Al rescate de la humanidad

Fue conmovedor el gesto del papa Francisco de celebrar una misa en la plaza de San Pedro del Vaticano, propiciando la unión de los hermanos.

Al rescate de la humanidad
Al rescate de la humanidad

El papa Francisco protagonizó uno de los hechos históricos más tocantes: presidir una celebración para pedir el final de la pandemia de coronavirus en una plaza de San Pedro totalmente vacía como consecuencia del aislamiento social al que obliga la expansión del virus.

Fue un atardecer lluvioso en Roma que sirvió para enmarcar la tristeza, temor y desorientación que enfrenta la humanidad. Soledad nunca vista por parte de un jefe máximo de la Iglesia en sus dos mil años de existencia de ésta, pero que gracias a los avances de la tecnología fue presenciada al mismo tiempo en la mayoría de los países del mundo, sean o no cristianos.

El mensaje, obviamente religioso pero destinado a tener una clara interpretación universal, se basó en un pasaje del Evangelio cristiano que detalla cómo los discípulos de Jesús se vieron desbordados y temerosos a bordo de una barca ante la aparición de una fuerte e imprevista tormenta y debieron aferrarse a la fuerza y seguridad de Jesús, que navegaba con ellos, para afrontar el mal momento. Jesús allí les enseño que unidos podían hacer frente con más seguridad a la tempestad.

Es por ello que Francisco señaló el viernes en San Pedro: “Nos encontramos asustados y perdidos”. “Nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa”. “Nos dimos cuenta de que estábamos todos en la misma barca, frágiles y desorientados, pero al mismo tiempo importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente”. Y apeló al llamado de que “en esta barca (frente a la pandemia) estamos todos. No podemos seguir por nuestra cuenta”. “Nadie se salva solo”, fue una de sus citas más elocuentes.

Con su mensaje, el Papa sale al rescate de la humanidad, partiendo de la base de que el ser humano no puede sobrevivir sino en comunidad. Por eso pone de manifiesto que la indiferencia y el individualismo son producto del crecimiento de las necesidades falsas, no reales. “Con la tempestad se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar. Y dejó al descubierto esa bendita pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos”

La reflexión del Pontífice nos quiere hacer ver, que el hombre fue perdiendo su humanidad vista desde la solidaridad, mientras a la par iba creciendo la ya mencionada indiferencia. Por eso resalta en su mensaje que al amparo de dicha actitud creciente del hombre a su vez se propagaron las guerras, la contaminación, la frivolidad y también la soledad, una de las características de ese mundo enfermo en el cual todos pretendieron seguir viviendo sanos, algo a lo que también hizo alusión Francisco. Ello condujo al adormecimiento de la conciencia, que es lo que hace que el ser humano sea diferente al resto de la creación.

En un plano religioso, lo que también quiso resaltar el Pontífice es la unión del ser humano en la fe apelando a la conciencia y más allá del credo. Si Dios ve en el hombre la unión, de la misma manera que calmó aquella tempestad que narra la lectura evangélica, puede calmar esta tempestad de la pandemia. Para eso hay que despertar a la hermandad y la solidaridad.

Llamó a pensar el Papa que Dios, o el mundo, según cada creencia, nos da la oportunidad de rever lo que se hizo mal. Como dijo Francisco, en medio del actual “silencio que ensordece” y de un “vacío desolador que paraliza todo a su paso” surge la posibilidad de dirigir la mirada a los más necesitados, a dejar de lado la frialdad ante los gravísimos y sangrientos conflictos bélicos y a darle una nueva oportunidad al planeta para que respire como lo hace en estos días de quietud.

Solo se debe tener perspectiva para contemplar que detrás del actual silencio y de la parálisis social hay vegetales y animales de la creación que resurgen, mares y cursos de agua que se transparentan y conglomerados urbanos que bajan su contaminación.

¿Cambiaremos un poco después de esta tempestad?

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