Torneo y técnico nuevo, vida nueva. En Rodeo de la Cruz se dan manija porque el renovado Guaymallén tuvo un estreno positivo. Debutó con el pie derecho, pegó primero y picó en punta. Frente a un Palmira complicado, que cuenta con una base de futbolistas de sus inferiores y la impronta de un técnico conceptualista como Juan Carlos Bermegui, el Tricolor logró tres puntos importantísimos.
El solitario tanto de Gabriel Aguilera, en un momento clave del partido, le permitió al equipo de Fiti Estrada sacar una mínima ventaja que terminó siendo definitiva.
La clave del Cacique pasó por su tranquilidad, paciencia y decisión para querer ganar el partido. Aún en los momentos donde Palmira apretó y estuvo a punto de ponerse arriba en el marcado. Como en esa situación clara del primer tiempo en la que Eber Navarro estrelló su remate en la base del palo tras una buena jugada de Gonzalo Carmona por izquierda.
Todo tiene que ver con la filosofía de juego de su entrenador. Porque no sólo el 3-4-2-1 que Fiti Estrada pone en cancha es un mimo para la categoría, también lo es la característica de futbolistas que elige para llevar a cabo la propuestas.
Salida desde el fondo, vértigo por los costados con Gaby Aguilera y César Cáceres, juego interior (con Franco Fernández como abanderado del primer pase, más el movedizo Jorge Arabalé suelto y muy complicado para tomar).
La idea de Palmira también es seductora. El plan de Bermegui se cumplió durante gran parte del juego: intensidad, presión alta, orden, sorpresa. Al Jarillero le faltó precisión en velocidad, pase gol, un conductor que asumiera el rol de tal unos metros más arriba del incansable Nicolás Sanfilippo.
Sin ser superior ni mucho menos, Guaymallén acertó en la única conexión (Fernández-Aguilera) que tuvo en el segundo tiempo y el resultado es el premio al equipo que aprovechó su momento.