Al Celeste nunca hay que darlo por muerto

Gutiérrez sacó pecho en rodeo ajeno e igualó de manera agónica con gol de Lucero ante un difícil Trinidad. La revancha, el sábado en Boedo.

Al Celeste nunca hay que darlo por muerto

Gutiérrez hizo lo que debía hacer en Barrio Atlético y se trajo un empate con olorcito a clasificación. Y con ese saborcito especial que es igualarlo en el epílogo.

El Cele no jugó un buen primer tiempo. Perdió la pelota aunque lograba contener con relativo éxito los embates de Trinidad, que desaprovechó ocho tiros de esquina en esa primera parte. Aracena comenzaba a hacerse importante: a los 20 minutos el portero le niega el gol a Uranga y a los 27 se volvió a lucir ante una media vuelta de Pereyra.

No era abrumador el dominio del local pero el Cele lo sufría porque no lograba hacerse de la pelota. A los 34 minutos, el equipo mendocino despilfarró la única chance de esta etapa inicial: Cobos desbordó por izquierda, metió un centro al segundo palo y allí apareció sólo y libre de marcas Lucero, quien se tiró al piso pero no alcanzó a empujarla al arco vacío.

En el complemento, rápidamente Trinidad se ponía arriba. A los 5 minutos Uranga se metió al área, sacó un disparo cruzado, Aracena contuvo pero en el rebote Cabaña aprovechó la siesta de la última línea visitante y mandó la pelota al arco vacío. Scivoletto casi inmediatamente comenzó a sumar gente en ataque.

El entrenador veía las facilidades que ofrecía el rival y se daba cuenta que la derrota no era el resultado que mejor le calzaba al encuentro. Adentro Irañeta y Valenti para que el Cele sea una tromba ofensiva. Y cuando el partido se moría, encontraba su recompensa en los pies de Lucero. Era 1 a 1. Y este score pintaba mejor lo sucedido en cancha.

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