Luego de que el lunes el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, anunciara la extensión de las restricciones a todo el país para evitar el avance del coronavirus -hasta el inicio de esta semana sólo se limitaba al norte de la península-, la situación se ha tornado preocupante y hasta dramática en el día a día de quienes viven en Italia.
Mendocinos radicados en aquel país compartieron con Los Andes las postales y situaciones que viven a diario, y cómo cambió su rutina.
Calles desérticas, pueblos fantasmas, establecimientos cerrados -a excepción de farmacias y supermercados, donde brilla el desabastecimiento- y autoaislamiento son moneda corriente entre residentes y turistas que fueron sorprendidos por la pandemia.
Al declararse "zona roja" a toda Italia, las actividades están suspendidas casi en su totalidad hasta el 3 de abril, y la prohibición incluye ingresar o salir de la península.
Una locura
Valentina Di Paola (30) es modelo y actriz. Vive en la zona de La Toscana con su esposo, jugador de hockey en Forte dei Marmi (la ciudad donde viven) y ambos son oriundos de San Martín (Mendoza), aunque se han radicado en esta zona. Desde el fin de semana viven en primera persona cómo la situación traspasó las fronteras del norte italiano y convulsionó a todo el país, con un agregado especial: ella está embarazada, por lo que sus cuidados son mayores.
"Antes el foco estaba en las zonas de Lombardía y Véneto. Sin embargo, el fin de semana la gente empezó a abandonar esas regiones y se vinieron muchos a sus casas de fin de semana en La Toscana, la mayoría provenientes de Lombardía. El problema fue que el Gobierno anunció primero que blindarían la zona y eso llevó a que la gente abandonara el lugar este fin de semana, trayendo la enfermedad consigo", resumió la joven, quien destacó que no fue el mejor accionar el de las autoridades.
En menos de tres días, en La Toscana ya se confirmaron 15 casos de coronavirus, y hay 88 personas en cuarentena. "El decreto nacional ahora incluye a todo el país, por lo que no se puede entrar ni salir al menos hasta el 3 de abril. Con mi marido no estamos en cuarentena, pero por prevención nos aislamos", siguió Di Paola.
Ni escuelas, ni universidades, ni teatros, ni cines, ni centros comerciales. Ningún edificio -público o privado- de los que acostumbran a aglutinar a grandes cantidades de personas están abiertos ni operativos por ahora. Sólo las farmacias y los supermercados mantienen sus puertas abiertas, y es muy poca la mercadería que se puede conseguir.
"Las calles están desiertas. Hasta las 19 o 20 se ve alguno que otro auto por la calle, gente que va al hospital. Pero después, ni los gatos. Parece un pueblo fantasma. Todo está cerrado, el país está frenado. Esto va a traer una crisis fuerte en Italia", reflexionó.
Como parte del temor, hay desabastecimiento de los principales elementos de higiene, también en Forte dei Marmi. "Se ha agotado el alcohol en gel, los barbijos. En Facebook aparecen avisos de venta de barbijos simples a 35 euros, ¡una locura! Se ha creado una paranoia muy fuerte", agrega la ex Miss Italia Argentina.
Esa misma paranoia ha llevado a los habitantes a modificar por la fuerza la forma de interactuar entre sí. "Acá no se estila a saludar a la gente con besos, como en Argentina. Como mucho, se dan abrazos. Pero desde el fin de semana se está hasta evitando dar la mano. Yo estoy encerrada en mi casa desde el lunes, como si estuviera en cuarentena y cuidándome por el embarazo. Pero también, por salud, es recomendable que salga a caminar. Entonces hoy (por ayer) aprovechamos un horario y un lugar cerca del río -y donde no había nadie- para salir a caminar con mi esposo", concluyó.
Aislados
Florencia Vendrell (28) es mendocina y está viviendo en Carrara, también en la zona de La Toscana. Aunque su plan inicial era viajar a Mendoza la semana próxima junto a su padre, el panorama en Italia alteró todos sus planes.
"Íbamos a viajar porque se casa mi primo el 28 de marzo, pero desde ayer todo el país está en alerta roja. Y no podemos salir, solamente podemos ir al trabajo y al supermercado para comprar bienes primarios", destacó la joven, preocupada.
Para salir de su vivienda, tienen la obligación de rellenar el módulo de autodeclaración, indicando la dirección de residencia. "No podemos ir por la calle libremente, tenemos que estar en casa. Piletas, gimnasios, museos, cines, está todo cerrado. Y los bares están abiertos sólo hasta las 18. Además, se tiene que respetar un metro de distancia con cualquier persona", resumió la joven.
Más que una frontera
Victoria Ingrassia es mendocina y vive en San Marino, mientras que su novio está en Rimini (al Norte de Italia, y prácticamente pegado a San Marino). Desde el sábado no han podido verse mutuamente, ya que están aislados.
"La situación está muy complicada. En Rímini, en la Lombardía y en la provincia de Pésaro están en zona roja, mientras que San Marino se tiene que adecuar a las mismas reglas y disposiciones", destacó la mendocina. Agregó, además, que el lugar donde trabaja -al igual las escuelas y todos los comercios e instituciones que no estén vinculados a servicios de primera necesidad- permanecen cerrados hasta el 3 de abril.
“Los supermercados y algunos pocos negocios pueden estar abierto sólo hasta las 18, pero en la calle no hay nadie. Hay algunos pocos que siguen trabajando, porque lo hacen para el Estado ; y un poco de movimiento se ve. Pero está todo como desierto, se ha prohibido todo lo que tenga que ver con entrenamientos y ni siquiera podemos andar en bicicleta”, ejemplificó.
Victoria destacó además que en Rímini hay "un montón de casos y muchos infectados". Según explicó, los hospitales están colapsados porque faltan respiradores y prácticamente no se puede ir al hospital por ningún motivo. "Mi hijo tenía un turno, pero no pudimos acercarnos. Hay que estar dentro de la casa, no se pueden hacer reuniones. Y si no respetás las reglas, corrés el riesgo de se condenado a tres meses de cárcel o a 260 euros de multa", agregó. Además, sostuvo que el domingo hizo calor -para lo que es el invierno en la zona-, y hubo mucha gente al aire libre, pese a las disposiciones.
Al igual que Valentina Di Paola, Victoria agregó que mucha gente de la Lombardía optó por huir de esa región -donde se inició la zona roja-; lo que implica un alto riesgo. "Esa gente podía contagiar en otras provincias. La gente tiene mucho miedo", agregó.