Aires de Vendimia

Aires de Vendimia

¿Quién no sabe que marzo es, para Mendoza, tiempo de Vendimia?

¿Quién no se emociona al escuchar, ya por un coro, ya por un solista, los hermosos versos que rezan: ““Virgen de la Carrodilla,/ Patrona de los viñedos,/ Esperanza de los hijos/ Que han nacido junto al cerro,/ Los que han hundido el arado/ Y han cultivado su suelo, /Te piden que los ampares, / Patrona de los viñedos”.

Y se suceden los términos uno tras otro: “vendimia”, “viñas”, “viñedos”, “vino”, “enoteca”, “uva”, “vid”. En la base de todos ellos, hay un elemento en común: el VINO.

Una vez más, la historia de las palabras sirve para hacernos reflexionar que ellas designan realidades que nos aventajan en edad; en efecto, la palabra “vino” se vincula con la latina “vinum” y con la griega “oínos”, para designar ambas el “jugo de uva fermentado”.

En su familia, tenemos entonces la “vinoteca” y la “enoteca”, como el lugar destinado a guardar los vinos. Curiosamente, estos términos no figuran en los diccionarios académicos y, sin embargo, el uso nos permite inferir cuál es su significado, por analogía con “biblioteca” (lugar donde se guardan los libros o colección de ellos); “discoteca” (lugar donde se guardan los discos o colección de ellos); “hemeroteca” (lugar donde se guardan los diarios y otras publicaciones periódicas), “oploteca” (lugar donde se guardan las armas o colección de ellas). El elemento compositivo “-teca”, común a todos ellos, también proviene del griego ????, que tiene el valor de “lugar en que se guarda algo”.

De “vino”, se derivan “vinicultura” y “vinicultor”, pues el primero designa la dedicación al vino y el segundo, al agente consagrado o dedicado  al quehacer del vino. Lo mismo, “vinícola” designa tanto la actividad con el vino como a la persona que tiene hacienda de viñas. En la segunda parte de todos estos términos, nos encontramos con restos del verbo latino “colere”, que significaba “cultivar”, no solamente en sentido físico sino también espiritual.

De la voz griega “oínos”, en cambio, se deriva un cuerpo menor de vocablos, de entre los cuales se destaca “enología”, que es el estudio o conjunto de conocimientos relacionados con la elaboración de los vinos. También, “enólogo”, que es el título habilitante para quien ha realizado estudios de aquella disciplina.

¿Y qué podemos decir de “Vendimia”? ¿Es una palabra nuestra o tiene también vieja raigambre? El vocablo existía ya en latín, como “vindemia” (recolección de la uva) y estaba integrado por dos términos, el ya mencionado “vinum” y el verbo “demere”, que significaba “quitar”, “cortar”. También existía el verbo “vindemiare”, que significaba “recoger la uva”. Otro tanto ocurrió con “viña”, vinculado al término latino “vinea”, que era el terreno plantado de vides cultivadas.

En cuanto a “vid”, no solamente existía en latín como ”vitis” sino mucho antes, en el indoeuropeo, donde “wei-ti” señalaba una de las características de la planta, ya que significaba “doblado”, “torcido”.

Como vemos, al usar estos términos tan conocidos por los mendocinos no hemos hecho nada más que traer al presente viejas realidades. Parafraseando una frase latina: “Nihil novum sub sole”: “Nada nuevo bajo el sol”.

Yendo ahora a la escritura de los términos vendimiales, surge una serie de dudas acerca de cómo escribir algunas expresiones que, sacadas de ese contexto vendimial, irían siempre con minúscula inicial, pero que, en su uso específico, hacen dudar al redactor y al usuario en general.

En primer lugar, diremos que la denominación de este acontecimiento debe escribirse con mayúscula inicial para cada uno de los componentes de su nombre: Fiesta Nacional de la Vendimia. Así lo leemos en el “Uso de mayúsculas”, consignado en el “Diccionario panhispánico de dudas”, ítem 4.19: “Van con mayúscula los nombres de festividades religiosas o civiles:

Epifanía, Pentecostés, Navidad, Corpus, Día de la Constitución, Año Nuevo, Feria de Abril”. En este caso, por tratarse de una festividad civil, aplicamos la mayúscula para cada una de las palabras que integran el nombre del hecho cultural. Así, entonces, escribiremos “Se prevén cambios en la diagramación de esta Fiesta Nacional de la Vendimia”.

Si acortáramos el nombre de la festividad y lo redujéramos solamente a su sustantivo esencial, conservaríamos la mayúscula inicial pues estaríamos aplicando el mismo criterio: “¡Ojalá tengamos buen tiempo para nuestra Vendimia!”.

El acto en que las autoridades civiles y religiosas dan por iniciada la edición de nuestra fiesta máxima también llevará mayúscula inicial en cada una de las palabras plenas que integran su nombre: ‘Bendición de los Frutos’. Allí estamos aplicando el artículo 4.23 de la mencionada fuente: “Van con mayúscula las palabras que forman parte de la denominación oficial de premios, distinciones, certámenes y grandes acontecimientos culturales o deportivos: “Feria del Libro”, “Juegos Olímpicos”.

Fuera de ese contexto, tanto el vocablo ‘bendición’ como el término ‘frutos’ no se escribirán con mayúscula: “Antes, los hijos pedían la bendición al miembro más anciano de la familia”. “Por sus frutos los conoceréis”.

Luego, la mujer considerada más bella en cada departamento es consagrada como ‘reina’. ¿Qué hacer con este sustantivo? Si consultamos nuestra habitual fuente de resolución de dudas, encontramos que la palabra ‘reina’ irá con minúscula: “Los títulos, cargos y nombres de dignidad como ‘rey, papa, duque, presidente, ministro’, etc., se escriben con minúscula cuando aparecen acompañados del nombre propio de la persona que los posee, o del lugar o ámbito al que corresponden: el rey Felipe IV, el papa Juan Pablo II, el presidente de Nicaragua, el ministro de Trabajo”. Entonces, escribiremos, por ejemplo, “La reina de Tunuyán despertó elogiosos comentarios”.

Sin embargo, cuando el acto llega a su fin, con la elección de una reina que represente por un año a todos los mendocinos, hablaremos de la “Reina Nacional de la Vendimia”, con mayúscula en cada sustantivo y adjetivo, pues es considerada la denominación como una institución dentro de la festividad.

Por último, al mencionar el cántico que acompaña la ceremonia conocida como Bendición de los Frutos, apareció mencionada la Virgen. ¿Cuál es la norma vigente? La norma es que se escriben con mayúscula las advocaciones de la Virgen: “Virgen de Guadalupe”, “Virgen del Rosario”. En el caso puntual que nos ocupa, será “Virgen de la Carrodilla”.

También está estipulado que irán con mayúscula los nombres comunes que se refieren a Dios, a Jesucristo o a la Virgen; entonces, escribiremos “La Patrona de los viñedos presidió la celebración”, pues ‘patrona’ es el sustantivo común que nombra a la Virgen.

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