Hace apenas algunos años conseguir a un instalador de aire acondicionado en pleno verano era una misión dificultosa. Las llamadas se repetían y la espera se hacía larga, mientras se soportaban las intensas jornadas de calor. Sin embargo actualmente los trabajadores del rubro aseguran que atienden a la brevedad, ya que la demanda les ha bajado considerablemente. Esto se debe principalmente, según dicen ellos, a que este electrodoméstico se ha vuelto inaccesible para muchos por la actual crisis económica. Además, también se lo atribuyen al crecimiento de personas que realizan instalaciones sin ser expertos. Por contrapartida, remarcan que han crecido los pedidos para mantenimiento y arreglos que permiten estirar la vida útil del producto y evitar comprar uno nuevo.
El precio promedio que se cobra por la instalación va de $4.000 a $8.000, dependiendo del tamaño del equipo y de los materiales que se utilice. Mientras que los equipos nuevos hoy tienen un costo que arranca en los $19.000, lo que acumula un aumento interanual que ronda el 50%.
Menos demanda
El instalador Leonardo Morellato indicó que la colocación de aires nuevos ha sido menor en comparación con el año pasado, pero que es aún más marcado si toma como referencia al año 2015.
"No hay dinero en efectivo en la calle, por lo que es más difícil para la gente acceder a un equipo nuevo para instalar", comentó. Por otro lado, ha observado una mayor demanda en otro tipo de servicios. "La gente trata de reparar los equipos viejos, usados y recargar gas para no tener que adquirir otro", manifestó.
A su vez detalló que en su caso cobra $750 la visita técnica y de ahí en adelante puede salir más, dependiendo de los materiales que se necesiten para hacer el arreglo. "El más básico es limpieza y cambio de filtros electrónicos en los equipos de afuera, lo que puede costar entre $2.000 y $2.500", informó.
Otra reparación que le suelen pedir es la recarga del gas, lo que cuesta desde $2.000, aunque aclaró que los equipos no consumen este gas, sino que la pérdida se da por instalaciones imperfectas. "Si está mal colocado se puede liberar el gas a la atmósfera. Si el trabajo está bien hecho eso no debería pasar", remarcó y cargó contra quienes se dedican a este trabajo sin ser expertos.
"Hay una demanda de técnicos especializados en refrigeración que no está satisfecha, ni en el país ni en la provincia, por lo que ingresan a la profesión electricistas, carpinteros, entre otros y después tenemos que arreglarlo nosotros", lamentó.
Para Fabián Celan, de Cuyo Refrigeración, la baja en la demanda de instalación se viene acarreando desde hace tres años. "Como se ha elevado tanto el precio de las máquinas ha empezado a mermar la instalación", aseguró el experto.
Igual que el anterior consultado coincidió en que ha subido el pedido de arreglos varios. "En este momento la gente te insiste con la reparación porque el valor de comprar uno nuevo es desproporcionado", expuso. Asimismo comentó que la reparación base, que es carga de gas y mantenimiento, sale $3.000 en promedio. "Ahora si se rompe y hay que trasladarlo a taller, si no es muy caro el repuesto, puede salir entre $4.000 y $5.000", precisó Celan.
¿Comprar o reparar?
Con otro panorama se encuentran los clientes a los que se les rompe el motor del aire. "Ahí sí que estamos en el límite para decir si puede ser más conveniente arreglar o comprar. Porque reparar esto puede salir $15.000 y un aire nuevo instalado sale quizá $30.000", indicó.
Alfredo Bolanos, otro instalador, recordó que solía instalar unos 200 equipos en temporada alta y ahora calcula entre 40 y 50. "No hay gran demanda de instalación de aires principalmente por el precio y la falta de dinero", comentó.
A su vez señaló que anteriormente ha realizado trabajos en hogares de que podría denominar "de clase baja" y que ahora sólo tiene pedidos de personas de clase media o alta. También señaló que es más común con respecto a lo que se observaba antes que la gente elija comprar un aire portátil y lo lleve por las habitaciones distintas habitaciones de la casa, en vez de dejar fijo uno en cada habitación.
En su caso no ha notado un crecimiento en el pedido de arreglos, pero esto en su caso también lo atribuye a la crisis económica. "Mucha gente tiene equipos que funcionan pero no los pueden usar por lo que les vendrá en el pago de la factura eléctrica, así que otros tampoco lo podrán reparar", observó.