Fue un verdadero golazo. Por concepción, gesto técnico y definición. Nicolás Cía hizo todo bien. Con el manual del delantero en la mano, recibió adentro del área el pase del Dengue Rivero y ante la marca de Videla, Sosa y Rodríguez enganchó para su pierna derecha y sacó el derechazo implacable que fue a morir bajo el techo de piolas, contra el palo izquierdo de Tula.
Fue un triunfazo de Huracán. En la personalidad, el sacrificio, la ambición y el juego colectivo, el Globo cimentó las bases de su justificada e inobjetable victoria. Le alcanzó con el golazo de Cía, pero bien pudo haber ampliado la diferencia en ese zurdazo cruzado (y apenas desviado) del bueno de Emanuel Díaz o en ese otro remate bajo de Franco Aguilera que controló Tula abajo. Ni hablar en ese otro intento de 60 metros de Aguilera que controló en la línea y retrocediendo el “1” del Guayma.
Fue una demostración de carácter del Globo. Porque salvo en esos primeros diez minutos de vorágine local, el equipo de Hugo González le encontró la vuelta al partido y se fue al descanso con la certeza de haber sido levemente superior al equipo de Fiti Estrada.
Para el complemento, el DT de los del Sur realizó un cambio clave. El ingreso de Mauricio Pérez por Hernández trocó el 4-3-3 en un 4-3-1-2. Fue un movimiento estratégico clave. Para colmo, en el Tricolor debió dejar la cancha Franco Fernández, lesionado. A espaldas de los volantes de Guaymallén, el zurdo Emanuel Díaz hizo lo que quiso, menos ese gol que mereció.
Lógico. Para tal cometido, el tanto que detuvo la marcha triunfal del Cacique, el Globo apeló a Cía.
