Se declaró un conflicto mortal entre la población creciente de la India y su fauna silvestre, reducida a bosques y praderas cada vez más pequeños, y las cifras revelan que al menos una persona muere diariamente en un encuentro con un tigre o un elefante.
Las estadísticas difundidas esta semana por el Ministerio de Ambiente indican que 1.144 personas murieron entre abril de 2014 y mayo de este año.
"El conflicto es uno de los retos mayores para la conservación", dijo Belinda Wright, fundadora de la Sociedad Protectora de la Vida Silvestre, con sede en Nueva Delhi. "En la India es particularmente grave debido a la gran población humana".
La población de 1.300 millones sigue creciendo y al hacerlo invade los espacios silvestres tradicionales y los santuarios de animales, donde los seres humanos compiten con la vida silvestre por los alimentos y otros recursos.
Se suele considerar los asentamientos humanos como indicio de desarrollo económico. Pero para los que viven en las fronteras con la vida silvestre, el desarrollo puede tener un alto costo.
De las 1.052 vidas cobradas por elefantes en los últimos tres años, muchas de estas personas simplemente se encontraban en el camino de los paquidermos que salieron de la selva en busca de vegetación y para invadir los cultivos. Los expertos dicen que estos encuentros aumentan a medida que los elefantes encuentran sus pasos tradicionales cerrados por autopistas, vías ferroviarias y fábricas.
La disminución de los hábitat de buena calidad y el acceso de los animales a sus vías de traslado son absolutamente críticos para los esfuerzos de conservación de la India y el futuro de sus mamíferos emblemáticos", dijo Wright.
El veterinario N.V.K. Ashraf dijo que la elevada mortalidad probablemente se debe a que muchas personas dependen de los bosques para ganarse la vida.
"La gente que penetra en los bosques en busca de alimentos o productos corre el riesgo de cruzarse con un tigre o una manada de elefantes", dijo.
El encuentro de seres humanos con tigres ha aumentado gradualmente desde los años 70, cuando la India inició un programa nacional de protección de los tigres con santuarios dentro de los parques nacionales y leyes que penaban la muerte de un felino. Aunque los métodos de conteo han cambiado, los censos indican que su número ha crecido de 1.800 entonces a 2.226 en 2014.