"¿Qué hacemos con Menem?". La pregunta, que ya se hacía desde un sector del kirchnerismo puro que cuestionaba la alianza con el ex presidente, tomó más fuerza aún luego de conocido el fallo de la Sala I de la Cámara de Casación, que condenó al riojano por el contrabando de armas a Ecuador y Croacia.
Es que, por los fueros que posee como senador, Menem no puede ser arrestado hasta tanto no haya una sentencia firme en la causa y el tribunal eleve un pedido para removerlo de su cargo. Y, en ese momento, en el recinto, los K deberán decidir si le dan la espalda a quien en los últimos años fue un aliado fundamental a la hora de aprobar polémicos proyectos.
"Creo que en este caso la situación va a ser insostenible. No imagino cómo se podría justificar un voto negativo a un pedido de desafuero con una sentencia firme de la Corte", dijo una fuente del bloque oficialista.
La Ley de Fueros (N°25.320) establece que, para que un senador sea removido, el proceso judicial debe haber concluido en todas sus instancias (la defensa de Menem ya adelantó que apelará el fallo de ayer) y que es necesaria la conformidad de los dos tercios de Cámara alta. Es decir, que el grueso del oficialismo y de la oposición deberían coincidir para poder desafectar a Menem de su banca. "El costo de respaldarlo sería alto, pero todavía falta mucho...", deslizó otra fuente kirchnerista.
Desde principios de 2010 Menem comenzó a distanciarse de la oposición para convertirse en un factor clave para el oficialismo en el Senado. Y su desembarco virtual como aliado K terminó de concretarse en abril de ese mismo año, cuando cambió imprevistamente su postura y se abstuvo en la votación que dirimió el pliego de Marcó del Pont en el Banco Central, que había rechazado en comisión.
El kirchnerismo, que finalmente consiguió aprobar la designación con un ajustado triunfo por 35 a 34, se lo agradeció: "El ex presidente Menem tiene una mirada de Estado, sabe lo que significa la responsabilidad de haber sido gobernante", lo destacó Miguel Pichetto, jefe del bloque K.
A partir de ahí, la buena sintonía continuó, incluso por fuera de la actividad legislativa. En 2011, el ex presidente logró renovar su mandato por seis años más como senador, luego de un acuerdo con el gobernador de La Rioja, Luis Beder Herrera -alineado con la Casa Rosada-, quien a principios de este año inauguró un busto en su homenaje. Menem, en tanto, también avaló mediáticamente la gestión de Cristina ("Se encargó de conducir el país con éxito", la elogió) y hasta confió que la votó en 2011.
En 2012, por su amplia mayoría en la Cámara, el kirchnerismo casi no precisó del auxilio de Menem para aprobar leyes. Y el ex presidente faltó al 80 por ciento de las sesiones.