Los ajos, con un panorama inquietante

Es un problema común para todas las economías regionales. El dólar desfasado y la inflación interna hacen perder competitividad a los productos. El ajo no escapa a esa situación y hay preocupación porque se ha levantado la producción y aún no hay mercados

Los ajos, con un panorama inquietante

Al decir de los propios actores de la industria, a esta altura del año los exportadores de ajo de la provincia ya tenían colocada gran parte de la producción en los mercados externos. Sin embargo en la actualidad, con la producción ya levantada, la incertidumbre es la que ha ganado espacios.

No han cerrado operaciones y esperan la “reacción” de Brasil y de Europa, los principales compradores del ajo argentino, aunque también advierten que deben enfrentarse a una fuerte competencia de parte de China y, ahora, de España, que diversificó su producción -en gran parte a base de subsidios- hacia producciones que generan mayor cantidad de mano de obra.

Durante muchos años, Mendoza fue el principal exportador de ajos del mundo. Pero la apertura económica de China y su ingreso masivo sobre los principales mercados relegaron a nuestra provincia, aspecto al que debe sumarse el gravísimo problema que genera una pérdida de competitividad como consecuencia del mantenimiento de un dólar desfasado, frente a una fuerte inflación interna.

Así lo manifiestan los propios empresarios del sector quienes indican que, desde 2003 hasta el presente, los costos de producción han aumentado alrededor del 750 por ciento, mientras el dólar ha aumentado entre un 80 y un 85 por ciento. Para graficar el impacto de los costos en el negocio, indican que llevar un contenedor desde Buenos Aires hasta Taiwán cuesta alrededor de 3.500 dólares y mandarlo desde Mendoza hasta Buenos Aires 3.000 dólares, lo que marca una evidente distorsión en razón de que cuesta lo mismo llevar una carga a 1.100 kilómetros que hacerlo a 18 mil kilómetros.

Lo grave y serio del caso radica en que el ajo es un simple reflejo de lo que sucede con todas las economías regionales y que se mantienen ante la mirada indiferente de las autoridades nacionales, a las que -todo lleva a indicar- les preocupa sólo lo que sucede con la producción de la Pampa Húmeda, especialmente con la soja.

Respecto de los ajos, también las cifras son elocuentes sobre lo que ha sucedido en los últimos años. Mendoza llegó a contar con casi 15 mil hectáreas implantadas años atrás y este año apenas supera las 7.500 hectáreas, mientras España duplicó su producción, alcanzando este año 18 mil hectáreas.

En el esquema de exportaciones, en 2011 -última información aparecida en el informe de ProMendoza- China se ubica en el primer lugar con el 72,9 por ciento del total, seguido por Argentina, con el 8 por ciento y por España con un 7 por ciento. Estas cifras indudablemente se modificarán este año si nos atenemos a lo referido a las hectáreas implantadas.

Otro aspecto a señalar se centra en el hecho de que los ajos mendocinos tienen un solo mercado importante: Brasil, hacia el que va dirigida gran parte de la producción. En 2011 se derivaron hacia allí 42 millones de kilos. En segundo lugar se ubicó Francia con poco menos de cuatro millones y tercero España con 3,6 millones. Brasil está sufriendo ahora las consecuencias de una reducción importante en su crecimiento, lo que genera que el panorama no sea demasiado alentador.

Hay un hecho incontrastable: la errónea política económica implementada por el gobierno nacional ha sido nefasta para las economías regionales. Una situación que no se comprende porque mientras España diversificó su producción hacia cultivos que generan mayor cantidad de mano de obra, en la Argentina se trabaja al revés, con el consiguiente saldo social que esa situación está provocando.

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