Al toro por las astas

Al toro por las astas

Roger Myerson, profesor de la Universidad de Chicago y Premio Nobel de Economía 2007, en Lindau en 2011, tratando la crisis de 2008, admitió: “Todavía tenemos mucho que aprender acerca de cómo lograr la estabilidad macroeconómica”.

Resulta que la estabilidad macroeconómica, imprescindible para incentivar y promover la actividad económica, no es el punto de partida; antes se requiere equilibrio para conseguir estabilidad.

El equilibrio verdadero, natural, libre de interferencias y su efecto, la estabilidad perdurable, no se logra favoreciendo a un sector; muy por el contrario, se perjudica.

En consecuencia, es un error pretender activar la economía con obras públicas que, además, implica utilización de recursos no disponibles. Da señales y órdenes falsas que incentivan la producción de hierro, acero, portland, arena, ripio, andamios, grúas, en vez de trigo, arroz, harina, carne, verduras, vestimenta, salud, educación, esparcimiento.

Ya lo experimentó, entre otros, España, durante la crisis de 2008, y el efecto fue un aumento de la recesión y pérdida del gobierno de Rodríguez Zapatero (PSOE).

El principal escollo que tiene la economía argentina es la inflación, que es imprescindible eliminar para permitir salir del pozo, lograr el auge de la actividad, el desarrollo económico y el bienestar social.

Escribieron sobre la inflación:

1) John Maynard Keynes: “No existe un medio más seguro y sutil para alterar las bases existentes de la sociedad que corromper la moneda”.

2) Milton y Rose Friedman: “La inflación es una enfermedad peligrosa y a veces fatal que, si no se remedia, puede destruir una sociedad”, y con más razón un gobierno.

3) Antoine Pinay: “La inflación lo corrompe todo: los presupuestos, las inversiones, la seguridad de los empleos, la legislación social, la salud moral de todas las clases, aún el prestigio de la Nación”.

La inflación es nefasta para la actividad económica porque no permite el equilibrio sustentable y, por lo tanto, la estabilidad que requieren las transacciones en general y las inversiones en particular.

El único remedio para la inflación es la reducción de la tasa de crecimiento de la oferta monetaria, es decir, dejar de emitir, que implica disminuir el gasto público hasta equipararlo con los ingresos reales.

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