A los 3’ Messi demostró que estaba de vuelta. Otra vez titular después de los minutos que sirvieron para ponerse en marcha en el festival del sábado en el Bernabéu. Ahora sí. Arrancó Messi. La agarró en el medio, cerca de la medialuna y sacó un zurdazo envenenado que obligó a una gran atajada del arquero.
A los 6’, otra vez Messi. La mandó a guardar tras una jugada espectacular que fue anulada por posición adelantada de Neymar, que le daba el pase al gol a Leo. A los 8’, se filtró por el corazón del área y definió cruzado, apenas ancho...
La Roma era otra vez un invitado a la fiesta del Barça. Defendió con nueve hombres, pero siempre en línea sin una idea clara de dónde salir a presionar. Y el local contó con una decena de situaciones en el primer tiempo. Suárez, de una actualidad inmejorable, abrió la cuenta definiendo al arco libre tras una combinación exacta entre Neymar y Busquets. Y enseguida apareció Messi, con un toque exquisito, por encima de Szczesny.
Golazo. No había partido. Todo ocurría en 50 metros. Se hacía eje Busquetes, se proyectaba Dani Alves, pivoteaba Neymar, Suárez rompía líneas, Messi flotaba en ataque. Todo en velocidad y con una precisión envidiable. Al promediar la primera mitad el Barsa bajó un cambio. Controló el balón, jugó para los costados, hasta que Suárez capturó la pelota en el área y sacó un remate soberbio para irse al vestuario 3-0.
En el complemento, Iturbe entró en la visita y de sus pies se gestó la primera jugada peligrosa de la Roma, un remate de Florenzi que tapó bien Ter Stegen. ¿Así que vas a atacar? Barcelona respondió con el cuarto. Otro toqueteo genial para filtrar la defensa, toque al medio de Messi y la empujó Piqué. Un baile descomunal del Barsa. Una diferencia más marcada que la que había ejercido contra el Real Madrid. Nunca hubo equivalencias.
Nunca encontró la Roma una receta para evitar la catástrofe. Messi metió el quinto en otra jugada de play station. Desde ese momento lo único que querían los jugadores del Barsa era que Neymar hiciera el suyo. El brasileño la rompió pero no pudo, ni siquiera de penal. La pateó casi sin carrera, canchereando, y lo pagó caro, con un remate suave que sacó el arquero. El rebote lo capturó Adriano y lo transformó en el sexto.
Pero si de problemas en la puntada final se trata, lo de la Roma fue el colmo con el penal que Ter Stegen le sacó a Dzeco, aunque el delantero terminó metiendo -de cabeza y en el último instante- el gol del honor para los visitantes.
Otro festival. Otro baile impresionante. Otra lección de fútbol. Como el sábado frente al Real Madrid. Sin relajarse un segundo, con la mecánica aceitada. Y eso que no jugó Iniesta. El Barça brilló y se ganó el pasaje a octavos con otra actuación memorable.
Ya no es sorpresa. Zenit de San Petersburgo, el único equipo con puntaje ideal, mantuvo su foja perfecta al doblegar 2-0 al Valencia, que quedó en la cuerda floja en el Grupo H. En el cierre de la fase de grupos el representativo valenciano recibirá a Lyon y Gante al Zenit, el 9 de diciembre.
Otro clasificado. Al igual que Barcelona, Bayern Munich arrasó a su rival, el Olympiakos, que llegaba a Alemania con posibilidades de meterse en octavos. Ese resultado, que clasifica al Bayern como primero, benefició también al Arsenal, que se mantiene con vida gracias a su triunfo ante el Dinamo Zagreb.
Los Gunners cuentan con 6 puntos, por 9 de los griegos, que ganaron 3-2 en Londres en la ida, por lo que la única chance de clasificación para el Arsenal pasa por ganar en Atenas por dos goles.
Más complicado se puso el grupo G, tras los resultados de ayer, sobre todo, con la derrota de Porto en casa ante el Dynamo de Kiev. Al mismo tiempo, en Israel, Chelsea no tuvo problemas para golear a Maccabi por 4-0.
