Arranca la cosecha de ajo en Mendoza con no pocos problemas, en especial la afectación de la llamada "podredumbre blanca" y las heladas que provocan pérdidas en volumen.
También un área cultivada que creció, aunque con una brecha de hasta 90% entre el sector y el registro del IDR, a pesar de lo cual se espera una mayor recolección.
Según el relevamiento invernal del organismo, el ajo es la única especie de producción local que crece fuerte. En eso coinciden muchos ajeros, sólo que el dato oficial, de 10.551 hectáreas (14% o 1.200 más que 2016), está lejos de las 19 mil que señalan en el sector, atribuyéndolas a explotaciones informales de capitales brasileños que marcarán la cosecha.
El grueso sigue concentrándose en el Valle de Uco. Juan José De Marchi, un productor que provee al mercado interno y también Brasil, Europa y Estados Unidos, se muestra crítico con el panorama.
“La superficie es mayor a la que publica el IDR y puede llegar a 20 mil. Hubo mucha gente que no estaba en el negocio y ahora sí, y un gran porcentaje de producción en manos de productores extranjeros que trabajan en negro. Cuestiones que no se reflejan por falta de un censo riguroso del área implantada”, afirma De Marchi.
La forma de recabar información puede aportar novedades a partir de 2018. Es que, según Cecilia Fernández, jefa de Gestión de Información del IDR, si bien la variación del 14% este año surgió de una medición en base a recorridas, imágenes aéreas y georreferenciación para digitalizar parcelas con un margen de error de 10%, "la producción formará parte del Censo Nacional Agropecuario previsto para el año que viene". Por estos días se miden calibres del ajo blanco y morado seco y puesto en finca, clave para los precios.
Fernández admite que puede haber información sesgada “porque no todos los productores suministran información real, y declaran sólo intención de siembra. El sector estima sobre exportación y semilla disponible en el año”.
Junto a la competencia desleal, a los ajeros les preocupa la llamada “podredumbre blanca”, hongo que hace estragos y puede modificar cantidad y calidad y, por tanto, impactará en el mercado, toda vez que, de acuerdo a datos del INTA sólo en San Carlos ya se cobró unas 4 mil hectáreas productivas. Exige rotación de suelos, algo que, por su costo, pocos están dispuestos a hacer, además de usar semillas sanas.
"Los empacadores-exportadores aconsejan no vender ajo en verde y diferir operaciones al menos hasta enero. Para eso, la práctica de cosechar, secar y cortar, para agregar valor, aseguraría mejores precios"
Producción, precio y brecha
De 118.976 toneladas que dejó el ciclo 2016-17, el que inicia, sin contar el daño final de la plaga, promete 135.050 toneladas. Una variación de 16% para la primera hortaliza provincial, que este año exportó 87.504 toneladas (77% a Brasil) por U$S 207 millones.
En cuanto a superficie, el repunte del 14% de acuerdo al IDR, más allá de la discusión sobre las diferencias y la incidencia de la informalidad, es una buena noticia. Para los consultados, porque compensará las mermas en rendimiento (además de la podredumbre, un menor calibre de las cabezas por las heladas tardías).
Con todo, los $ 7,50 por kilo que terminaron pagándose en 2016 fue el gran atractivo para invertir. No obstante, el precio del ajo mendocino cayó a la mitad, con lo cual se anticipa un escenario de capitales "golondrina" de Brasil que estimularon 3.000 hectáreas nuevas.
“Hay productores que piensan en poner un galpón de empaque, pero se necesita más integración vertical para cubrir 8 meses de calendario comercial y neutralizar la producción en negro que en temporadas como ésta vuelve a crecer. No existe tensión de precios pero sí inquietud, al menos hasta diciembre, cuando se acaba la producción local a Brasil e ingresa la argentina”, analizó el gerente de Asocamen, Guillermo San Martín.
Los empacadores-exportadores aconsejan no vender ajo en verde y diferir operaciones al menos hasta enero. Para eso, la práctica de cosechar, secar y cortar, para agregar valor, aseguraría mejores precios. “Estamos seguros de que van a repuntar, sobre todo para el morado bajo techo”, acotó.
Todo influye en la estructura de costos. La energía para riego trepó a casi $ 35 mil, 5 veces más que el año pasado. La sobreoferta de China, España y Brasil nublan el horizonte comercial.
En el frente interno ya se observan diferencias en calibres y una brecha de precios entre productor y consumidor de más de 4 veces: de $ 3 a $ 14 por kilo.
Aunque para San Martín “éste será un año sin rentabilidad, para mantener clientes en un mercado inestable por la oferta”, a criterio de Fernández “se observa una cotización internacional interesante, y ante la producción estimada no debería haber cambios para el sector, que ha tenido ganancias en estos años”.
Fondos para investigación
Con ley propia, todos esperan el FIDA (Fondo de Investigación y Desarrollo del Ajo) que fija una alícuota de $ 0,25 por caja de 10 kilos vendida al exterior.
El compromiso es destinar ese recurso a combatir la plaga y promocionar el ajo mendocino en Brasil y así lograr un escenario más previsible hacia 2022. Por su parte, el IDR pretende captar parte de los fondos para trabajar en detalle sobre el análisis de los costos.
Brasil y podredumbre blanca, dos grandes dolores de cabeza
Concentra casi 8 de cada 10 kilos de ajo mendocino que salen al mundo. Por eso, el amor díscolo de Brasil es el desvelo del sector exportador, sobre todo en un ciclo en el que el fantasma de China amenaza disputárselo.
El gigante asiático creció 1% en volumen y 16% en rendimiento, con lo cual amenaza de nuevo al ajo de Mendoza. Cuando aún algunos no terminan de festejar el arancel antidumping que lo encarecía hasta U$S 3 por kilo, la mayor oferta bajó el precio de U$S 17 por caja a 10, la mitad de un envío de Argentina.
Aun con tasa antidumping y AEM (Arancel Externo Común) del Mercosur, China coloca mercadería en U$S 20. A los exportadores mendocinos no les cierran las cuentas: calculan que con un costo de producción de U$S 21 deberían llegar a 24 para no perder plata, aunque admiten que U$S 15 sería un precio "lógico".
En el universo de importadores brasileños hay de todo: la mayoría preanuncia que no pagará más de U$S 18 la caja, que es lo que ofrece España, otro con superproducción. al menos 4 firmas optaron por cerrar el círculo con inversión en fincas mendocinas para abastecerse sin facturar y abaratar materia prima con empaque en ramada.
Por ahora, Asocamen apunta a renovar en 2018 el arancel antidumping para todos los calibres de ajo chino y apuestan subir los reintegros de 4,05% a 8% al mendocino, para aliviar la situación.
Podredumbre, la otra jaqueca
El hongo que hace estragos en la producción, conocido como "podredumbre blanca", es otro desvelo. De acuerdo al INTA, entre San Carlos y Tupungato suma pérdidas sobre unas 6 mil hectáreas.
"Lo que preocupa no es tanto el ajo perdido o por perder sino la difusión de la enfermedad. Hay muchos más focos comparados con el año pasado y el tamaño de las manchas es mayor, por lo que a largo plazo habrá que buscar nuevos suelos. Es una plaga que avanza como topadora sobre los brotes", detalló Aldo López, especialista de la Estación Experimental INTA La Consulta.
En 1 ha puede haber 3 ó 4 focos, y cada uno puede destruir el 100% de la producción de la planta que, en pos cosecha, sigue pudriéndose y así infecta el suelo hasta por 20 años o más. Así es que, de acuerdo con la explicación, la semilla afectada diseminó aún más la enfermedad, que una primavera fresca favorece.
Sin embargo, arrecian las críticas por la desidia ante una enfermedad que no es nueva. En 1999 se detectó el primer foco en un lote en Tupungato.
Según López, “el consejo era que el productor cuidara su semilla, pero hoy se sabe que la rotación de suelos es clave. Sin embargo, hay una ley de producción de semillas por aplicar que fija nivel 0 de esclerosis u hongos por kilo. Se debe exigir el análisis sanitario, lo que no es obligatorio para un productor que cuenta con semilla propia sin registrar”, acotó el experto.
Para combatir el hongo, López recomienda el uso de plástico para cubrir el suelo afectado, ya que no resiste las altas temperaturas. Su costo: $ 20 mil/ha.