Desde no hace demasiado tiempo, a los llamados divulgadores científicos (básicamente filósofos y físicos) se les ha dado por dar a conocer sus conocimientos por televisión y otras plataformas; lejos de los claustros.
Estados Unidos tiene a Carl Sagan como uno de los precursores y en Argentina se puede mencionar a Adrián Paenza y Diego Golombek. Personas que, dedicadas a cuestiones muy específicas y en apariencia ajenas a las audiencias medias, lograron acercar lo científico a la población de un modo sencillo y fácil de comprender. Sin embargo, lo sencillo y fácil no es necesariamente simple. Para eso existe gente como el físico, músico y divulgador científico Alberto Rojo (59) quien, invitado por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, paseó por Mendoza una suerte de stand up inteligente titulado "De la física a la música, un concierto conversado".
Rojo es egresado del Instituto Balseiro y se hizo "un poco famoso", como él indica, a partir del programa "¡Mozo, hay un físico en mi sopa!" emitido por el canal Encuentro. Además, es docente del Departamento de Física de la Universidad de Oakland, en Rochester (Michigan) y sobre todo es tucumano y músico: llegó a tocar con Mercedes Sosa en vivo y en dos de sus discos de estudio.
"Me gusta sentir que mi trabajo es apreciado -cuenta en uno de los pocos descansos que le permitió su agenda- y en Mendoza me han tratado muy bien; hay gente muy interesada", cuenta en cálido tono tucumano.
"Mi trabajo es divulgador de la ciencia. Tengo ideas que creo que valen la pena discutirse y por eso estoy acá y viajo tanto", cuenta mientras le preparan el escenario en un café de calle Irigoyen donde se explayará con su guitarra y sus ideas.
Asegura que para ser un buen divulgador "interesa más el cómo que el qué. O sea decir las cosas de un modo en que la gente te va a escuchar y a entender".
Inteligencia
La idea de que todo científico y divulgador es, de movida, una persona inteligente, es algo que se da por sentado. "Yo me considero alguien inteligente", cuenta Rojo con certeza.
Pero después amplía el concepto: "Si hay algo que hice bien en la vida, fue vincularme con gente más inteligente que yo. ¿Cuando alguien sabe que está ante alguien más inteligente que uno? Cuando ven lo que yo trato de ver y me doy cuenta que ven cosas que yo no veo, que entienden cosas que yo no entiendo. Y que ante la visión de un problema tiene una solución buena y sorpresiva. Que da una sensación de revelación".
Rojo recuerda con especial inquietud la inteligencia de Mercedes Sosa, a quien conoció en profundidad y con quien tocó en varias ocasiones. Su mirada inteligente se ilumina al recordarla.
"Hablando con ella sentía que ampliaba la idea de inteligencia porque Mercedes a la suya le sumaba el talento. Tenía un contacto con el mundo, de vínculo, de razonamiento y de abstracción que no lo tengo yo. Mereces, por ejemplo, me hizo creer en mí como músico cuando nos conocimos en Canadá".
Genialidad
Para Rojo la inteligencia es también algo subjetivo. "Pero la conjunción de conocimiento, con habilidad lógica con intuición que se combinan en una persona es lo que a veces los hace geniales a ciertas personas".
El divulgador también se mete de lleno en el dilema de tipo moral que se plantea cuando alguien es inteligente y a la vez es una persona de porquería; una mala persona. "No -se detiene- no, porque una cosa es la creatividad y el arte y otra cosa es el artista en cuanto a su ética. Muchas veces la ética individual de los científicos es cuestionada. Por caso, (Isaac) Newton era un mal tipo. Cuando descifra las órbitas elípticas dejó de lado el trabajo de Robert Hooke y cuando le fue a reclamar el crédito Newton omitió mencionarlo".
Para eso, Rojo tiene un dicho: "Querer conocer al artista por su obra es como querer conocer al pato porque te gusta el paté".
Otro caso de genio "malvado" es el músico Richard Wagner, quien adhirió al nazismo. Rojo aclara: "A mi me gusta su obra, no me gusta él como antisemita".
Uno de los libros de Alberto se llama "La física en la vida cotidiana". ¿Sirve de algo saber de física para mejorar la vida?. "Siempre estoy pendiente de los fenómenos físicos. Eso me ayuda a entender mejor a la naturaleza, cuestionar el mundo, mejorar mi mente, que es el software del cerebro. No pienso en la ciencia como utilidad, práctica sino más en la búsqueda del sentido. Por eso digo que lo contrario de la inteligencia es el exceso de practicidad.
Otra de las obras editada por el divulgador lleva el sugestivo título "Borges y la física cuántica".
"Otro caso de inteligencia -retoma-. Borges maneja el lenguaje con una claridad conceptual que, al leerlo, me doy cuenta de que es más inteligente que yo. ¡Y eso me considero un tipo inteligente!"
Ciencias Exactas: buenas iniciativas
El martes a las 16 el el divulgador y artista estuvo en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, donde ofreció el coloquio "De la física a la música, un concierto conversado". Rojo es además un divulgador apasionado: actualmente tiene cerca de 90 trabajos publicados sobre temas de física en revistas de circulación internacional. Publicó en coautoría con Anthony James Legget, Premio Nobel en 2003.
La visita estuvo enmarcada en un encuentro del Ciclo de Charlas científicas de la FCEN que pretenden ser un espacio de intercambio entre la comunidad y referentes académicos.
Sus libros
"Borges y la física cuántica. Un científico en la Biblioteca Infinita". Editorial Siglo XXI, 2013.
"El azar en la vida cotidiana". Editorial Siglo XXI, 2012.
"La física en la vida cotidiana". Editorial Siglo XXI, 2007.