El rock es un estilo de vida pero también tiene planes y tiene cráneos que trabajan para que esa rebeldía que se escucha en sus letras tenga un camino asfaltado hacia el éxito.
La mayoría de las veces esos cerebros son inaccesibles, producto de los intermediarios o porque son cultores del perfil bajo. Uno de esos cráneos es mendocino y se llama Alberto Moles o "Albert" o "Toca" (como le decían en su adolescencia) y es quien lidera PopArt, una de las discográficas más importantes del Cono Sur. Pero a él las luces del estrellato no le gustan.
"Me vine con esta musculosa (azul con flores rojas) para que no me saques fotos, ja", se burla este menduco que fue a los Grammys y varios grosos se paraban a saludarlo y a reconocerle su trabajo. Este habitante del mundo, pero que surgió del barrio Judicial, se cargó en su espalda el futuro del rock nacional ya que decidió apostar fuerte cuando tenía pocas fichas y pegó un pleno.
Alberto es hoy uno -sino el mejor- de los productores discográficos de Latinoamérica ya que sus bandas suenan en todos lados. Firmar con su sello es garantía de compromiso y laburo para que el artista se desarrolle y tenga la cercanía que muchos no tienen ya que gira con las bandas por todos los festivales donde van. "No soy un chabón de escritorio", asegura.
Pero su lugar en Mendoza, es La Crucecita, son las milanesas de Martita, los malos chistes del viejo 'Pato' Moles (querido y respetado difusor de discográficas), es la Lepra (Independiente Rivadavia) y es todo lo que lo conecta con estos pagos... Sus pagos.
Lejos de la formalidad de una entrevista, Albert decide tomar algo en un bar y conversar con Los Andes sin tener un discurso armado y así salió una charla de casi dos horas. Alberto Moles sabe lo que es salir de abajo, de formarse en la "Ciudad de la furia" como difusor novato y de tener que hacer llegar discos a radios como la Rock & Pop de hace varios años atrás que tenían a grosos como Mario Pergolini, Juan Di Natale, el Ruso Verea y varios más que se peleaban por las novedades que llevaba este menduco.
-En tu casa se respiraba música...
-Mi viejo trabajaba en EMI Odeón en la década del 70 al 80 y teníamos discos de The Beatles, The Rolling Stones, Emerson, Lake & Palmer, Yes, todas esas bandas que eran una bomba. Llegaban los discos en una caja y adentro había 30 vinilos. Mi viejo se guardaba dos o tres y el resto iba para las radios. Así fue toda mi infancia en el barrio Judicial, donde los vecinos venían y nos pedían que subiéramos el volumen.
-¿Cómo arrancaste?
-Un día le preguntaron a mi viejo si me animaba a trabajar para Polygram, que necesitaba un chico en Mendoza y les dije que sí. Con 17 años promocionaba los discos de Bon Jovi, Bryan Adams. En esa época La Mona Jiménez, El Cuarteto Leo y Rata Blanca empezaron a venir a Mendoza y empezaron a trabajar conmigo porque ya me conocían de mi viejo y de mis tíos, algo que me abrió muchas puertas.
-¿Y el desembarco en Buenos Aires?
-Yo sabía que iba a trabajar en Buenos Aires y por eso cuando me lo ofrecieron de Polygram les dije que sí. Ahí trabajé 7 años hasta que la compró Universal y a mí me echaron. Fue un puñal en el corazón. Después de eso decidí no trabajar para una multinacional y fundé Toka Discos. Con esa produje discos de varios artistas y explotamos con el tema “Siempre esperando” de La Mancha de Rolando y Chizzo, de La Renga, y por suerte nos fue muy bien.
-Después de romperla en Buenos Aires llegó México…
-El rock argentino es muy bien visto y bien recibido en toda Latinoamérica. Cuando empecé a viajar a México había una brecha muy grande entre lo que fue Soda Stéreo o Los Fabulosos Cadillacs o Los Enanitos Verdes; no había nada nuevo del rock argentino que se metiera en la raza mexicana. Hasta que empecé a ir con Los Auténticos Decadentes con “Sigue tu camino” y la rompimos. Desde ahí voy ocho veces al año a México.
-¿Te sigue emocionando escuchar nuevas bandas?
-La música me hace volar, me hace sentir momentos. Amo escuchar canciones nuevas que me sigan emocionando, por eso trato de sacar artistas que me gusten y sentirlos para venderlos, promocionarlos. Podemos agarrar a una banda muy buena, pero si no nos llega, no la podemos laburar, somos muy románticos y pasionales a la hora de elegir las canciones.
-¿Qué te pasa cuando te sentás en un bar y escuchás que hay una banda tuya sonando?
-No me acostumbro a que sea normal. Me pongo feliz, me emociono y me acuerdo dónde tocaron ese tema, cómo lo armaron y cómo lo eligieron.
-¿Cuántas veces escuchás una canción para saber que es un hit?
-Son momentos, algunos temas son ya. Por ejemplo, los Guasones me llaman y me piden que vaya al estudio para definir el corte y muchas veces se discute fuerte con la banda porque ellos tienen un sentimiento especial por un tema y creen que todas las canciones están buenas y yo, que pienso más en lo que le puede gustar a la gente, pienso que puede ser otro. Cuando siento cosquillas en el cuerpo, me doy cuenta de que es el tema.
-¿Qué opinás cuando dicen que el rock nacional está en crisis?
-No lo creo, por ahí subió más la música artificial como el reggaeton, lo latino fácil, pegadizo y bailable de boliche que le gusta a los jóvenes y que explota en las redes, pero son discos que no van a quedar en la historia.
-Hoy Mendoza está en el ojo de la música nacional por el surgimiento del indie con los Usted Señálemelo y Perras on The beach. ¿Qué opinás de este movimiento?
-Hace tiempo que vengo escuchando hablar de Simón Poxyran, por intermedio del guitarrista de Turf que tiene una banda llamada Poncho. Me dijo que lo escuchara que era del estilo del Pity Álvarez y tiene mucho carisma. Es más, en el Baradero Rock tocaron tres bandas de Mendoza (Usted Señálemelo, Perras on the beach y Luca Bocci) y me pareció grandioso. Es más ya me preguntaron productores de Los Ángeles por ellos.
-¿Qué proyección le ves al rock argentino?
-Veo mucha proyección; los artistas argentinos están cada vez mejor y son muy talentosos porque viven el rock de forma muy pasional, es como vivimos el fútbol.
-¿Qué opinás de la aparición de las plataformas digitales?
-Las plataformas digitales llegaron para salvar a la música de la piratería y cada vez la gente entiende que hay mejor calidad en la tecnología. Ya los chicos no compran CD y hay un lindo mercado para los melómanos o fanáticos en los vinilos.
-¿El rock tiene fecha de vencimiento?
-El rock no va a morir ni en pedo porque en cada barrio, en cada garaje o en cada computadora hay un pibe haciendo música. Si se juntan dos años para ensayar, se perfeccionan, los ayuda la economía o tienen la suerte de que una compañía como la nuestra los agarre y tienen buenas canciones, estate seguro de que van a triunfar. Cada dos o tres años van a aparecer bandas que mantienen vivo al rock.
La aparición de PopArt
"Después de que nos fuera muy bien con las bandas que teníamos, Roberto Costa (dueño de PopArt Management), me ofreció asociarnos. Ahí agarramos a Los Ratones Paranóicos que estaban editando 'Vivo Paranóico' donde estaba el tema 'Para siempre' con Andrés Calamaro y la rompió porque después se asoció con Maradona con su programa, su despedida", explica Alberto Moles.
Y agrega: "Después llegaron más bandas (Turf, La Mancha de Rolando) hasta que llegaron los Babasónicos que pretendían que fuéramos más pop que rock y ahí decidimos que las bandas más rockeras iban a estar en Toka Discos y las más pop en PopArt… Hasta que decidimos unificar la marca".
La vida es un carnaval
"Después de que me echaron de Universal (había comprado a Polygram) me fui a trabajar a SUM Récords que tenía, entre otros artistas, a Celia Cruz quien hacía un año (1998) había sacado el tema 'La vida es un carnaval'", recuerda Moles.
“Con esa canción me di cuenta de que era buen promocionador porque lo escuché cuatro veces y dije: ‘Esto es un hit’. Lo empezaron a poner en Buenos Aires y explotó, al punto que se vendieron más de 100.000 discos y gracias a eso le gané un viaje a San Andrés (Colombia) para toda mi familia al presidente de la compañía. Además, Celia Cruz se vio obligada a venir a Argentina porque la situación lo ameritaba y me agradeció haber promocionado tanto su canción”, cierra, nostálgico.