El informe de la ONU, que se denominó "Agua para un mundo sostenible" y fue elaborado por los expertos de dicha organización, señala que es apremiante modificar los métodos de uso y gestión de ese recurso vital. Los autores destacan que "nunca como ahora nuestro planeta ha estado tan sediento", especialmente a causa de las necesidades de un sector agrario cada vez más exigido.
El trabajo es acompañado por datos que demuestran por qué la situación deficitaria en cuanto a la provisión de agua confrontará inevitablemente con la necesidad de mayor labor productiva en el mundo. En efecto, de aquí a 2050, la agricultura, el sector de actividad humana que más agua consume, deberá producir un 60% más de alimentos a nivel mundial y un 100% en los países en desarrollo.
Según las previsiones, entre 2000 y 2050 el aumento de demanda de agua de la industria mundial será de un 400%.Y mientras se dispara el consumo de agua -en un 55% de aquí a 2050- su gestión no se realiza de manera sostenible y un 20% de las aguas subterráneas del planeta están siendo explotadas abusivamente.
El informe expone que el desarrollo económico y las prácticas contrarias a una gestión sostenible del agua producen contaminaciones masivas y pérdida de recursos hídricos.
En el caso de América Latina, el estudio deplora la escasa inversión en infraestructura e identifica dos prioridades: fortalecer la gobernanza hídrica (que Mendoza posee constitucionalmente), la calidad del agua, la gestión de aguas residuales y la prevención de catástrofes naturales.
Los mendocinos estamos obligados a considerar este complicado diagnóstico que Naciones Unidas lanzó al mundo como advertencia de una imperiosa necesidad de supervivencia. Nuestra provincia viene soportando años de una marcada crisis hídrica, que algunos atribuyen a normales cuestiones cíclicas, mientras que otros prefieren fundamentar en cuestiones ambientales y de cambio climático.
Pero, sea cual fuere el origen, no hay que olvidar que Mendoza es producto del adecuado uso del agua para hacer durante siglos, de este desierto, oasis productivos de los que hemos obtenido nuestro sustento como provincia y en el que hemos logrado desarrollar un modo de vida igual o similar al de otras partes del país y el mundo que sí han sido tocados por la bonanza de la naturaleza. Aquí, en cambio, detrás de cada árbol, de cada espacio vegetado, ha estado el esfuerzo del hombre. No hay otra explicación.
Nuestra provincia afronta un válido y necesario debate sobre reacomodamientos de su matriz productiva de cara a exigencias de un mundo cada vez más competitivo comercialmente y también por la indispensable generación de recursos. En ese debate, el agua es protagonista principal, en especial en lo atinente a la pretendida expansión de la minería, de muy difícil compatibilización de posturas entre quienes avizoran con ella una jugosa generación de recursos y quienes priorizan la problemática ambiental.
Por lo tanto, este contundente informe de la ONU exige de nuestra dirigencia política y de los sectores profesionales y técnicos, un definitivo y serio abordaje de la problemática hídrica local, totalmente despojada de intereses sectoriales.
