“Fueron unas 1.500 personas las afectadas y han ido volviendo de a poco a sus casas. Pero aún en los centros de evacuados hay 80 personas que han quedado sin nada”, destacó Bertinet.
En ese pueblo entrerriano, Conin trabaja desde hace 4 años, y calculan que el número de familias asistidas rondan las 120. IdlR