En una noche cuando la emoción estuvo afuera del campo, Godoy Cruz cerró su año deportivo con una derrota inesperada ante Gimnasia (LP), sufriendo por sus propios horrores defensivos y soñando con un 2017 distinto.
La despedida del año tenía que ser de la mejor manera, por eso el Tomba entendió que el mejor camino para ganar era mantener la esencia futbolística, ésa que dio buenos resultados en el primer semestre. Y así el equipo dio sus primeros pasos en el partido, con presión alta y asfixiante. Los jugadores llevaron el libreto del Gallego a la perfección, siendo protagonistas y reduciendo lo que podía hacer Gimnasia.
Con un medio poblado de buen pie, la pelota siempre fue propiedad del Expreso, abriendo la cancha y apostando a las sociedades que le dieran el toque final a Ayoví. Por ese camino generó lo mejor de la primera etapa, con ocasiones claras en Silva y Ayoví.
Sin embargo, la intensidad se fue apagando y el Lobo adelantó sus líneas. El trámite se hizo equilibrado, pese a que el Bodeguero se acomodó mejor y mantuvo latente la posibilidad de gol en el área rival.
La sorpresa llegó con el error defensivo compartido entre Rey y los defensores, regalito que aprovechó Ibáñez para marcar el gol y llevarse demasiado premio al vestuario.
Sin embargo, con la confirmación de que la defensa tombina estaba en una mala noche -la expuso Ibáñez a los 9’ con su segundo gol- empezó a flotar la sensación de que merecía el castigo el local. Lo buscó, siguió insistiendo por las bandas, probó de media distancia e incluso apostó por el Morro García en la ofensiva. No hubo caso. El equipo repitió la pálida imagen de los últimos tiempos.