Los que estaban ubicados frente a la horquilla se quedaron aferrados a la tela perimetral. Aquellos que no podían ver más allá de la recta principal pegaron el oído a la radio. Algunos hasta dejaron el asado para después. Otros, para ganar tiempo, llegaron al podio sin saber quién festejaría en lo más alto.
Como hacía tiempo no sucedía, el automovilismo nacional entregó ayer una fantástica definición sobre El Zonda sanjuanino. Los protagonistas del dramático desenlace fueron Matías Muñoz Marchesi y Leonel Pernía, quienes no están luchando por la corona de Súper TC 2000 pero se entregaron por el espectáculo bajo un agobiante calor.
El chaqueño, que suma seis temporadas en la categoría pero jamás había ganado, festejó por primera vez tras casi dos horas de espera.
Todo comenzó a gestarse en el famoso curvón previo a la recta principal. El defensor del moño dorado lideró desde el comienzo de la novena competencia final del año y controló cada embate del Tanito hasta la última vuelta. Pero el hombre del Renault Fluence salió mejor armado e igualó la línea del Chevrolet Cruze, por lo que la cuadriculada cayó encima de ambas trompas.
La planilla arrojó que era empate en los tiempos, algo pocas veces visto, con Muñoz Marchesi adelante y Pernía detrás. No existían diferencias entre uno y otro.
Entonces, apareció la incertidumbre. “En caso de empate en tiempos, los jueces designados definirán al ganador”, rezaba el artículo 17 del Reglamento Deportivo Automovilístico. Así, tanto el largador de la carrera como el cronometrador tuvieron que definir y se inclinaron por el bonaerense.
En Chevrolet no se quedaron de brazos cruzados y pusieron el grito en el cielo, remarcando que existió un toque del Tanito al ex Fórmula Renault cuando negociaban la última variante. Tras observar las imágenes televisivas y las cámaras a bordo, la Comisión Deportiva Automovilística decidió recargar a Pernía, por lo que Muñoz Marchesi regresó a la posición que ocupó desde el inicio. “En pista gana Pernía, pero en las cámaras vemos el toque del Renault a Muñoz Marchesi, por lo que ganó el Chevrolet”, manifestó Carlos Zanotti, uno de los comisarios deportivos.
El epílogo se vivió, en parte, gracias al auto de seguridad que achicó diferencias. Ingresó a causa del golpe contra el paredón que el poleman Franco Vivian padeció por la pinchadura de una cubierta antes de ir a la chicana con el Cruze.
Mucho antes, la prueba se quedó sin Matías Rossi, el ganador de la primera batería. El Granadero de Del Viso, que llegó con tres éxitos al hilo en la Quebrada Rugiente, debió abandonar después de romper el piso y la suspensión del Toyota Corolla. El campeón quiso superar a Muñoz Marchesi por el sector externo de la “viborita”, pero su auto se corrió hacia el sector externo y pasó por encima del piano, padeciendo un violento golpe.
Para destacar el trabajo de Néstor Girolami, quien cada vez se ilusiona más con el campeonato arriba del Peugeot 408. Bebu avanzó del 13° lugar de partida hasta el último escalón del podio, siendo un negocio redondo ya que llegará a Termas de Río Hondo con una ventaja de 23 puntos en relación a Norberto Fontana, quien fue décimo.
Matías Muñoz Marchesi, Ganador de la competencia
Llegó al éxito tras 74 presentaciones. Pero esa estadística pasó a un segundo plano ante la definición. “Me tocó de atrás, mi auto se desacomodó y Pernía aprovechó para emparejarme y sacarme hacia afuera”, dijo el chaqueño de Villa Ángela.
A su vez, Muñoz Marchesi aclaró que “luego del podio estaba tranquilo porque sabía que lo iban a sancionar”. Sobre la final, afirmó que “fue una gran carrera, al límite siempre. Conté con un gran auto desde la serie que pude ganar. Necesitaba un resultado así; agradezco al equipo que siempre me bancó”.
